El río de tulipanes del Parque Labordeta inunda las redes

Entre los rituales relativamente recientes de la llegada de la primavera a Zaragoza quizá disfrutar del embriagador aroma de los tilos del paseo de la Independencia ocupe uno de los lugares de honor.

Pero este año pandémico, en el que todos estamos más ávidos de naturaleza que nunca, a los árboles caducos del centro de la ciudad les ha salido un gran competidor. En cantidad y en vistosidad.

El río de tulipanes que ha florecido a la vera de la acequia de las Abdulas del Parque José Antonio Labordeta, esa que se extiende a los pies del Batallador, es una de las grandes atracciones del momento en la capital aragonesa, lo que en estos tiempos equivale a decir que se ha hecho viral.

Los grupos de Whatsapp pero, sobre todo, Instagram, son testigos del bello espectáculo que fotografían cada día cientos de visitantes que acuden a una de las zonas verdes más amplias y tradicionales de la ciudad.

El espectáculo floral está formado por un gran manto de seis combinaciones de tulipanes, narcisos y azafranes, fruto de la plantación de nada menos que 86.000 bulbosas que se llevó a cabo en el paso del otoño al invierno del año pasado.

Natalia Chueca, consejera de Servicios Públicos y Movilidad, cuenta a HERALDO que «no esperaban» tan buena acogida, aunque en su ánimo siempre estuvo, precisamente, que estas flores «dieran alegría e ilusión».

«Hace solo un par de semanas que empezaron a florecer y es una maravilla cómo han ejercido una especie de efecto llamada hacia el parque al que queremos devolver el lugar que merece en Zaragoza».

Chueca añade que el proyecto, que se enmarca dentro de uno más amplio  que busca dar más protagonismo a la flor en la ciudad, «se inició antes de la pandemia», pero cree la edil que estas circunstancias aún le añaden más valor, porque las flores «alegran mucho, hacen las ciudades mucho más bonitas».

Desde el ayuntamiento explican que con esta actuación, en la que también se han limpiado los cauces de la acequia, «se pretende realzarla, creando manchas de colores muy vistosas que van desde los tonos azulados y blancos, amarillo-anaranjado, y rojos; rompiendo con la monotonía del espacio y enriqueciendo el paseo».

La idea es también apostar por tipos de flor que se mantengan en el tiempo, de manera que sean más sostenibles. Es el caso de los que jalonan la acequia que se marchitarán pero volverán a florecer la primavera que viene.