«Se la reconoce y se la venera como verdadera Madre de Dios y en concreto de Jesús de Nazaret, el Hijo único de Dios nuestro Redentor…más aún, ·es verdaderamentela madre de los miembros de Jesús porque colaboró con su amor a que nacieran en la Iglesia los creyentes, miembros de aquella cabeza`(San Agustín,virg,6) (LG 53) «María, Madre de Jesús, el Hijo de Dios, Madre de la Iglesia» ( Pablo VI, discurso 21 de noviembre de 1964).
El papel de María con relación a la Iglesia es inseparable de su unión con Jesús, el Hijo de Dios, deriva directamente de ella» Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Jesús hasta su muerte» (LG57). Se manifiesta particularmente en la hora de su pasión:
La bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz. Allí por voluntad de Dios, estuvo de pie, sufrió intensamente con su Hijo y se unió a su sacrificio con corazón de madre, que llena de amor, daba su consentimiento a la inmolación de su Hijo como víctima. Finalmente, Jesús, agonizando en la Cruz, la dió como Madre al discípuo con etas palabras: ‘Mujer ahí tienes a atu Hijo’ (Jn 19,16-17) (lg 58).
Después de la Ascenión de su Hijo, María «estuvo presente en los comiezos de la Igesia con sus oraciones» (lg 69). Reunida con los Apóstoles y algunas mujeres, «Maía pedía con sus oraciones el don del Espíritu, que en la Anunciación la había cubierto con su sombra» (LG 59).
«Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado oiginal, terminado el curso de su vida en la tierra, fué llevada a la gloria del Cielo y elevada al Trono por el Señor como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Se´ñor de los Señores y vencdor del pecado y de la muerte» (LG 59 cf la proclamación del dogma de la Asunción de la bienaventurada Virgen María por el Papa Pío XII en 1950; DS 3903). La Asunción de la Satísima Vrgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la Resurrección de los cristianos.
Por su total adhesión a la voluntad del Padre, a la haora redentora de su Hijo, a toda moción del Espíritu Santo, la Virgen María es para la Iglesia el modelo de la Fé y de la Caridad. Por eso es «miembro uy eminente y del todo muysingular de la Iglesia» (LG 53), incluso constituyr «la fgura» de la Iglesia (LG 63).
Pero su papel con relación a la Iglesia y a toda la humanidad va aún más lejos. «Colaboró de manera totalmente singular a la obra del Salvador por su fé, espernza y ardiente amor, para restablecer la vida sobrenatural de los hombres. Por esta razon es nuesta Madre en el orden de la gracia» (LG61).
«Esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el consentimiento que dió fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pié de la cruz, hasta la realizació plena y definitiva de todos los escogidos. En efecto, con su Asunción a los Cielos, no abandonó su misión salvadora, sino que continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna… <Por eso la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títuños de Abogada,Auxiliadora Socorro, Mediadora» (LG62).
El Papa Francisco declaró que el día siguiente de Pentecostés se festejara y dedicara a «Santa María, Madre de la Iglesia».