Carta de una maestra: «Una sociedad digna mima a los más mayores y a los más pequeños»

Los maestros estamos agotados, las familias están agotadas, nuestros alumnos están agotados, pero siguen luchando. ¡Bravo por ellos! Es verdad que para los profesores todo esto ha supuesto jornadas maratonianas, y que hemos tenido que contratar líneas de internet, llamadas ilimitadas, con nuestros móviles y con nuestros ordenadores.

Yo me pregunto, ¿para cuándo una ley de educación que nos permita ser flexibles? Una ley que nos permita ser emocionalmente maduros con nuestros alumnos y les permita aprender como niños que son. ¡Seamos sinceros, no interesa! Y qué pena.

Es verdad que para las familias ha sido agotador conciliar vida familiar, vida escolar y vida laboral. ¡Conciliar digo! La mayoría se ha tenido que descargar aplicaciones, se ha dado de alta en plataformas y entrado en correos electrónicos sin idea de informática, incluso desconociendo el idioma. Seamos sinceros, ¿cuántas familias tiene conciliación de verdad? Creo que muy pocas y que eso debería cambiar. Dejémonos de campañas llamativas y de políticos que solo quieren nuestro voto, ¿para cuándo una ley efectiva de conciliación familiar?

Es verdad que también para nuestros alumnos ha sido agotador. De entrada perdieron lo que más les gusta, los patios, el contacto con sus compañeros, las risas, los talleres, las excursiones, las graduaciones, las riñas, los abrazos. Pero han dado la talla.

Más de la mitad de mi centro ha trabajado exclusivamente con un móvil. Con un móvil han visto vídeos de explicaciones, las tareas y las correcciones, han hecho ejercicios… ¿Se imaginan hacer su trabajo con un móvil? ¿Se imaginan niños menores de 11 años sin ayuda bajándose una app, entrando en su correo electrónico en una plataforma digital que nunca antes habían visto, hacer una solicitud a un instituto de forma telemática, pidiendo libros para el curso que viene o una ayuda de comedor?

¿Realmente somos una sociedad digna? Una sociedad digna mima a los más mayores y a los más pequeños. ¡Sin palabras! Gracias familias, gracias compañeros, millones de gracias alumnos, estoy muy orgullosa de vosotros.

* María José Burón Rodrigo es profesora y vive en Valladolid.