Benzema ha vuelto

Soccer Football - Spanish Super Cup - Semi Final - Valencia v Real Madrid - King Fahd Stadium, Riyadh, Saudi Arabia - January 11, 2023 Valencia's Andre Almeida in action with Real Madrid's Karim Benzema REUTERS/Ahmed Yosri

El Madrid se impone en los penaltis a un buen Valencia; destacaron los porteros y el francés

Lo mejor que saca el Madrid del partido es la recuperación de Benzema, que volvió a vestir un frac de distinción. El Valencia sale más entero, mejorado. Hubo momentos en los que Gattuso movilizó con sus gestos más energía de la que fluía por el campo. Los espectadores imparciales pueden pensar si son necesarios 122 minutos más penaltis para una semifinal de Supercopa.

El Madrid empezaba con Kroos de cinco, Camavinga desplazado y falsos laterales o laterales forzados. El Valencia aspiró a una buena presión inicial, pero en el Madrid no hubo el cortocircuito de Villarreal. Kroos giraba alegre como una veleta algo herrumbrosa al viento ligeramente racheado y el juego era alegre, espacioso, como suele serlo en Arabia, como si algo en el ambiente hiciera imposible la reducción al absurdo táctico que suele verse en España.

El protagonista de los primeros minutos fue Benzema, que bajaba a iniciar las jugadas con sus compañeros abriéndoles espacios y oportunidades; tuvo una él tras una acción en la que combinó, en rapidísima virguería abusiva, una bicicleta y un túnel sobre un mismo rival. Confirmaba una mejoría ya apuntada en el último partido de Liga. También Valverde, que recuperó la zancada y el disparo a lo Jurado, frío y seco.

El Valencia respondió con un contragolpe: Gayá para Cavani, con parada de Courtois y a ese aviso siguió un tramo de mejor juego, en el que se recompuso tapando el agujero por el que se colaba Benzema. Gattuso miraba el partido como un padre en la orilla cuando los niños se van donde cubre.

En esos minutos de cierta depresión del juego madridista, el aficionado podía reflexionar en el extraño momento de la temporada. Se percibe cierta dispersión: ha de afrontar las dos Supercopas, la Copa y la Liga, y lo hace con una plantilla algo corta, pues Mariano, Hazard y alguno más no suman. Añadamos el cansancio mundialista de Modric, y la rutina innegable, porque el Madrid lleva meses sin añadir nada nuevo al menú. El cambio de Casemiro por Tchouaméni y la novedad neta de Rudiger, con su aire de ser vecino de Seinfeld. En estos meses no ha habido novedades ni retoques tácticos. El Madrid está en el 4-3-3 con o sin Valverde y pare de contar. ¿No debe un equipo evolucionar, darse una pequeña vuelta de tuerca cada ciertos meses? Suele producirse en estos meses de la temporada, cuando los problemas obligan a mutaciones en el equipo.

El momento se nota en el juego. Sobre todo, en la presión. El Madrid apenas lo hace, le falta el propósito. ¿Cómo tenerlo si son quince y aun han de pelear todas las competiciones hasta el Liverpool? Ahí se vio lo que puede ser el mejor modo de pasar estas semanas: el repliegue. El Valencia subió la defensa, y el viejo Madrid ancelottista, más viejo aún con la cazadora de jubilado que estrenaba don Carletto, se echó hacia atrás y aprovechó la situación y los espacios: primero, una carrera autogestionada de Vinicius, luego la jugada de gol, un largo pase de Militao, el mejor ahora mismo, para el desmarque de Benzema, sobre el que cometieron un penalti que él mismo marcó. La jugada tuvo un solo toque y el juego de cuerpo del delantero.

El gol alegró al público, de mayoría madridista (un madridismo fervoroso, respetuoso, menos dado a la irritabilidad y aun más a la divinización de Florentino).

Al volver del descanso, en menos de medio minuto, el Valencia empató con un gran pase de Lato que remató Lino. Como elementos coadyuvantes: la poca contundencia defensiva de Lucas, que defensa no es aunque llevemos años aceptando ‘Lucas como lateral de compañía’, y la galbana colectiva, que ya se repite más de la cuenta.

En el cerebro roto de fútbol sonaba la melodía de Alaska: «¿A quién le importa la Supercopa?». El Valencia jugaba con más energía y consistencia, pero el Madrid tenía inspirado a Benzema.

Llegaron los cambios, las lesiones y molestias. Enero y febrero pueden ser un invierno ruso para el Madrid. Lo mejor que podían hacer los de Ancelotti era replegarse. Volver a ser lo que fueron. Lo que les llevó a la gloria tras rozar la agonía: repliegue y a volar en el descuento, lo conocido, con paradones postreros de Mamardashvili a Vinicius y Valverde, y otra vez a Vinicius y a Kroos en la prórroga… También Courtois paró una al final a Fran Perez. Los porteros eran ya los mejores y resolvieron su duelo en los penaltis. Ganó Courtois, pasó el Madrid a la final.