Se puede decir más veces pero no más claro. La plataforma «La España que reúne» ha difundido este jueves un durísimo manifiesto firmado por 185 intelectuales, políticos y gentes del mundo de la cultura que piden el cese fulminante del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, por vilipendiar la democracia española. El texto titulado «César en la infamia: Pablo Iglesias debe ser destituido» ha sido impulsado por históricos dirigentes del PSOE como Joaquín Leguina o Nicolás Redondo Terreros, aunque entre los firmantes hay exdirigentes de otras latitudes ideológicas.
La gota que ha colmado el vaso es la afirmación de Iglesias sobre que en España no existe normalidad democrática plena porque hay políticos presos. Días antes de comenzar la campaña electoral en Cataluña, el vicepresidente se descolgaba asegurando que Carles Puigdemont es un «exiliado». Y hoy se ha reafirmado.
El de Iglesias, aseguran los firmantes, es un ataque directo al corazón del sistema desde el propio Gobierno que no debe ser tolerado, de ahí que pidan al presidente, Pedro Sánchez, que lo saque del Ejecutivo señalándole que «los patéticos intentos de disculpar la conducta» del vicepresidente «comprometen a todo el Gobierno». «La democracia española no se puede permitir la presencia de un pirómano en el Consejo de Ministros. Ante la Historia quedará la responsabilidad de quién lo nombró».
El pronunciamiento de Iglesias ha hecho removerse a los propios ministros del PSOE, aunque lejos de rectificar, el protagonista se ha reafirmado este jueves. «Las críticas revelan que dije la puñetera verdad», ha dicho en Rac1, donde ha afilado su perfil subversivo frente a los socialistas dejando claro que su relación se «fundamenta» en el «programa de Gobierno». Iglesias añade que la «huida a los Emirátos Árabes» de Don Juan Carlos de Borbón o el hecho de que el «Consejo General del Poder Judicial bloqueado por el PP para seguir controlándolo por detrás», confirman la debilidad democrática española.
«Pedimos el inmediato cese del vicepresidente Iglesias. Los patéticos intentos de disculpar su conducta comprometen a todo el Gobierno –un órgano, recordemos, colegiado–. Si su destitución no se produce, el coste electoral que pueda sufrir el Partido Socialista será lo de menos. Más debería preocuparnos el precedente de haber llevado al Gobierno a una persona cuya única virtud conocida es la demagogia y cuya única vocación es el frentismo», afirman señalando que el objetivo de fondo de Iglesias es enmendar el pacto de la Transición.
«A lo largo de su historia, la democracia española ha tenido gobernantes buenos, malos y mediocres, idóneos y vulgares, ejemplares y corruptos. Lo que no había tenido nunca hasta ahora es un gobernante que no creyera en la dignidad democrática de su país, y así lo aventara al mundo para afrenta de la ciudadanía y desprestigio del nombre de España. Un gobernante que se pusiera del lado del crimen», recoge el manifiesto.
«Si realmente cree que España no es una democracia su deber es combatir a su gobierno gallardamente desde la oposición, sacrificando su generosa nómina de vicepresidente en el altar de sus ideales», se puede leer en el manifiesto difundido este jueves.
Entre los firmantes vinculados con el viejo PSOE, además de Leguina y Redondo Terreros, figuran Francisco Vázquez, Antonio Miguel Carmona, los exministros José Luis Corcuera y César Antonio Molina, y José María Múgica. También firman personalidades de PP, Ciudadanos o UPyD: José Manuel García-Margallo, Manuel Valls, Francisco Igea, Fernando Savater, Francesc de Carreras, Félix de Azúa, Cayetana Álvarez de Toledo, Soledad Becerril o Ignacio Prendes, entre muchos otros.