De acuerdo con la finalidad de nuestra comunicación, que como ya hemos visto en artículos anteriores ha de estar precedida por la reflexión de qué es lo que queremos transmitir a la persona o personas a quienes nos dirigimos y, del conocimiento y estudio de quien promueve el mensaje al que llamamos promotor; del conocimiento y estudio de aquellos a quienes nos dirigimos: el receptor; del análisis de la situación; ello nos lleva a reseñar las conclusiones; de las que dimana el Qué vamos a decir y a Quien nos vamos a dirigir y las características del Qué.
En definitiva, se nos plantea la finalidad de nuestra comunicación y el tema que vamos a desarrollar lo que nos lleva de la mano a construir el tema.
Ahora es el momento de recordar que en cualquier exposición hay frases, escenas. secuencias y partes. Las podemos llamar :Unidades de exposición Frase: conjunto de palabras con las que se expresa un concepto, que es un pensamiento expresado con palabras. Escena: un conjunto de frases forman una escena si lo que se cuenta se hace de manera continua. Por ejemplo, una conversación. Secuencia: sucesión de escenas que guardan entre sí cierta relación. Parte: cada una de las divisiones principales de un disertación.
El conjunto de frases, escenas, secuencias y partes debidamente ordenadas, componen una charla. Ahora podemos ampliar la idea diciendo que una comunicación oral es una serie de unidades expositivas debidamente ordenadas.
Una comunicación, del tipo que sea, charla, conversación, presentación, discurso, exposición… no es un caos, un desorden, sino que las diversas unidades están ordenadas, se relacionan entre sí. El procedimiento a través del cual se organizan las partes del discurso o unidades expositivas se llama montaje. El montaje se emplea, en primer lugar, para suprimir todas aquellas frases, escenas o secuencias que no son convenientes al sentido del discurso.
El montaje crea también el ritmo del discurso, teniendo en cuenta que las frases, las escenas y las secuencias tienen una duración en la exposición. Bien acortando la duración de las escenas o combinando sus diversos tiempos se obtiene el ritmo del discurso. Secuencias y frases de larga duración dan la impresión de ritmo lento; al contrario, las frases y secuencias cortas producen el efecto de ritmo rápido.
Respecto a la Valoración de los argumentos hemos de decir que: Ninguna comunicación es buena solamente por su argumento. Ya hemos dicho que no hay argumentos buenos ni malos. Ahora es el momento de puntualizar. Sólo hay obras buenas y malas. En una comunicación no se puede separar lo que se dice de cómo se dice. Esta idea es muy importante. Es el discurso terminado lo que hay que juzgar.