Habla el profesor de los triunfos de Carlos Alcaraz y de la selección española. Y del incidente en el último festejo de San Fermín en el que desplegaron pancartas contra España
Luis del Val pone el foco de la imagen del día de «Herrera en COPE” en la última corrida de toros de San Fermín en la que las peñas desplegaron en el tendido dos pancartas contra España; además de los triunfos de Carlos Alcaraz en Wimbledon y de la selección española de fútbol en la Eurocopa:
Decías esta mañana que vaya lunes, pero es que todo empezó el domingo en Wimbledon. Se inició sacando Djokovic, y el primer punto, del primer juego, del primer set, duró 13 minutos, casi un cuarto de hora. Pensé que, si seguían así, igual comenzaba el partido contra Inglaterra, y Alcaraz aún no habría recibido el trofeo de manos de la princesa de Gales.
Menos mal que no fue así, pero esta mañana les he tenido que explicar a mis piernas, cómo se andaba, porque ya se habían olvidado, y creían que su destino era estar en un sofá o en una cama.
También el domingo, se celebraba la última corrida de toros de San Fermín y, hoy ABC, trae una fotografía para coleccionar. En el tendido de sol, entre ikurriñas, dos pancartas. Faltaban solo tres horas para que la selección española se enfrentara a Inglaterra, y en la primera pancarta se leía: “Puta selección”. Y, en la segunda “Puta España”. Yo creía que esta pandilla entendía más de pistolas, asesinatos y coches bomba, pero parece que ahora están en primero de putas, y no entienden mucho. Porque hace falta ser tontos contemporáneos para pagar la entrada a una corrida de toros, la fiesta nacional de España, y allí en la fiesta más española, identificada en todo el mundo, insultar a España.
Es tan estúpido como si Antonio Herráiz y yo, no vamos a un festival de txistus, pagamos la entrada, y sacamos una pancarta insultando a vascos y navarros. Algún minuto tonto habremos tenido, pero lo de insultar a España en una plaza de toros, es como sacar pancartas contra el secesionismo catalán, en un festival de castellets.
Y no me indigna esta exhibición de odio grosero, porque bastante penitencia tiene esta pobre gente, que cree que para ser feliz es necesario encontrar a alguien a quien odiar. El líder de la pandilla de odiadores se denomina a sí mismo, hombre de paz, y aprendió a ser hombre de paz torturando y secuestrando a seres humanos. No me extraña que sus conmilitones y seguidores sean tan torpes.
Y siento el enorme disgusto que tendrán este lunes, tras el triunfo de la selección española, y el de otro español, Carlos Alcaraz. Casi tanto como el alcalde de Gerona, que prohibió pantallas en las calles para ver el partido de la selección; dijo que las autorizará cuando haya una selección de fútbol catalana. ¡Pobrecillo: le aguarda toda una vida esperando!