Bendiciones y maldiciones de Yahvé.

Bendiciones.

Si camináis según mis preceptos y guardáis mis mandamientos, poniéndolos en práctica,
yo os enviaré las lluvias a su tiempo, para que la tierra dé sus frutos y el árbol del campo su fruto. El tiempo de trilla alcanzará hasta la vendimia, y la vendimia hasta la siembra; comeréis vuestro pan hasta saciaros y habitaréis seguros en vuestra tierra.

Yo daré paz a la tierra y dormiréis sin que nadie  perturbe vuestro sueño; haré desaparecer del país las bestias feroces, y la espada no traspasará vuestras fronteras. Perseguiréis a vuestros enemigos, que caerán ante vosotros a filo de espada. Cinco de vosotros perseguirán a cien, y cien de vosotros perseguirán a 10.000; vuestros enemigos caerán ante vosotros a filo de espada.

Yo me volveré hacia vosotros. Os haré fecundos, os multiplicaré y mantendré mi alianza con vosotros. Comeréis de la cosecha añeja y tendréis que tirar la añeja para dar cabida a la nueva. Estableceré mi morada en medio de vosotros y no os rechazaré. Me pasearé en medio de vosotros, y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mí un pueblo. Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os saqué del país de Egipto, para que no fueseis sus esclavos; rompi las coyundas de vuestro yugo y os hice andar con la cabeza bien alta.

Maldiciones.

Pero, si no me escucháis y no cumplís todos estos mandamientos; si despreciáis mis preceptos y rechazáis mis normas, no haciendo caso de todos mis mandamientos y rompiendo mi alianza, también yo haré lo mismo con vosotros. Traeré sobre vosotros el terror, la tisis y la fiebre, que os abrasen los ojos y os consuman la vida. Sembraréis en vano vuestra semilla, pues el fruto se lo comerán vuestros enemigos. Me volveré contra vosotros y seréis derrotados ante vuestros enemigos; os tiranizarán los que os aborrecen y huiréis sin que nadie os persiga.

Si ni  con eso me obedecéis, volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados.
Quebrantaré vuestro orgullo y vuestra fuerza y haré vuestro cielo como hierro y vuestra tierra como bronce. Vuestras fuerzas se consumirán en vano, pues vuestra tierra no dará sus productos y el árbol del campo os negará sus frutos.

Y si seguís enfrentándoos a mí y no queréis oírme, volveré a castigaros siete veces más a causa de vuestros pecados. Soltaré contra vosotros las fieras salvajes, que os privarán de vuestros hijos, exterminarán vuestro ganado y os reducirán a unos pocos, hasta que vuestros caminos queden desiertos.

Si ni con eso os corregís, sino que seguís enfrentándoos a mí, también yo me enfrentaré a vosotros, y os azotaré yo mismo siete veces más por vuestros pecados.Traeré sobre vosotros la espada que vengará la alianza. Os refugiaréis entonces en vuestras ciudades, pero yo enviaré contra vosotros la peste y seréis entregados en manos del enemigo.
Cuando yo os retire el bastón del pan, diez mujeres cocerán todo vuestro pan en un solo horno, y os lo darán tan racionado que comeréis y no os saciaréis.

Si ni con eso me obedecéis y seguís enfrentándoos a mí, yo me enfrentaré a vosotros con furia, y os castigaré yo mismo siete veces más por vuestros pecados. Comeréis la carne de vuestros hijos y la carne de vuestras hijas comeréis. Destruiré vuestros altos, demoleré vuestros altares de incienso, amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos, y yo mismo os aborreceré. Reduciré vuestras ciudades a ruina y devastaré vuestros santuarios, no aspiraré ya más vuestros calmantes aromas.
Asolaré la tierra, y de ello quedarán horrorizados vuestros mismos enemigos al venir a ocuparla.
A vosotros os esparciré entre las naciones y os perseguiré con la espada desenvainada. Vuestra tierra será un yermo y vuestras ciudades una ruina.

Entonces pagará la tierra sus sábados, durante todos los días en que esté desolada mientras vosotros estéis en el país de vuestros enemigos; entonces sí que descansará la tierra y pagará sus sábados. Durante todo el tiempo de la desolación descansará, por lo que no pudo descansar en vuestros sábados cuando habitabais en ella. A los que quedaren de vosotros les infundiré pánico en sus corazones, en el país de sus enemigos; el susurro de una hoja caída los ahuyentará, huirán como quien huye de la espada, y caerán sin que nadie los persiga. Se atropellarán unos a otros, como quien huye de la espada, aunque nadie los persiga. No podréis manteneros delante de vuestros enemigos. Pereceréis entre las naciones y os tragará la tierra de vuestros enemigos. Y quienes de vosotros sobrevivan, se pudrirán a causa de su iniquidad en las tierras de vuestros enemigos; por las iniquidades de sus padres unidas a las suyas, se pudrirán. Entonces confesarán su iniquidad y la iniquidad de sus padres, cómo se rebelaron contra mí y como se enfrentaron conmigo.

También yo me enfrentaré con ellos y los llevaré al país de sus enemigos. Entonces se humillará su corazón incircunciso y expiarán su iniquidad. Y yo me acordaré de mi alianza con Jacob y de mi alianza con Isaac; y recordaré mi alianza con Abraham; y me acordaré  de la tierra.

Pero la tierra será antes abandonada por ellos y pagará sus sábados, mientras quede   desolada durante  su ausencia; y ellos también pagarán el castigo de su iniquidad, por cuanto desecharon mis normas y su alma desdeñó mis preceptos. Pero incluso cuando estén ellos en tierra enemiga, no los desecharé ni los aborreceré hasta exterminarlos y romper  mi alianza con ellos, porque yo soy Yahvé, su Dios; me acordaré, en su favor, de la alianza que hice con sus padres, a quienes saqué de la tierra de Egipto, ante los ojos de las naciones, para ser su Dios. Yo, Yahvé.

Estos son los preceptos, normas y leyes que Yahvé estableció entre él y los israelitas en el monte Sinaí, por medio de Moisés.