Audiencia del Faraón a los hermanos de José. Israel (Jacob) Bendice a los hijos de José

Vino, pues, José a dar parte al Faraón. Le dijo: «Mi padre y mis hermanos han llegado de Canaán, junto con sus ovejas, vacadas y cuanto les pertenece.  Ya están en el país de Gosen.» Luego, de entre todos sus hermanos, tomó consigo a cinco varones y se los presentó al Faraón. Dijo el Faraón a los hermanos: «¿Cuál es vuestro oficio?» Respondieron al Faraón: «Pastores de ovejas son tus siervos, lo mismo que nuestros padres.» Y dijeron al Faraón: «Hemos venido a residir en esta tierra, porque no hay pastos para los rebaños que tienen tus siervos, por ser terrible la hambruna en Canaán. Así pues, deja morar a tus siervos en el país de Gosen.»
Dijo el Faraón a José: Que residan en el país de Gosen. Y si te consta que hay entre ellos gente capacitada, ponles por rabadanes de lo mío.»

Otro relato.

Jacob y sus hijos vinieron a Egipto donde José.El Faraón, rey de Egipto, se enteró y dijo a José: » Tu padre y tus hermanos han venido a tí. Tienes el territorio egipcio por delante: en lo mejor del país instala a tu padre y tus hermanos. » José llevó a su padre Isaac (Jacob)  y lo presentó al Faraón, y Jacob bendijo al Faraón. Dijo el Faraón a Jacob: «¿Cuántos años tienes?» Respondió Jacob al Faraón: «Los años de mis andanzas hacen 130 años; pocos y malos han sido los años de mi vida, y no han llegado a igualar los años de vida de mis padres, en el tiempo de sus andanzas.» Bendijo, pues, Jacob al Faraón, y salió de su presencia. José instaló a su padre y a sus hermanos, asignándoles predio en territio egipcio, en lo mejor del país, en el país de Ramsés, según lo había mandado el Faraón.      Y José proveyó al sustento familiar de su padre y sus hermanos y toda la casa de su padre.

Política agraria de José.

No había pan en todo el país, porque el hambre era acuciante.  Tanto Egipto como Canaán estaban muertos de hambre. Entonces José se hizo con toda la plata existente en Egipto y Canaán a cambio del grano que ellos compraban. José  llevaba aquella plata al palacio del Faraón.                 Agotada la plata de Egipto y de Canaán, acudió Egipto en masa a José
diciendo: «Danos pan. ¿Por qué hemos de morir en tu presencia ahora que se ha agotado la plata?» Dijo José: «Entregad vuestros ganados y os daré pan por vuestros ganados, ya que se ha agotado la plata.» Trajeron sus ganados a José y José les dio pan a cambio de caballos, ovejas, vacas y burros. Y les abasteció de pan a trueque de todos sus ganados por aquel año.

Cumplido el año, acudieron al año siguiente y le dijeron: «No hace falta que digamos  a nuestro señor que se ha agotado la plata. Los ganados pertenecen ya a nuestro señor. Así que no nos queda a disposición de nuestro señor nada, salvo nuestros cuerpos y nuestras tierras. ¿Por qué hemos de morir delante de tus ojos así nosotros como nuestras tierras? Aprópiate de nosotros y de nuestras tierras a cambio de pan, y nosotros con nuestras tierras pasaremos a ser esclavos del Faraón. Pero danos simiente para que vivamos y no muramos, y el suelo no quede desolado.»  De este modo se apropió José todo el suelo de Egipto para Faraón, pues los egipcios vendieron cada uno su campo porque el hambre les apretaba, y la tierra vino a ser de Faraón. En cuanto al pueblo, lo redujo a servidumbre, de cabo a cabo de las fronteras de Egipto. Tan sólo las tierras de los sacerdotes no se las apropió, porque los sacerdotes tuvieron tal privilegio de Faraón, y comieron de dicho privilegio que les concedió el Faraón. Por lo cual no vendieron sus tierras.

Dijo entonces José al pueblo: « Veis que os he adquirido hoy para el Faraón a vosotros y vuestras tierras. Ahí tenéis simiente: sembrad la tierra, y luego, cuando la cosecha, daréis el quinto al Faraón y las otras cuatro partes serán para vosotros, para siembra del campo, y para alimento vuestro y de vuestros familiares, para alimento de vuestras criaturas.» Dijeron ellos: «Nos has salvado la vida. Ojalá caigamos bien a mi señor  y podamos seguir siendo  siervos del Faraón.» Y José les impuso por norma, vigente hasta la fecha respecto a todo el agro egipcio, dar la quinta parte al Faraón. Tan sólo el territorio de los sacerdotes no pasó a ser de Faraón.

Testamento de Jacob.

Israel (Jacob) residió en Egipto, en el país de Gosen. Se afincaron en él, fueron fecundos y se multiplicaron sobremanera. Israel (Jacob) vivió en Egipto diecísiete años. Los días de Jacob, los años de su vida, sumaban 147 años. Cuando la vida de Israel (Jacob) tocaba a su fin, llamó a su hijo José y le dijo: «Si quieres mostrarte benevolo conmigo, júrame con tu mano debajo de mi muslo que me serás leal y me harás este favor: no me sepultes en Egipto. Cuando yo me acueste con mis padres, sácame de Egipto y entierrame en el sepulcro de ellos.» Respondió: «Lo haré como dices.» – «Júramelo», dijo. Y José se lo juró. Entonces Israel se inclinó sobre lacabecera de su lecho.

Israel (Jacob) adopta y bendice a los hijos de José.

Tras estos sucesos le comunicaron a José que su padre estaba mal. Entonces tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraím, y se hizo anunciar a Jacob: «Tu hijo José ha venido a verte.» Entonces Israel, haciendo un esfuerzo, se sentó en su lecho. Dijo Jacob a José: «El Sadday se me apareció en Luz, en país cananeo; me bendijo y me dijo: «Mira, yo haré que seas fecundo y que te multipliques; haré de ti una multitud de pueblos, y daré esta tierra a tu posteridad en propiedad eterna. «Pues bien, los dos hijos tuyos que te nacieron en Egipto antes de venir yo a Egipto a reunirme contigo, míos son: Efraím y Manasés. Serán míos como lo son Rubén y Simeón.En cuanto a la prole que has engendrado después de ellos, tuya será y con el apellido de sus demás hermanos se la citará en orden a la herencia. Cuando yo venía de Padán se me murió en el camino Raquel, tu madre, en el país de los cananeos, a poco trecho para llegar a Efratá, y allí la sepulté, en el camino de Efratá, o sea Belén.»

Vio Israel (Jacob)a los hijos de José y preguntó: «¿Quiénes son éstos?» Dijo José a su padre: «Son mis hijos, los que me ha dado Dios aquí.» Le dijo: «Acercamelos para que los bendiga.» Los ojos de Jacob se habían nublado por la vejez y no podía ver. Acercóselos, pues, y él los besó y los abrazó. Dijo Israel (Jacob) a José: «Yo no sospechaba que te volvería a ver, y ahora resulta que Dios me ha permitido ver también a tus hijos.» José los sacó de entre las rodillas de su padre, y se postró ante él rostro en tierra.   José los tomó a los dos, a Efraím con la derecha, a la izquierda de Israel (Jacob), y a Manasés con la izquierda, a la derecha de Israel (Jacob). Después los acercó a éste.

Israel extendió su diestra y la puso sobre la cabeza de Efraím, aunque era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés; es decir, que cruzó las manos, puesto que Manasés era el primogénito; y bendijo a José diciendo: «El Dios en cuya presencia anduvieron mis
padres Abraham e Isaac, el Dios que ha sido mi pastor desde que existo hasta el presente día, el Ángel que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos muchachos; sean llamados con mi nombre y con el de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense y crezcan en medio de la tierra.» Al ver José que su padre tenía la diestra puesta sobre la cabeza de Efraím, le pareció mal, y asió la mano de su padre para retirarla de sobre la cabeza de Efraím a la de Manasés. Dijo José a su padre: «Así no, padre mío, que éste es el primogénito; pon tu diestra sobre su cabeza. Pero rehusó su padre; y añadió: «Lo sé, hijo mío, lo sé; también él será grande. Sin embargo, su hermano será más grande que él, y su descendencia se hará una muchedumbre de gentes. Y les bendijo aquel día, con estas palabras: «Que con vuestro nombre se bendiga en Israel, y se diga: ¡Hágate Dios como a Efraím y Manasés!» – y puso a Efraím por delante de Manasés. – Dijo entonces Israel a José: «Yo voy a morir; pero Dios estará con vosotros y os devolverá a la tierra de vuestros padres. Yo, por mi parte, te doy Siquem a ti, mejorándote sobre tus hermanos: lo que tomé al amorreo con mi espada y con mi arco.»