Alexia Putellas toca al cielo

El pomposo teatro Chatelet de París se puso en pie en cuando se anunció el nombre de la vencedora del Balón de Oro femenino. Entre aplausos se levantaba Alexia Putellas, a la que saberse la máxima favorita no le impidió emocionarse. La delantera del Barcelona recogía un galardón que premiaba, además, la trayectoria del equipo azulgrana, vencedor la pasada temporada de un triplete histórico, con mención especial para la primera Liga de Campeones femenina para el fútbol español. Putellas (Mollet del Vallés, 1994), acudía a la gala custodiada por otras cuatro compañeras que estaban entre las veinte nominadas: Sandra Paños, Irene Paredes, Jenni Hermoso y Lieke Martens. «Es importante que estemos nominadas para que sigamos siendo referentes y que las niñas que vienen sepan que se puede, que sueñen con ellos», apuntaba Paredes, cuyos méritos los realizó el pasado curso con el PSG.

El triunfo de Alexia Putellas es la historia de un sueño hecho realidad. De una niña que destacaba en el recreo de un colegio de Mollet del Vallés hasta ser elegida como la mejor futbolista del mundo. «En el colegio nunca me sentí desplazada. Eran los amigos del pueblo de toda la vida y contaban conmigo para todo. Siempre jugaba. Era la mujer mandona. En el patio del colegio hacía yo los equipos. O me tocaba elegir o me elegían la primera», asegura, feliz por no haber sentido la discriminación que sí sufrieron la mayoría de sus compañeras. Solo pensaba en la pelota. Tanto, que no paraba de insistirle a su padre Jaume para que le permitiera pasar los veranos jugando al fútbol. Y Jaume, siempre dispuesto a apoyar a Alexia en sus anhelos, la inscribió en el campus que organizaba Xavi Hernández. El talentoso centrocampista llevaba varios años organizando este tipo de colonias destinadas a la formación futbolística, donde los niños desarrollan y perfeccionan su juego técnico y táctico, fomentando los valores del respeto, la humildad y el compañerismo. Alexia tenía diez años y pudo conocer a su ídolo. Disfrutó tanto que fue al campus durante tres años seguidos. Qué poco imaginaba la futbolista cuando celebró el histórico podio de Messi, Xavi e Iniesta en el Balón de Oro de 2010 que una década después iba a ser ella la que acaparara todos los focos.

Putellas destacaba. Tanto que el Barcelona la incorporó a sus categorías inferiores, pero acabó jugando una temporada en el Espanyol y otra en el Levante hasta que el club azulgrana la recuperó en 2012 viendo el talento que emanaban de sus botas. En el Barça empezó a ganarlo todo y se erigió en uno de los iconos de la profesionalizacion del fútbol femenino, que llegó gracias a la esponsorización de Iberdrola, a la apuesta de Bartomeu y al trabajo de base de Xavi Llorens. Se hizo importante también en la selección española, con la que debutó en 2013. Reivindicaba Alexia las diferencias entre el fútbol masculino y el femenino. «No se puede vivir de esto», aseguraba hace unos años. No obstante, la atacante era imagen de Nike en una línea de su ropa deportiva. Poco a poco su ascendente empezó a ser tan importante en el vestuario como en el terreno de juego. Actualmente es la capitana del Barça, pero no ha cambiado en su forma de ser. Sigue manteniendo las mismas amigas, escuchando a Rihanna, Beyonce y Marc Anthony durante las concentraciones o matando los ratos muertos jugando a la consola.

Alexia ha dado sobradas muestras de su liderazgo. Sobre el campo (el año pasado jugó 53 partidos, anotó 29 goles y repartió 24 asistencias) y fuera de él. Lo demostró durante la presentación del equipo, el pasado mes de agosto, cuando cogió el micrófono para animar a los seguidores. «Hemos ganado Copa, Liga y Champions. Esto es increíble. Se le tiene que dar el mérito que merece, pocos clubs lo pueden decir. Pero es pasado, en nuestra cabeza es pasado. Llevamos este escudo, sabemos lo que significa, tenemos que mejorar entreno tras entreno, partido a partido, para buscar la excelencia con nuestro estilo de juego. No te garantiza nada, pero haciendo esto con vosotros estamos ms cerca de ganarlo todo. Para acabar, os digo bien orgullosa que ser del Barça es lo mejor que hay», soltó demostrando su ambición. Ya había sido nombrada mejor jugadora de la Champions y sonaba con fuerza su nominación para el Balón de Oro, aunque no le quitaba el sueño. «No sé ni cuándo se entrega», aseguraba en todas las entrevistas cada vez que le preguntaban por un galardón que no gana un español desde que lo hiciera Luis Suárez en 1960. Ahora ya luce en su casa, junto a las cinco Ligas, cinco Copas y una Champions que ha ganado, entre varios trofeos más.