Ronaldo logra su obra maestra

Si quedaba Turín por conquistar, ya cayó y -aun más importante- Cristiano consiguió su chilena, el remate casi mitológico que buscaba. El resultado es que el Madrid salió entre aplausos y la Copa la ganará o no, pero esta superioridad no se recuerda.

Del partido y de la eliminatoria se puede hablar, pero por respeto narrativo a la intriga deportiva. El Madrid es superior en cada puesto del campo. Se supo siempre.

El inicio del partido parecía la continuación de la segunda parte en Cardiff, con la Juventus abierta ya y desangrándose como si siguiese atada a la mesa de operaciones. Isco cayó a la banda izquierda, olvidado por De Sciglio, y no dudó en el remate Cristiano, diez partidos europeos consecutivos marcando.

De la Juve se dice siempre que es un bloque, pero esta vez era casi cúbica, con doble lateral por la izquierda que parecía un multiplícate por cero de Allegri en la banda.

Y sin embargo, cuando se esperaba mayor dominio y más goles del Madrid, la Juventus reaccionó desde el mediocampo. Primero con Bentancur, que sorprendió por lo completo. La verticalidad juventina eran él, Khedira, que cogió el relevo en la construcción del juego, y Dybala como siguiente eslabón. Ramos le sacó un remate claro que le anunciaba su partido.

El Madrid tuvo algunos minutos de posesiones largas e inteligentes que buscaban despanzurrar la presión italiana. Hubo ingeniosidades de Isco, alguna subida de Marcelo, poco en Benzema. Realmente brillaban los centrales, Ramos amargó a Dybala y Varane comenzó también a engrandecerse.

El partido, a la mitad del primer tiempo, era extrañamente fluido, casi sin faltas. Una de las primeras acabó en un rápido remate de Higuaín que Keylor paró en un alarde suyo de reflejos.

El partido se embraveció, decidida la Juve a faltarle el respeto al Madrid y salir de la diplomática “doctrina Chiellini” de la semana. Pero es que el respeto que le tenían era mucho.

Tras el rato de Bentancur, Khedira alargó su zancada. Se diría que los medios italianos llegaron a oscurecer a la sobresaliente media madridista durante unos minutos. Pero no hubo peligro real. Había esfuerzo en la Juve, una verticalidad conseguida, real, pero también falta de argumentos técnicos arriba. Algo de cierto habia en lo del «camposanto de canelones». Todo debía hacerlo Dybala y el susto acababa dándolo el Madrid, con un chut al larguero de Kroos.

En el tramo final de la primera mitad la Juventus redobló el esfuerzo, un poco agónica, empeñada, como si la eliminatoria se estuviera acabando. Puesta al límite, la Juve perdía ese sentido cínico y economizante de su juego (a la Juve nunca la habiamos visto histérica). Llegaba extremada y le faltaba siempre el instante, el segundo necesario. Se protestó un posible penalti por manos de Casemiro y Dybala acabó el periodo tirándose a la piscina por ver si en pillaba algo en la zambullida.

En el gesto había una declaración de impotencia.

Tras el descanso, el partido siguió fuerte en las áreas y transitable en la media. No era bueno del todo para el Madrid, que perdía el balón y extraviaba a Isco. Chutó Ronaldo y contestó Dybala, que además le sacó a Ramos una amarilla por la que se perderá la vuelta, asunto que dejo de importar. Dybala cogía el timón de una Juventus que se quería más cerebral, pero estaba coja por la izquierda, y en la derecha con Costa a pierna cambiada. Un cuadro.

Zidane reaccionó rápido y reforzó la media sacando a Lucas por Benzema.

El Madrid intentó extender el mantel de su juego pero no le hizo ni falta. En el 64 se acabó el fútbol -al menos el europeo-. Cristiano forzó el lio entre Chiellini y Buffon (dos que hablan como exfutbolistas, mal asunto) y remató luego una chilena perfecta, recta, más de Van Basten que de Hugo Sánchez. No dejó que cayera, sino que la buscó en lo alto. La volea de Zidane boca abajo. Buffon se quedó pasmado tres veces. No se ha visto a un portero tan estupefacto.

Aplaudió el estadio, Zidane se llevó las manos a la cabeza (supo por fin lo que habíamos sentido todos con su gol) y el partido se detuvo un poco y luego volvió transformado. No era un gol normal. Cerraba el partido, decantaba la eliminatoria, y llevaba a Cristiano a su escultura. Lo que quedará. Quizás el gol suyo que quede entre centenares de ellos.

EL Madrid se olvidó de la Liga y ha acabado por convertir la Champions en algo doméstico, donde le pasan cosas que antes costaban décadas.

Marcelo marcó el tercero, hasta la cocina, saltando sobre Buffon (esos goles de Marcelo en los que siempre salta sobre alguien en algún momento).

Luego Zidane movió un banquillo fastuoso en el que los jugadores parecían salir de una limusina. Allegri alcanzaba su rictus de velorio. Kovacic pudo hacer el cuarto en un palo.

El Madrid de Cristiano ha traumatizado también a la Juventus. La Vecchia Signora se quedó temblando, como si la hubieran abandonado en una gasolinera. Es un Madrid absoluto y (violemos de una vez el tabú) Cristiano va a por Di Stéfano.

FICHA DE PARTIDO

Estadio: Juventus StadiumJuventus

  • 1Buffon
  • 2De Sciglio
  • 17Mandzukic
  • 30Rodrigo Bentancur
  • 15Barzagli
  • 3Chiellini
  • 14Matuidi
  • 7Cuadrado
  • 10Paulo Dybala
  • 9Higuaín
  • 12Alex Sandro

Real Madrid

  • 1Keylor Navas
  • 2Carvajal
  • 12Marcelo
  • 14Casemiro
  • 5Varane
  • 4Sergio Ramos
  • 23Kovacic
  • 20Marco Asensio
  • 7Cristiano Ronaldo
  • 17Lucas Vázquez
  • 8Kroos
  • Banquillo
  • 24Daniele Rugani
  • 23Szczesny
  • 11Douglas Costa
  • 6Khedira
  • 22Asamoah
  • 8Marchisio
  • 26Lichtsteiner
  • Banquillo
  • 13Casilla
  • 15Theo
  • 11Bale
  • 22Isco
  • 10Modric
  • 9Benzema
  • 3Jesús Vallejo
  • Goles
  • Goles
  • Cristiano Ronaldo 2′
  • Cristiano Ronaldo 63′
  • Marcelo 71′

Árbitro: Cüneyt Çakir