Fran Hervías abre la puerta a la fuga hacia el PP: «Serán bienvenidos»

«Tengo muy buenos amigos ahí y si algunos quieren apoyar, sumar y construir para buscar esa alternativa que se necesita en España y que puede dar la batalla al ‘sanchismo’, pues lógicamente serán bienvenidos». Esa fue la respuesta de Fran Hervías, exsenador y exsecretario de Organización de Ciudadanos (Cs), cuando este diario le preguntó ayer, en una entrevista publicada en su web, si le seguirán otros cargos en su salto al PP.

Desde luego, la última semana en Cs reúne material para una secuela de ‘Juego de tronos’ ambientada en la Edad Contemporánea. Traiciones y puñales sobrevuelan el partido de Inés Arrimadas, donde el fichaje de Hervías por el PP desató las alarmas.

«Si querían hacer daño al proyecto de Cs, él es con quien más podían», reconoce un dirigente del partido, en conversación con este diario. Hervías no es un fichaje estrella de los que en fútbol llenan estadios y venden camisetas, pero es un trabajador en la sombra. Uno de esos perfiles desconocidos para el ciudadano medio, pero que construye todo el poder orgánico y territorial de una formación.

Bautizado en Cs como el Señor Lobo, Hervías es la persona que más información tiene del partido

Él fue el responsable de acometer la difícil tarea de la implantación nacional de Cs desde el 2014, cuando Albert Rivera decidió preparar su salto al Congreso y convertir esa fuerza antinacionalista de Cataluña en un proyecto de país. Conocido internamente como el Señor Lobo –personaje de la película ‘Pulp Fiction’ que soluciona problemas– Hervías colocó a cientos de afines en cargos medios y en puestos orgánicos de Cs.

A lo largo y ancho de España, hay cargos y afiliados de Cs que deben su posición al exsecretario de Organización de Cs, que renunció a su acta de senador y rompió el carné de militante este sábado para incorporarse al equipo de Teodoro García Egea.

«Se va a llevar la casquería»

En su poder, cuentan quienes lo conocen, obra más información sobre militantes, cargos y dirigentes de Cs de la que jamás poseerán Albert Rivera e Inés Arrimadas. Y eso es un riesgo enorme para la actual dirección de Cs. Hervías sabe perfectamente de qué pie cojea cada uno y a quién guarda lealtad. Si el PP, como dijo García Egea, abre la puerta a los defraudados de Cs, él sabe a quién llamar.

«Hervías se va a llevar la casquería. No nos vamos a ir los buenos», apunta a este diario otra dirigente de Cs. Sin embargo, en el Comité Ejecutivo de los liberales asumen que si hay una desbandada de afiliados y cargos medios al PP, el partido deberá empezar de cero una complicadísima labor de reimplantación. En 2014 el escenario era distinto y el viento soplaba a favor de Cs. El hartazgo con el bipartidismo favoreció el salto de Rivera a la política nacional, igual que facilitó la aparición de Podemos.

Hervías, que fue de los que llegó a Cs el mismo año de su fundación, fue secretario de Organización también con la gestora que se formó tras la dimisión de Rivera y remó para que Arrimadas ganase las primarias a Francisco Igea, como afirmó ayer en ABC.

Sin embargo, cuando cesó en su responsabilidad orgánica, al contrario que José Manuel Villegas, Juan Carlos Girauta, Fernando de Páramo y el propio Rivera, pactó con la dirección un puesto en el Senado.

Asegura que es porque creía en el proyecto de Arrimadas, pero que ahora ha visto cómo se ha convertido en «muleta del ‘sanchismo’». Pero la pregunta clave es si ahora, ya en el PP, ejecutará el ansiado sueño de Génova de absorber a Cs para aglutinar todo el centro y el centro-derecha.

«Lo que vimos en Murcia quieren hacerlo en toda España», denunció ayer Bal, al ataque contra el PP

Muestra del poder de Hervías, aunque él niega haber influido en sus decisiones, es lo sucedido esta semana en la Región de Murcia, donde tres de los diputados de Cs que habían firmado la moción de censura contra Fernando López Miras pactaron entrar en su Gobierno a cambio de tumbar su propia moción.

Llamada de García Egea

Hervías admite que su nuevo secretario general, Teodoro García Egea, le llamó para que mediase en el fracaso de la moción, pero asegura que no habló con Isabel Franco ni con Francisco Álvarez y que Valle Miguélez ya había tomado la decisión de votar en contra para no dar más poder a Sánchez.

Franco fue la candidata que apoyó la cúpula de Cs en las primarias murcianas –ahora en los juzgados por presunto fraude– y Miguélez es una de quienes debían su puesto en Cs al Señor Lobo. La amenaza que supone Hervías la sintetizó Edmundo Bal ayer: «Lo que vimos en Murcia quieren hacerlo en toda España».