Dembélé se impone a Lamine Yamal como mejor jugador del año. El peso de la Champions inclinó la balanza a su favor
Después de la interminable gala del Balón de Oro, después de que Aitana Bonmatí hiciera historia, quedaron cara a cara los últimos protagonistas: el español Lamine Yamal y el francés Dembélé. Y en ese momento, mientras un Ronaldinho con gafas de sol, tan despreocupado como siempre, se tomaba su tiempo, la sala estallaba en gritos a favor del futbolista del PSG. Evidentemente jugaba en casa.
Ronaldinho leyó al ganador
Ronaldinho leyó el nombre del campeón sin mucha ceremonia: Dembélé, el futbolista que por fin alcanzó lo que tanto prometía. Parecía que tras llegar del Borussia Dortmund al Barcelona se había perdido, entre el despiste y lo que parecía dejadez. Pero en el PSG, en las manos de Luis Enrique, se ha convertido en el mejor futbolista del mundo. El futbolista se levantó, fue abrazando a sus compañeros de asiento y después dio un abrazo a Lamine Yamal, que ya se quedó serio todo el rato. Esperaba ganar el futbolista español, pero no pudo ser. La Champions ha pesado demasiado, la derrota contra el Inter de Milán en la semifinal fue una losa que el joven futbolista del Barcelona no logró levantar.
«Estoy nervioso, no es tarea fácil estar aquí», dijo un Dembélé, que no escondía la emoción. «Que me lo dé Ronaldinho es excepcional. Quiero dar las gracias al PSG que me fichó en 2023, a todo el equipo, al club, que es una familia maravillosa. También dar las gracias a todo el personal. Luis Enrique es como mi padre y gracias a los compañeros, ha sido maravillosa esta temporada del equipo. Habéis estado a mi lado en los momentos altos y en lo bajos. Este premio nos lo llevamos todos como equipo», aseguró repitiendo el lema que Luis Enrique ha conseguido instalar en el equipo francés.
Dembélé siempre había mostrado destellos de genialidad desde sus primeros pasos en el Rennes, su posterior fichaje por el Borussia Dortmund y la etapa en el FC Barcelona. Sin embargo, lesiones y cierta falta de continuidad le habían impedido alcanzar la regularidad que su talento siempre prometió. Con su llegada al PSG y l francés encontró finalmente la estabilidad que necesitaba para brillar.
Un año decisivo
El curso 2024-2025 ha sido la confirmación de que Dembélé ya no es solamente un futbolista de momentos, sino un líder absoluto. Velocidad, uno contra uno, asistencias y goles decisivos: un repertorio que terminó reflejándose en títulos, sobre todo la Champions, votos y lo catapultó a lo más alto del fútbol mundial. Y sobre todo, ha demostrado que es un futbolista con talento, pero dispuesto al trabajo colectivo. Es el nuevo fútbol, donde nadie puede esconderse de hacer el trabajo.
La victoria de Dembélé demuestra que los títulos siguen pesando y la Champions ha sido decisiva. El tercer futbolista en votos fue Vitinha, el centrocampista del PSG, que lidera el ritmo y el juego de su equipo. El triunfo de Dembélé responde también a la diversificación de ganadores en el Balón de Oro reciente. Tras los años de reinado casi absoluto de Messi y Cristiano Ronaldo, el galardón ha comenzado a repartir nombres y a reconocer a jugadores que durante años parecieron a la sombra y que, en principio, no parecía que iban a conseguir el premio. El fútbol se ha democratizado en este sentido.
La felicidad del delantero, al que acompañó su madre poco después en el escenario contrastaba con la seriedad de Lamine Yamal. Aitana Bonmatí hizo feliz a la gran expedición azulgrana, pero todos los focos estaban puestos en el joven futbolista, que nunca ha negado su ambición para llevarse el trofeo. En un año sin selecciones, la temporada regular iba a medir el título. Yamal creyó que podía ganar sin conquistar Europa. Pero su genialidad aún no llega a tanto.