Procedentes de once países, 20 fieles del Opus Dei darán un paso decisivo en sus vidas, cada uno con una historia personal única
Este sábado 24 de mayo, la basílica de San Eugenio en Roma será escenario de una celebración especial: veinte fieles del Opus Dei recibirán la ordenación sacerdotal de manos del cardenal Arthur Roche, prefecto del dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. A las 10:00 de la mañana, estos hombres procedentes de once países darán un paso decisivo en sus vidas, cada uno con una historia personal única.
Desde la medicina pediátrica hasta la física teórica, pasando por el contrabajo, la enología o la investigación histórica, sus trayectorias son tan diversas como valiosas. Sin embargo, todos han respondido a una misma vocación: dedicar su vida a Dios y al servicio de los demás.

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Partituras, ajedrez y Dante Alighieri
Es el caso de Arthur Escamilla, nacido en México pero afincado en Australia, donde durante más de una década dirigió una residencia universitaria en Sídney y acompañó a cientos de jóvenes. Ahora se prepara para asumir una nueva misión, con la misma dedicación.
Son dos los diáconos que nacidos en Italia. Por una parte, Vincenzo Affinita, romano y doctorando en Dante Alighieri, que a sus 28 años cultiva intereses tan variados como la filosofía, las artes marciales, el ajedrez y la música irlandesa. Por otra, Stefano Baravelli, con una trayectoria vinculada al mundo comercial y un recorrido vital que lo ha llevado por distintas ciudades del país.

Los 20 fieles del Opus Dei que se ordenan sacerdotes este sábado
La diversidad de perfiles es llamativa. Ezequiel Mercau, argentino residente en Irlanda, ha sido profesor universitario, investigador en historia del catolicismo y es experto en el conflicto de las Malvinas. Esa sensibilidad humana se refleja en su visión del sacerdocio: «Mucha gente se siente alejada de Dios, pero también que muchos sufren y arrastran heridas, que sólo Dios puede sanar plenamente con su misericordia, perdón y amor de Padre», comenta.
Desde Campo de Criptana, la conocida «Tierra de Gigantes» de El Quijote, Enrique Sañoso ha vivido entre planos de ingeniería y partituras de contrabajo. Ha recorrido ciudades como Barcelona, Roma y Madrid, y reconoce que toda esa riqueza de experiencias le ha mostrado la urgencia de sacerdotes capaces de «encarnar el corazón y sentimientos de Cristo en cada palmo de realidad contemporánea».
Por su parte, José María López-Barajas suma más de treinta años en Austria y una sólida trayectoria en medios de comunicación. Ha colaborado en la expansión del Opus Dei en Europa del Este, y a sus 58 años inicia una nueva etapa con entusiasmo: «Muchos de mis amigos van pensando en la jubilación y el Señor me da la oportunidad de empezar una nueva aventura, sirviendo como sacerdote: ¡es un honor y una gran responsabilidad!», asegura.
Sacerdotes para el siglo XXI
Del otro lado del charco, este sábado también se ordena el estadounidense Robert Marsland, físico formado en Princeton y doctorado en el MIT, quien descubrió el Opus Dei entre laboratorios y ecuaciones. En un camino diferente, pero con igual compromiso, el doctor John Robert Bickford, originario de Guatemala, aportó durante 20 años su experiencia en urgencias pediátricas en Houston.
Y desde Mendoza, este sábado también da el paso Santiago Populín Such, quien agradece la familia en la que nació, «donde aprendí a querer a Dios y a esforzarme por ayudar a los demás». Estudió Enología y comenzó su vida profesional entre viñedos y bodegas, hasta que decidió dar un giro hacia la educación. Actualmente cursa un doctorado en Teología en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, centrado en el noviazgo cristiano como camino hacia la madurez personal.
Completan el grupo otros once hombres: Daniel Callejo Goena, Ramón Díaz Perfecto, Santiago Fabregat Trueba, Ramón Fernández Aparicio, Luis García-Menacho Ariz, Jose Miguel Marasigan, Álvaro Orejana Martín, Pedro Perkins, Antonio Santos García, Gonzalo Silió Pardo y Cristóbal Vargas Balcells. Con trayectorias y orígenes distintos, los veinte nuevos sacerdotes compartirán desde hoy una misma misión: servir allí donde la Iglesia los necesite.