El ‘efecto Feijóo’ se somete a su primer test con un PP más autonomista y más centrado

Alberto Núñez Feijóo ha dado vía libre a Juanma Moreno para hacer en Andalucía la campaña electoral que él mismo habría hecho en Galicia: pleno protagonismo para el candidato regional, segundo plano para la dirección nacional, un mensaje moderado y centrista y un modelo de partido más autonomista y con menos carga ideológica, capaz de captar votos a izquierda y derecha. «Objetivo cumplido», sentencian los populares. Feijóo ha dejado hacer a Moreno y se siente cómodo con su estrategia y con su discurso. «Ya no hay injerencias de Génova, ni celos de protagonismo entre dirigentes nacionales y regionales, ni debates estériles con Vox», comentan fuentes del PP.

Feijóo llega al primer test electoral desde que fue elegido presidente nacional del PP, el pasado 2 de abril.

Pase lo que pase mañana, domingo, el político gallego ha conseguido consolidar ese modelo de partido en el que cree, con un mensaje moderado y bajo en decibelios con el que, si el resultado acaba siendo bueno en las urnas, habrá demostrado que ‘sí se puede’ aglutinar una mayoría ancha para gobernar.

Barones con más fuerza

Feijóo llegó a la Presidencia del PP aupado por los barones del partido, con un papel protagonista de Juanma Moreno. Desde el minuto uno se instauró un nuevo modelo de funcionamiento, más autonomista y cercano al ‘federal’, por mucho que este término siga causando alergia a buena parte de los populares. En esta primera campaña electoral que ha vivido Feijóo como líder nacional tenía claro que actuaría como él quiso que actuasen los presidentes de su partido cuando él fue candidato en Galicia:sobre todo, que no estorbaran, que se echaran a un lado y que dejaran el protagonismo a los locales.

El líder del PP ha ocupado un discreto segundo plano en la campaña y ha cedido todo el protagonismo al candidato

Feijóo ha participado seis días en esta campaña electoral, ha tenido sus propios actos, complementarios de los del candidato, y solo ha coincidido con Juanma Moreno una sola vez, en el mitin de Málaga. Además, no quiso estar en el mitin de cierre ayer, viernes, último día de campaña electoral. Apenas se han dejado ver otros dirigentes nacionales. En la anterior campaña andaluza, la de 2018, Casado se volcó a diario con numerosos actos a lo largo y ancho de la región. Claro que entonces Moreno partía como favorito… a perder en las urnas.

«El protagonismo absoluto debía ser de Juanma, sin robarle ningún foco», explican ahora en el equipo de Feijóo. En la reciente campaña de Castilla y León, Mañueco fue actor ‘secundario’ en el mitin de cierre, protagonizado por Pablo Casado y por todos los demás barones que acudieron a Valladolid para arropar al candidato. Todas las miradas estaban puestas en Casado y Ayuso, mientras el ‘DJ’ pinchaba de forma premonitoria «Tú me dejaste de querer, cuando te necesitaba, cuando más falta hacía, tú me diste la espalda», de C. Tangana. Solo una semana después, el PPhabía saltado por los aires.

«No será la victoria de Feijóo, pero sí será el fracaso de Sánchez», advierten en el equipo del presidente del PP

Han pasado cuatro meses que parecen cuatro años dentro del Partido Popular. De aquello solo queda un oscuro recuerdo. Ahora, en el equipo de Feijóo hay satisfacción por haber conseguido trasladar su modelo de partido, compartido al cien por cien con Moreno. En Génova rechazan que el líder nacional del PP ‘se la juegue’ en estas elecciones: «No será la victoria de Feijóo, pero sí será el fracaso de Sánchez». Porque eso lo tienen claro: el domingo, si se cumplen las encuestas, el gran perdedor no será Juan Espadas, sino el que apostó por él, Pedro Sánchez, y eso tendrá sus efectos en el conjunto de España. El PP sostiene, además, que en estas elecciones se verá que quien tiene un problema de siglas ahora mismo es el PSOE.

Pero en estas horas previas a las elecciones el nerviosismo y la inquietud se dejan ver entre muchos populares. Les preocupa que se produzca un exceso de confianza y muchos electores no vayan a votar. Pero también que se repita el error de Castilla y León: se pusieron las expectativas tan altas –se llegó a hablar de mayoría absoluta del PP de Mañueco– que en la noche electoral, a pesar de que los populares ganaron en las urnas, el resultado tuvo cierto aroma a fracaso al quedar muy lejos de esa ansiada mayoría suficiente.

Calculadora en mano

Por eso en el PP se echan cuentas. Muchos ven improbable, o al menos muy difícil, que Moreno pueda alcanzar la mayoría absoluta de 55 diputados, para lo que necesitaría, calculan, un 42 por ciento de votos aproximadamente. Creen que con un 40 por ciento podría llegar a los 50 escaños, y ya sería un éxito para ellos. A partir de ahí consideran que podría gobernar en solitario y Vox no podría oponerse. Si se queda por debajo, la historia cambiaría radicalmente.

El líder del PP se la juega, sobre todo, en los posibles pactos postelectorales, avisan fuentes parlamentarias populares. Feijóo tiene un mensaje muy definido sobre Vox y el rechazo que le produce tener que pactar con el partido de Santiago Abascal. Una posible coalición rompería por completo su discurso. «Feijóo pudo evitar la foto con Mañueco cuando pactó el Gobierno de coalición con Vox, pero no podría hacer lo mismo con Moreno. Tendría que estar junto a él y eso afectaría claramente a su estrategia y discurso», advierten.

«Los pactos podrían convertirse en un problema para Feijóo en el futuro, porque serían la principal munición de la izquierda para atacarlo hasta las elecciones generales», avisan estas fuentes populares.

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