Medios para pensar mejor I

El primer medio para pensar mejor es, acrecentar el nivel de comprensión de lo que escuchamos, vemos, leemos, etc. Difícil es pensar sobre cualquier información que no entendemos. Para ello, mejorar la capacidad de atención y concentración será necesario para así, mejorar la comprensión. Es preciso entonces, un cierto nivel de autodominio, para ser capaces de fijar la atención en aquello que debe interesarnos. En definitiva, es «estar» en lo que hacemos. Abrir nuestra mente a la reflexión. Acostumbrarnos y tratar de ayudar a los otros a que se habitúen a pensar.

Algunos de los niños que hoy llaman hiperactivos, simplemente, son niños inadecuadamente educados. Porque, no se les ha ayudado a tener autodisciplina. Y ello, a veces, con la buena intención de no causarles traumas pero, a contrario, acaban resultando muy excitables, al no ser capaces de auto dominarse. Al no poder centrarse en lo que se les dice; en lo que ven, pero, que no miran; en lo que leen, pero, que no buscan su significado.

El segundo medio es, desarrollar la actitud para descubrir el saber. Esta actitud arranca de la natural capacidad de asombro ante lo que nos rodea y, tiene que ser incentivada por los educadores para que se vaya incrementando nuestra capacidad de observación. Así, nuestro pensamiento será operativo y lo utilizaremos como instrumento al servicio de la búsqueda de la verdad y trataremos de descubrir el “por qué” de las cosas. ¿Hemos perdido la capacidad de asombro? Antes de preguntar ¿Qué pienso?, conviene hacerse otras preguntas: ¿de qué me admiro?, ¿qué me sorprende?…

Muchos no tienen la suficiente paciencia para hacer esto. “Entran” en la información a su alcance sin prepararse; sin un pensamiento previo, sin una admiración activa. ¿Cómo ayudarles? Con buenas preguntas. Se enseña a pensar, preguntando bien. Las buenas preguntas anticipan la información y la preparan. “Los educadores, los profesores no deberían ofrecer jamás un conocimiento nuevo a sus discípulos sin haber provocado antes una ligera anticipación de lo que van a decir”. Esta era una idea de Sócrates al proceder con su perpetua interrogación.

Pero, no sólo hacer buenas preguntas, sino también enseñar a hacerlas. Ante un libro que se dispone a leer, antes de entrar en contacto con la realidad que uno se dispone a conocer, uno debe hacerse algunas preguntas.

Aprender a pensar supone aprender a ver. “Cierra los ojos e imagina primero mediante una visión mental interior”. Aquí la imaginación viene en auxilio del pensamiento. Cosa muy distinta a la de sustituir el pensamiento por la imaginación. Otra ayuda para aprender a pensar es, una selección de lecturas. Hay autores que despiertan y estimulan el pensamiento. Cada cual puede encontrar el suyo. Se le reconocerá por esta señal: que a su contacto la inteligencia se pondrá en movimiento, la reflexión en actividad y muchos juicios en estado de suspenso.

Hemos de enseñar a mirar (no sólo ver) para descubrir la verdad, el bien y la belleza que los seres (personas, ideas, o cosas) poseen. “Educarse en la mirada inteligente”. Mirada que será tal, cuando está dirigida por mis deseos y proyectos. Cual es la finalidad que tengo y me mueve a realizar, lo que aquí y ahora, pretendo hacer. Esta actitud, auténticamente humana, nos enriquece y por tanto nos llena y da sentido a lo que hacemos, y en ello, entonces, hallamos la felicidad. Ser felices con lo que realizamos, ¡porque queremos!, aunque nos cueste esfuerzo. Pensamos lo que hacemos y hacemos lo que pensamos. ¿Qué más queremos?… Si te parece, continuará…