«El secesionismo es un instrumento de Rusia para desestabilizar España y la UE»

A estas alturas, quedan pocas dudas de que Rusia, como otros regímenes autoritarios y dictaduras, vio en el secesionismo catalán una oportunidad para desinformar sobre España y así desestabilizar la Unión Europea (UE). Y menos después de que la semana pasada la Comisión Especial del Parlamento Europeo sobre injerencias extranjeras en todos los procesos democráticos de la UE, en particular la desinformación, aprobara por amplia mayoría un informe en el que, entre otras cuestiones, propone que se investiguen «en profundidad» los vínculos del régimen ruso con el ‘procés’ catalán.

Durante el momento álgido de la intentona secesionista, coincidiendo con el referéndum ilegal de 2017, se produjeron varias maniobras del entorno cercano al régimen de Vladimir Putin para azuzar una crisis interna en un país tan importante de la UE como España. Desde entonces, los servicios de inteligencia de distintos países, investigaciones policiales, judiciales y académicas, además de otras informaciones no desmentidas, han acumulado evidencias de esas injerencias rusas en nuestro país a cuenta del secesionismo.

Entre ellas, la presencia de agentes rusos en Cataluña en vísperas del 1-O y la proliferación de cuentas y programas robotizados -los famosos ‘bots’- para difundir bulos a favor de la causa secesionista, en lo cual también participaron medios afines a Putin, como ‘Russia Today’ o ‘Sputnik’.

Sirvan tres de los muchos ejemplos que acreditan todo lo anterior. Javier Lesaca, periodista e investigador de la Universidad George Washington, analizó hasta cinco millones de contenidos digitales sobre Cataluña en los días previos y posteriores al referéndum ilegal de 2017. El resultado fue muy significativo: hasta el 87% de las cuentas más activas eran ‘bots’ y la inmensa mayoría operaban desde Rusia o Venezuela.

Además, el juez de Barcelona que investiga el Caso Voloh por desvío de fondos públicos para la huida de Puigdemont señala que un «delegado» de un «grupo de Rusia» ofreció a los secesionistas «contar con 10.000 soldados y pagar toda la deuda catalana» justo antes del amago de declaración unilateral de independencia posterior al referéndum de 2017, como asegura uno de los propios investigados en una conversación telefónica cuya grabación ya forma parte de esta causa judicial.

Y hasta el prestigioso ‘New York Times’ se hizo eco el año pasado de informes de inteligencia europeos que desvelan contactos de oficiales y agentes rusos con el entorno de Puigdemont.

Todo ello va a ser analizado por la UE tras este informe de su comisión especial sobre injerencias, cuyo vicepresidente es el español Javier Zarzalejos, gran impulsor de esta iniciativa.

«No hay duda sobre el intento del secesionismo de ofrecerse como instrumento de desinformación y desestabilización», explica a ABC este eurodiputado del PP. «Esto no es una novela de ciencia-ficción o una teoría conspiranoica, sino un problema muy serio para España y la UE», añade. Zarzalejos se felicita de que las instituciones comunitarias se lo hayan tomado así, como demuestra este informe, que también propone investigar vínculos de otros regímenes como China, Venezuela e Irán con movimientos y partidos de extrema izquierda y derecha.

Otra representante española en esta comisión es la eurodiputada de Ciudadanos (Cs) Maite Pagazaurtundúa, que advierte de que «ya no hace falta un tanque para desestabilizar, basta con una buena mentira». Pagazaurtundúa enmarca esas injerencias rusas en un intento de «polarizar a la sociedad y romper la unidad de un país como España para desestabilizar la UE».

Cataluña como coartada

ABC ha recabado también la opinión de otros expertos del ámbito académico, como Mira Milosevich-Juaristi, investigadora principal del Real Instituto Elcano. Valora de manera «muy positiva» que la UE vaya a investigar lo que ella misma ya denunciaba cuando compareció en el Congreso justo después del 1-O. Podemos la acusó entonces de intoxicar y atacar la democracia española. Esta experta destaca que el objetivo de esas injerencias es «generar caos y desconfianza en las instituciones europeas en momentos delicados, cuando la gente es más proclive a creer mentiras». No obstante, es muy gráfica al señalar que «el Estado no nos puede proteger de ser tontos: cada uno debe ser consciente de su responsabilidad».

El codirector del Observatorio Internacional de Seguridad, Chema Gil, interpreta este paso de las instituciones europeas como «la respuesta coherente» a investigaciones policiales y judiciales sobre «ciberactivismo desde Rusia en la cuestión catalana». Coincide en que el objetivo es «aprovechar momentos de debilidad para intensificar la polarización y desestabilizar».

Y, como la profesora Milosevich, explica que eso es lo único que le interesa a Rusia de Cataluña, convertida así en un mero instrumento de regímenes poco o nada democráticos para su auténtico y principal objetivo: socavar el proyecto europeo que tanto ha contribuido al progreso de España y los españoles.