Castilla y León, un feudo del centro-derecha liderado por el PP y en el que Vox quiere relevar a Cs

El adelanto de las elecciones en Castilla y León atisba, de nuevo, un gobierno liderado por el PP en la región. Esta comunidad autónoma es un clásico granero de votos del centro-derecha, elección tras elección, desde hace 40 años. La irrupción de los nuevos partidos repartió parte del voto del centro-derecha que antes monopolizaba el PP, y la incógnita ahora es en qué medida el hundimiento de Ciudadanos reforzará a los populares o aupará a Vox, que aspira a convertirse en llave para la gobernabilidad.

PP y Vox compiten en Castilla y León por ese voto perdido de Cs.La duda no es si ganará el centro-derecha, sino con cuántos escaños vencerá el PP, qué porcentaje obtendrá Vox y cómo se articulará el futuro gobierno.

Lo ocurrido en las citas electorales de 2019 da una pista al respecto. En mayo, en las autonómicas, Cs obtuvo el 15% de los votos. Seis meses después, en las generales, cayó al 7,6%. Se le esfumaron 100.000 votantes, pero el centro-derecha no perdió fuerza sino que la aumentó. El PP reforzó su liderazgo, con un 31,61% de apoyo electoral, y Vox se hizo con el 16,6%, casi el triple que en las autonómicas de seis meses antes.

El resultado de conjunto es que, en las generales de diciembre de 2019, el centro-derecha concentró en Castilla y León el 56% de los votos. Le sacó 15 puntos de ventaja al agregado PSOE-Podemos.

Cuarenta años de triunfos

El escrutinio de las generales de noviembre de 2019 es la última fotografía electoral que ha dejado Castilla y León, donde la victoria del centro-derecha en las urnas es un clásico desde que arrancó el Estado de las Autonomías. En los primeros comicios regionales, los de 1983, el PSOE fue el partido más votado, pero la suma de la entonces Alianza Popular (AP), el CDS y el Partido Demócrata Liberal (PDL) gano en votos y escaños. Cuatro años después, en 1987, esos tres partidos concentraron el 56% de apoyo electoral.

En 1991, el PP ganó las elecciones autonómicas, y junto al CDS concentraron el 51,6% de los votos. En 1995 comenzó los populares consolidaron su larga etapa de hegemonía que se iba a prolongar hasta la actualidad. Aquel año lograron, en solitario, un respaldo del 52,5%.

En 2011, última cita con las urnas antes de la irrupción de los nuevos partidos que han fragmentado el voto, el PP ganó las elecciones de Castilla y León con un apoyo del 51,55% y 53 de los 84 escaños que entonces componían el Parlamento regional.

La llegada de Cs y de Vox en 2015 dispersó el voto del centro-derecha, pero el PP conservó su liderazgo, con un 37,73% que le reportaron 42 escaños. Cs logró cinco, con un 10,27% de respaldo electoral, mientras que Vox solo consiguió un 0,68% de los votos y no logró escaño.

En las últimas elecciones autonómicas, las de mayo de 2019, aunque el PSOE fue el partido con más apoyo electoral, el centro-derecha venció con holgura al sumar un 53% de los votos. Alumbró el gobierno de coalición PP-Cs que ha acabado saltando por los aires este lunes, con la convocatoria de elecciones anticipadas para febrero. En aquellas elecciones autonómicas de mayo de 2019, el PP consiguió el 31,54% y 29 de los 81 escaños que conforman ahora el Parlamento de Castilla y León. Cs alcanzó 13 diputados, con un 14,94% de los votos. Y Vox, con un 5,49%, se estrenó en estas Cortes regionales con un escaño.

Ahora, PP y Vox compiten en Castilla y León por rentabilizar el voto perdido por Cs. El hundimiento de Ciudadanos quedó claro en las generales de noviembre de 2019, también en esta Comunidad autónoma. En aquella cita, Vox fue la que rentabilizó mayoritariamente esa caída de Cs, pero el PP va a luchar por atraer hacia sí a ese electorado de centro-derecha de cara a las próximas elecciones regionales de febrero. Vox, por su parte, quiere relevar a Cs como pieza decisiva para la formación de gobierno en esta comunidad autónoma.