«Necesitaban una cabeza y ya la tienen»

MADRID, 05/05/2022.- La directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, se dirige a comparecer ante la comisión de control de los créditos destinados a gastos reservados, este jueves, en el Congreso de los Diputados. EFE/ Juan Carlos Hidalgo

«Necesitaban una cabeza y ya la tienen». Este es el análisis que se hacía ayer en fuentes próximas a los servicios de Inteligencia, que destacan además el fuerte malestar que existe en el CNI por la gestión de la crisis que ha hecho el Gobierno. Hasta el lunes por la tarde había algunos altos responsables de la seguridad del Estado que pensaban que Pedro Sánchez no se iba a atrever a destituir a la directora del centro, Paz Esteban, al menos hasta pasada la cumbre de la OTAN, en la que España se juega su imagen exterior. Sin embargo, interpretan distintas fuentes, el presidente del Gobierno no ha resistido la presión del independentismo y ayer por la mañana pagó el precio que le exigían sus socios por agotar la legislatura.

La última semana cargos de la Casa que se sentían desplazados empezaron a desmarcarse de Esteban: «No sabe de ciberseguridad»

Llama la atención que Paz Esteban haya sido destituida y que ella no dimitiera, probablemente una salida más airosa. Algunas fuentes no oficiales lo atribuyen a que la exdirectora no quiso renunciar, como sin duda le fue ofrecido, porque considera que eso suponía admitir que el CNI había cometido errores graves, algo a lo que no estaba dispuesta. La situación en la Casa es ahora delicada, porque Esteban contaba con un amplio respaldo entre los trabajadores, que valoraban su independencia, su experiencia de 40 años en el centro, su preparación y el hecho de que saliera en su defensa en un momento de graves acusaciones incluso desde el sector más populista del Gobierno.

«Se ha quedado anticuada»

Es cierto que ya la semana pasada algunas personas del CNI que se sentían un tanto desplazadas por la exdirectora habían comenzado a deslizar críticas que solo unos días antes no se atrevían a hacer en público. Según las fuentes consultadas por ABC, reprochaban a su jefa que le «faltan conocimientos sobre ciberseguridad; se ha quedado anticuada». Curiosamente, la necesidad de potenciar esa faceta fue una de las explicaciones que dio la ministra de Defensa, Margarita Robles, para justificar la destitución, que ella prefirió llamar «cambio»

En el CNI no se entiende la gestión de la crisis que ha hecho el Gobierno, que ha arrastrado el prestigio del centro como parte de una estrategia política encaminada a mantenerse en el poder sin importarle el coste que tenga. La perplejidad es absoluta, porque la seguridad del Estado es una materia especialmente sensible. Además hay fuentes que interpretan la rueda de prensa del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, en la que dio a conocer el espionaje y culpó del mismo al Centro Criptológico Nacional, como la forma de preparar una excusa por si era necesario prescindir de Esteban como pago a los socios del Gobierno.

La exresponsable de los servicios de Inteligencia decidió no dimitir porque hacerlo era reconocer que se habían cometido errores

El momento elegido por Sánchez para destituir a la directora del CNI es delicado, porque estamos a un par de meses de la celebración en Madrid de la Cumbre de la OTAN, con cerca de 40 delegaciones de alto nivel. Se trata del mayor reto de seguridad de nuestro país en las últimas décadas y este terremoto en los servicios de inteligencia, sin duda, es visto con preocupación entre sus colegas de otros países. En principio el cambio no afecta al trabajo operativo, que seguirá desarrollándose en los términos previstos, pero las relaciones internacionales en el ámbito de la Inteligencia son muy delicadas y estas turbulencias afectan.

«Si se quería cambiar lo normal era esperar a después de verano, al menos. Primero, porque para entonces ha pasado un tiempo y el cambio es mucho más tranquilo; segundo, porque no quedaría tan en evidencia que se trata de un precio a pagar al secesionismo por seguir en el poder, y tercero porque se desliga del fallo en la seguridad de las comunicaciones de al menos el presidente del Gobierno y la ministra de Defensa, en el que las responsabilidades están muy repartidas», insisten las fuentes consultadas.

El nombramiento de Esperanza Casteleiro ha sido recibido en el CNI con cierto alivio, pues conoce bien la Casa y, de hecho, ya sonó en su día como sucesora de Félix Sanz Roldán. Aun así, deberá devolver la tranquilidad al centro, que se ha sentido maltratado por el Gobierno, y cuidar las relaciones con los servicios de Inteligencia de los países aliados, a las que sin duda no contribuye una crisis como esta.