Granada-Real Madrid (1-4): El Madrid coge ritmo

Gran partido del Real Madrid, que voló en la segunda mitad. Modric y Kroos dirigieron a los blancos y Vinicius hizo de las suyas

 

Funcionó como un reloj porque Kroos y Modric están en plenitud y contra eso poco se puede puede hacer. El alemán superaba la presión alta del Granada con tanta facilidad que los de Robert Moreno dudaron si seguían haciéndola o no. Modric, además, llegó con alegría arriba, cerca del área, donde sus posibilidades son infinitas. Sólo hubo dudas un rato del partido, después de los dos primeros tantos antes de la media hora. Eso invitó al relax y dio vida al Granada. Hasta hizo un gol, hasta creyó que podía plantearse el empate. Pero no era una realidad, era una fantasía. El Madrid estuvo imperial en la segunda parte, sin permitirse un descanso y resolviendo un partido en el que fue muy superior al contrario.

Funcionó todo tan bien que hasta funcionaron la jugadas a balón parado. No se vio, pero es posible que Ancelotti subiera la ceja en el segundo gol del Real Madrid en Granada. Nadie sabe muy bien qué significa el movimiento más característico del entrenador italiano, pero suele ocurrir en situaciones extraordinarias y el tanto de Nacho, más o menos lo fue. Llevaba tiempo el conjunto blanco peleado con las jugadas ensayada y por fin, entre Modric y Kroos se inventaron una en un saque de esquina, que remató Nacho con el interior después de haber estado haciendo de Hugo Sánchez entre el portero y un defensa justo antes de sacar el córner. Quizá también eso era parte de la teatralización de la jugada.

Nacho volvió a ser titular porque Anceloti quiso dar descanso a Militao, que había empezado todos los encuentros de la temporada. Pero llegaba de los partidos con las selecciones y el italiano quiere que sus futbolistas vayan guardando fuerzas para lo que viene, que es gordo y decisivo. El problema es que los jugadores también se reserven en los partidos, porque luego se le complican.

Casi le pasó en Granada, donde a los 25 minutos tenía el partido donde quería, resuelto, tranquilo y sin haber necesitado hacer nada excepcional. Un robo de balón para aprovechar el carril de Asensio en el primer tanto y la jugada ensayda del segundo. Tenía los goles y al rival casi derrotado. Tenía, además, el encuentro en la zona que más le gusta: esa en la que se echa para atrás y tiene muchos hueco para las contras. Con Vini en un lado y Asensio, enchufado, en uno de esos días buenos, Ancelotti y los suyos se relamen cuando ven las puertas abiertas del rival.

Fue el delantero Luis Suárez quien más se opuso a la rendición. Vinicius aún estaba calentando para lo que iba a hacer en la segunda mitad y se despistó en un saque de banda tonto y permitió el gol del Granada que hizo dudar a los blancos y dio vida a los andaluces. Fueron los mejores minutos de los de Robert Moreno, con más voluntad que el rival.

Hubo quien pensó que la segunda parte podía mantener la tónica por la que iba el choque, que la fuerza del Granada podía tumbar la ventaja que aún tenía el Madrid. El problema para ese cuento fue que Vini comenzó a ganar los duelos en su banda y Benzma apareció más para juntarse a los centrocampistas. Asensio siguió a lo suyo, dispuesto a pelear el hueco de la banda derecha a Rodrygo, que volvió después de su lesión, con muchas ganas (aunque en la izquierda) y también a Bale y Hazard, que vieron el choque por la tele y que van a necesitar no sólo recuperarse de sus lesiones, sino también recuperar sus (lejanas) buenas versiones para hacerse sitio en un Madrid que cuando se pone pletórico tiene muchas cosas que decir.

Con uno menos y con hasta Mendy marcando goles, el Granada sólo espero que los minutos pasasen rápido y que el Madrid se cansase de jugar al ataque. Tuvo suerte, porque Ancelotti miró al futuro, al calendario que tiene, con la Champions por decidir y con encuentros con los rivales directos en LaLiga, que empezó con las rotaciones. Jugaron Vallejo, Jovic y también Isco. Así estaba de controlado el partido.

Se puso al Madrid a jugar como un reloj cuando más esperanza tenía el Granada y los locales no tuvieron nada que hacer, superados en todas las esquinas del campo. Fue una segunda parte excelente por parte de los de Ancelotti, precisos y veloces, pero sobre todo confiados en que lo que van a intentar hacer les va a salir. Es el espíritu Vinicius: si pierde el balón, lo vuelve a recuperar y va dejando rivales atrás, desesperados e impotentes hasta que sueltan una patada a destiempo que les cuesta la roja. Sucedió ya cuando el partido encaraba su recta final, cuando ya el dominio del Madrid era incontestable y hasta el peleón Granada, con Luis Suárez a la cabeza, tuvo que rendirse.