El Papa declara «moralmente aceptables» las vacunas anticovid desarrolladas con tejido fetal si no hay alternativa

En una nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe aprobada explícitamente por él mismo el pasado 17 de diciembre, el Papa Francisco considera «moralmente aceptable emplear las vacunas contra el Covid-19 que han utilizado líneas celulares de fetos abortados en su proceso de investigación y producción». La vacuna no usa tejido fetal, pero ha sido desarrollada recurriendo a «líneas celulares que provienen de tejidos obtenidos de dos abortos ocurridos en el siglo pasado».

La valoración de «moralmente aceptable» se aplica, según la nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) publicada este lunes, «cuando no estén disponibles vacunas Covid-19 éticamente irreprochables».

Señala que así sucede «en países en los que no se ponen a disposición de médicos y pacientes vacunas sin problemas éticos, o en los que su distribución es más difícil debido a las condiciones especiales de almacenamiento y transporte». Y también «cuando se distribuyen varios tipos de vacunas en el mismo país pero, por parte de las autoridades sanitarias, no se permite a los ciudadanos elegir la vacuna que se va a inocular».

Cooperación pasiva al mal «remota»

Sin mencionar el nombre de la compañía farmacéutica que ha usado tejido fetal a diferencia de otras que no lo han hecho, la nota señala que «la razón fundamental para considerar moralmente lícito el uso de estas vacunas es que el tipo de cooperación al mal (cooperación material pasiva) del aborto provocado del que proceden estas mismas líneas celulares, por parte quienes utilizan las vacunas resultantes, es remota».

Al mismo tiempo, la CDF señala que «el deber moral de evitar esa cooperación material pasiva no es vinculante si existe un peligro grave, como la propagación, por lo demás incontenible, de un agente patógeno grave: en este caso, la propagación pandémica del virus SARS-CoV-2 que causa la Covid-19».

Naturalmente, el uso de esas vacunas ante la incapacidad de acceder a otras sin ningún problema ético no supone «una legitimación, ni siquiera indirecta, de la práctica del aborto, y presupone la oposición a esta práctica por parte de quienes recurren a estas vacunas».

La nota del Vaticano pide «tanto a las empresas farmacéuticas como a los organismos sanitarios gubernamentales que produzcan, aprueben, distribuyan y ofrezcan vacunas éticamente aceptables que no creen problemas de conciencia, ni al personal sanitario ni a los propios vacunados».

Y pide también a «la industria farmacéutica, los gobiernos y las organizaciones internacionales, garantizar que las vacunas, eficaces y seguras desde el punto de vista sanitario, y éticamente aceptables, sean también accesibles a los países más pobres y sin un coste excesivo para ellos».