El nuevo arzobispo de Zaragoza compromete en su toma de posesión el apoyo de la Iglesia frente a la crisis de la covid

El nuevo arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano Subías (Carballo, La Coruña, 1964), ha tomado este sábado posesión de su cargo en un acto solemne que ha estado, como no podía ser de otra manera, marcado por la crisis del coronavirus. No solo por las medidas sanitarias que han limitado la afluencia a únicamente 300 personas, sino por las palabras que ha querido transmitir el prelado su primera homilía, en la que ha pedido a los fieles que eviten caer en «el desaliento y la desesperanza». También ha asegurado que, pese a las «dolorosas» circunstancias que «tanto sufrimiento están generando», asume esta nueva etapa sobre todo con «ilusión» por volver a su tierra y con las víctimas y sus familiares «en el corazón».

«Estamos ante una realidad social que ha cambiado mucho en los últimos años y que ha acelerado la secularización en nuestra tierra planteándonos grandes retos a afrontar», ha sentenciado el arzobispo en el interior de la basílica del Pilar, tras relevar en el cargo a Vicente Jiménez. Esta vez no pudo hablar directamente con los fieles, que han tenido que conformarse con seguir la ceremonia a través de una pantalla, pero quiso lanzar un mensaje a los representantes de las instituciones políticas que sí estaban presentes para instarles a colaborar «en busca del bien común de toda la sociedad». 

Asimismo, Carlos Escribano ha tenido palabras de consuelo para todos los que están sufriendo la pandemia en primera persona. «Quiero elevar mi plegaria confiada al Padre en este día por los fallecidos, por sus familias, por los enfermos y convalecientes de esta cruel enfermedad, por aquellos que la están combatiendo y por todos los que están sufriendo las consecuencias por la crisis económica y social que de ella se deriva», ha expresado.