Por primera vez el departamento de Miquel Iceta ha anunciado el fallo de uno de sus galardones el mismo día que Oviedo acoge la ceremonia de entrega
El Ministerio de Cultura ha contraprogramado por primera vez con uno de los premios Nacionales, el de Ensayo, la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias, que se celebrará el próximo viernes en el Teatro Campoamor de la capital asturiana. Con una gran falta de sensibilidad, y conociendo desde antes del verano la fecha elegida para la gala en Oviedo, el Ministerio ha decidido situar el citado galardón en la misma fecha.
El año pasado el Nacional de Ensayo fue dado a conocer con una semana de antelación y desde luego no se había producido esta coincidencia anteriormente. Fuentes consultadas por ABC califican de absurda este solapamiento que habría sido fácilmente evitable con solo cruzar las agendas, puesto que el mismo ministro Miquel Iceta tiene previsto acudir a la gala del viernes próximo en Oviedo.
Respuesta de Cultura
ABC pudo contactar ayer con un portavoz del Ministerio de Cultura para preguntarle por este hecho. Esto es lo que afirmó: «La planificación de los premios Nacionales se cierra con muchos meses de antelación, antes incluso de que se hagan públicas las fechas de eventos o premios que no tienen fecha fija de celebración como al que se refiere», una respuesta que evita incluso nombrar el premios Princesa de Asturias.
En sus diversas modalidades, los premios Nacionales se conceden a lo largo de semanas entre septiembre y diciembre. Siempre se cierran con el fallo del premio Cervantes, que es el galardón más importante de las Letras concedido en España.
La trascendencia de los Princesa de Asturias estriba en la relevancia de todos sus galardonados, en sus ocho categorías. El fallo de los premios suele darse a conocer durante la primavera y la fecha de entrega es, siempre sin excepción, un viernes a finales de octubre desde que comenzaron hace 41 años, en 1981. Tiempo suficiente para haberlo tenido en cuenta.
La decisión de poner un viernes de finales de octubre el fallo del premio Nacional de Ensayo era una forma de asegurarse el conflicto de fechas. Lo extraño es que un departamento como Cultura no haya tenido la prudencia de activar a sus expertos en protocolo para despejar cualquier duda.
Al tratarse de dos iniciativas institucionales llamadas a señalar la excelencia en la creación y avances en diferentes campos del conocimiento y la solidaridad, lo lógico es que, como ha ocurrido hasta ahora, durante décadas, haya una mínima coordinación. La coincidencia podría ser incluso una descortesía con el premiado de Ensayo, que verá mermada probablemente su presencia en medios en un día en el que la ceremonia de Oviedo tiene el espacio asegurado. Y, por supuesto, da una imagen caótica del Ministerio de Iceta.