Los resultados de las elecciones británicas dejan un Reino más dividido que nunca

El Reino Unido está más fracturado que nunca. Cuando se mira el mapa de las 650 circunscripciones se ve que cada uno de los cuatro países que forman este Reino votó de forma muy diferente en las elecciones de este jueves. No hubo un partido que ganara en dos de los países.

Inglaterra

Por supuesto, la gran victoria de los conservadores se basó una vez más en su resultado en Inglaterra. Los laboristas fueron arrollados por los conservadores. En el mapa de Inglaterra sólo había puntos rojos alrededor de Londres y en zonas del noroeste del país. El cinturón rojo del nordeste ha desaparecido. Grandes bastiones laboristas han caído. Como Rother Valley, circunscripción creada en 1918 que ha dejado de ser laborista por primera vez. O Bolsover, en Derbyshire, que se ha vuelto conservadora. Esta circunscripción fue creada en 1950. Desde entonces siempre ha sido laborista. Y desde 1970, hace casi medio siglo, estaba representada en Westminster por la misma persona, Dennis Skinner, conocido como «La Bestia de Bolsover». Desde ayer esta circunscripción se ha vuelto azul y está representada por Mark Fletcher, un joven y valiente político conservador que se presentó en una circunscripción que parecía imposible después de haber disputado en 2015 sin éxito la circunscripción de Doncaster North. Su rival entonces era el candidato laborista a primer ministro, Ed Miliband.

Escocia

El caso más notable, por supuesto, es el de Escocia, donde el Partido Nacional Escocés (SNP) obtuvo un éxito rotundo, incrementando su representación en 13 escaños, hasta 48. Quitó siete a los conservadores, que se quedan con seis, y seis a los laboristas, que quedan con uno. Los Liberaldemócratas mantienen los cuatro que tenían.

El caso del Partido Laborista es verdaderamente trágico. Para darse cuenta de la magnitud del cambio que se ha producido en Escocia en una década hay que recordar que en las elecciones generales de 2010 el partido ganador en Escocia fue el Laborista, que obtuvo 41 escaños; el segundo allí fue el Partido Liberaldemócrata, que logró 11. Los nacionalistas lograron 6 y los conservadores uno. A nadie puede sorprender que la sangría que ha sufrido el Partido Laborista a lo largo de la última década le haya convertido en una formación inelegible. Para los laboristas, Escocia representaba lo que Cataluña significa para el PSOE en España. Si no obtienen un buen resultado allí, es imposible llegar al Gobierno.

El origen del retroceso de los laboristas en Escocia hay que buscarlo en su política frente al nacionalismo. Cuando el SNP empezó a cobrar fuerza a principios de este siglo, el Partido Laborista en Escocia quiso demostrar que era más nacionalista que los nacionalistas. Y para votar a nacionalistas, el electorado escogió el auténtico, no el imitador.

La cuestión ahora es si el SNP va a poder hacer un nuevo referendo sobre la independencia. Tiene un argumento sólido: la defensa de la unión en el referendo de 2014 se articuló, entre otros, sobre el argumento de que si votaban independencia saldrían de la UE. Votaron permanecer en el Reino Unido y ahora es el Reino Unido el que los saca de la UE después de que en el referendo de 2016 la permanencia se impusiera en Escocia. La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, apuesta por el nuevo referendo y para ella era fundamental un Gobierno laborista que dependiese de su apoyo. Pero ahora tiene enfrente a un Boris Johnson que ya le ha recordado que el referendo de 2014 fue «para cerrar este asunto hasta la próxima generación». Habrá que ver quién se impone.

Irlanda del Norte

El ganador en Irlanda del Norte, una vez más, ha sido el Partido Democrático Unionista (DUP), a pesar de haber perdido dos escaños, entre ellos el de su portavoz en Westminster. Pero con ese resultado se queda un solo escaño por delante de Sinn Féin, el brazo político del IRA. El DUP es un partido radicalmente probritánico, defensor de la comunidad protestante y tradicional aliado del Partido Conservador. Pero el acuerdo al que llegó Boris Johnson con la UE ha llevado a un alejamiento de ambas formaciones. Los irlandeses acusan a Johnson de haber establecido una frontera en el mar, entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña, mientras que no hay frontera al sur, con la República de Irlanda.

Gales

El último caso del Reino Unido es el de Gales, donde los laboristas han sufrido un golpe muy importante, pero siguen siendo el partido más votado. Lograron 22 escaños, seis menos que en 2017 y que fueron al Partido Conservador, que consiguió 14. El partido nacionalista galés, Plaid Cymru, logró el mismo resultado de la vez anterior: cuatro escaños. Este resultado de los conservadores galeses es el mejor que han logrado en los últimos cien años. Y probablemente se basa, como el resultado de Inglaterra, en que Gales votó muy mayoritariamente por el Brexit y el Partido Laborista ignoró la voluntad de los electores.