El aceite de oliva a precio de oro: por qué es más caro en España que en Australia

Una producción corta, con unos precios en origen muy elevados, las consecuencias de la sequía, la escalada de los insumos y la merma cada vez más evidente de la exportación… Así es la ciclogénesis explosiva que sacude al aceite y, sobre todo, al bolsillo del consumidor

Es oro líquido más que nunca. Si hay un producto que simboliza la escalada de precios en la cesta de la compra es el aceite de oliva, del que España es el primer productor y exportador mundial aunque la actual coyuntura este removiendo este trono. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio del aceite de oliva cerró el año pasado con una subida del 35,2% que apenas superan productos como el azúcar (+50,6%). A todo lo anterior, desde la Asociación Nacional de Envasadores y Refinadores de Aceite (Anierac) y la Asociación Española de la Industria y Comercio Exportador de Aceites de Oliva (Asoliva), contraponen un dato: los precios en origen han subido un 60%, según las estadísticas de la Unión Europea. Es decir, se ha pasado de pagar al agricultor 3,357 euros por kilo a 5,328 euros entre la primera semana de enero de 2022 y el mismo periodo de este año. Pero también se añade una realidad paradójica: el precio en mercados exteriores como Estados Unidos o Australia es menor que en la misma España, ¿por qué?

La ciclogénesis explosiva del aceite

Desde Asoliva, su director general Rafael Pico, resume el complejo contexto actual de la siguiente forma: «Una producción corta, con unos precios desbocados en origen, que hay que repercutir en los mercados internacionales. Por lo tanto, la exportación se resiente. Esto va a continuar».

A todo lo anterior, el director Anierac Primitivo Fernández, añadía dos problemas más: las consecuencias de una sequía, que se arrastra desde mediados del año pasado, y la escalada de los costes de producción. Sobre la primera resalta que esta se arrastra desde la campaña 2021/2022 (las campañas del olivar finalizan el 30 de septiembre y transcurren entre octubre a octubre) y que este calor, que ha mermado la producción alrededor de un 50%, «afectaron a la floración y al cuaje del fruto». Una «mala suerte» que los golpes de calor se produjeran en momentos críticos.

¿Consecuencias? España produjo, a término de la campaña 2021/2022, 780.000 toneladas frente a las 1,4 millones de 2020/2021. Es decir, un 47,8% menos. Si miramos las estadísticas comunitarias , la reducción de la producción europea alcanza el 33,8% en 2022 respecto al año anterior aunque va por países y en competidores directos como Grecia y Turquía están mejor.

Para el representante de los envasadores y refinadores nacionales la solución vendrá, en gran parte, del cielo. Es decir, que llueva «de forma abundante» en este final de invierno y primavera.

En opinión de la industria, y en esto coincide con la distribución, tampoco ayuda que desde el primer día de este año esté vigente el nuevo impuesto del plástico. Fernández habla de «medidas contradictorias» y reconoce que «no acabamos de entender, que ahora se ponga este nuevo impuesto. Desde luego este no es el momento». También recuerdan que los fuerte sobrecostes de producción que padecen en energía, transporte (combustible), vidrio, plásticos… Además, aseguran, con la nueva Ley de la Cadena Alimentaria que se reformó a finales de 2021, es imposible la venta a pérdidas y creen que «la clave está más en el equilibrio entre oferta y demanda».

¿Por qué es más barato en Australia y Estados Unidos?

Esta realidad paradójica tiene un origen: El director general de Asoliva, Rafael Pico, apunta que muchos operadores españoles «han exportado anticipadamente para cubrir la escalada de los precios en origen que están teniendo repercusión en los finales. Adelantan para cubrir la demanda y, por eso, hay operaciones que se han realizado a precios más baratos de la cotización habitual». Es decir, hay más aceite en estos mercado que en circunstancias normales.

Pico también advierte sobre dos realidades más: Estados Unidos, Australia, China, Japón, Brasil, Italia… son mercados mercados a los que exportamos una mayor proporción de aceite a granel que de aquel que tenga un sello o enseña propios. «Si exportas a granel vas a sufrir bastante, porque no hay imagen de producto, ni percepción del consumidor…», comenta Pico quien constata que si el aceite de oliva turco es más barata les comprarán y luego será difícil recuperar la cuota de mercado perdida. Túnez, Grecia, Marruecos … pueden salir beneficiados.