El secreto barroco mejor guardado de Zaragoza: esta es la iglesia que te falta por descubrir

Este templo, muchas veces pasado por alto incluso por los propios zaragozanos, es una joya del barroco aragonés que conserva una historia fascinante. ¡Te invitamos a conocerlo!

En pleno corazón de Zaragoza, a pocos pasos del bullicio del Coso y de las miradas que se alzan hacia el Pilar o la Seo, se oculta un auténtico tesoro patrimonial. Este templo, muchas veces pasado por alto incluso por los propios zaragozanos, es una joya del barroco aragonés que conserva una historia fascinante y un interior de una belleza que sorprende a todo aquel que cruza su discreta fachada.

A menudo eclipsada por los grandes monumentos de la capital aragonesa, la iglesia de San Carlos Borromeo guarda entre sus muros siglos de arte, espiritualidad y anécdotas que la convierten en una parada imprescindible. La Zaragoza más auténtica y menos transitada ofrece en ocasiones sorpresas que también merecen ser descubiertas. ¿Por qué no empezar por San Carlos Borromeo?

UN TEMPLO CON HISTORIA JESUITA

La iglesia de San Carlos Borromeo forma parte del Real Seminario homónimo. Fue construida en el siglo XVI por la Compañía de Jesús después de que esta fundara el Colegio de la Inmaculada. El objetivo era formar a los jóvenes jesuitas de la ciudad. Como curiosidad, el edificio se levantó en un espacio de gran relevancia histórica, pues era el lugar donde se ubicaba la antigua sinagoga de la judería zaragozana. 

El edificio cambió de utilidad dos siglos más tarde tras la expulsión de los jesuitas. El colegio se transformó en el Real Seminario Conciliar y recibió el nombre del monarca del momento: Carlos III​. 

UN EJEMPLO DEL BARROCO ARAGONÉS

La iglesia es un ejemplo magnífico del barroco zaragozano. Desde el exterior parece un edificio de lo más simple, que destaca por su estilo tardo-renacentista, pero cuando entras en su interior, una explosión de elementos se presenta ante tus ojos. Su planta presenta una cabecera poligonal y diez capillas laterales que recuerdan el estilo de otras grandes construcciones jesuitas. Esta configuración es típico del estilo renacentista, aunque el interior también incluye bóvedas góticas.

La iglesia recibió una remodelación entre 1723 y 1736 que le dotó del carácter barroco que es más visible en la actualidad. Su interior destaca por la riqueza de su decoración: yeserías, dorados, retablos y policromía que envuelven al visitante en una atmósfera de recogimiento y belleza. Asombra su recargada decoración formada por elementos góticos, platerescos y barrocos.

El retablo mayor, dedicado a la Inmaculada Concepción, es el elemento más característico del templo, sí como los púlpitos barrocos y la capilla de San José, fácilmente reconocible ya que se encuentra tras las verjas doradas situadas a la derecha nada más entrar al templo. Como curiosidad, en esta capilla se conservan seis cuadros de Vicente Berdusán.

CÓMO LLEGAR Y HORARIOS

El templo se encuentra en el barrio de la Magdalena entre las calles S. Vicente de Paúl y Coso, frente a la Casa de los Morlanes, formando parte del conjunto monumental del Real Seminario de San Carlos Borromeo.

La Iglesia del Real Seminario de San Carlos permanece abierta en los horarios que se realizan los cultos. Se puede visitar por libre durante unos 20 minutos y su entrada es completamente gratuita.