Y se hizo la luz con un Rosario de Cristal lleno de devoción y fervor

El reloj marcaba las 19.00, pero a nadie le importaba, pues el tiempo se paralizaba en ese preciso instante en el que la luz y el silencio lo han llenado todo. Cuando la puerta de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Zaragoza se ha abierto dando paso a la Gran Cruz del Rosario y a los primeros faroles del Rosario de Cristal, los centenares de devotos han sentido que sí, que tres largos y pacientes años de espera han merecido la pena. Porque un año más una de las tradiciones más solemnes y mágicas de las Fiestas del Pilar ha demostrado que, a veces, sobran las palabras para describir un sentimiento que se reflejaba en los ojos brillantes y en el silencio sepulcral de los devotos al paso de cada una de las impresionantes carrozas.

Un minuto de silencio emotivo y especial por «todos aquellos que el covid se ha llevado en estos años» ha dado paso a la salida de cada una de las carrozas de los Misterios. Un total de 258 faroles, este año con luces LED que “son una inversión, pero duran mucho más”, según el deán del Cabildo Metropolitano de Zaragoza, Joaquín Aguilar, y una treintena de carrozas han recorrido las calles del centro de Zaragoza llenándolas de fervor, conmoción y solemnidad.

UN ROSARIO DE CRISTAL 2022 MUY EMOTIVO

Las carrozas monumentales son posiblemente las más impresionantes del Rosario. La carroza de la Reina de la Hispanidad, una gran carabela de cristal que evoca el descubrimiento de América, la de la Basílica del Pilar o la de la Santa Capilla de la Virgen han hecho enmudecer a los asistentes en un espectáculo único.

La carroza de la Reina de la Hispanidad ha cerrado un Rosario de Cristal que ha creado un ambiente mágico y solemne con los rezos de los devotos como único sonido y los sentimientos de toda Zaragoza a flor de piel. Ha sido multitudinario y da igual si pasaba por Santo Dominguito de Val, San Vicente de Paúl, la plaza España o el Coso, pues centenares de personas se agolpaban para no perderse la luz y la magia de una tradición que se remonta a 1889.

Quizás, uno de los momentos más mágicos ha sido cuando la procesión del Rosario de Cristal ha entrado en la plaza del Pilar y se ha encontrado con una Virgen llena de flores creando una de las estampas más bonitas de los días grandes de Zaragoza. Allí, la noche caía sobre la majestuosidad de la Basílica y las luces de los faroles iluminaban los claveles, rosas y gladiolos que vestían a la Virgen y lo llenaban todo de un aroma especial.

Así, un año más y unas cuatro horas después, el Rosario de Cristal ha apagado la luz con la emoción y el corazón encogido en el que ha sido, quizás, uno de los recorridos más emotivos de la historia.