«Descubrí el porno con sólo 6 años, me hice adicto y así es cómo me ha marcado mi vida»

Daniel Ribeiro, de 37 años, reconoce que fue adicto a la pornografía. Hoy cuenta en voz alta su testimonio para concienciar a la sociedad de los riesgos

Porno: Así destroza su consumo silencioso a los adictos y a sus parejas

Daniel, exadicto al porno: «Fue un milagro tener un hijo, pensé que había fundido mis genitales»

Daniel Ribeiro no tienen miedo. Es una voz valiente que se atreve a contar en voz alta la cara más oscura de su vida. Nos da permiso para conocer los detalles de cómo a los seis años descubrió lo que era la pornografía. Un hecho fortuito de apariencia inocente que le ha marcado durante muchos años, como él mismo reconoció durante la presentación del programa ‘Hablemos de… Sexualidad’, organizado por el Colegio Oficial de Psicología de Madrid (COP), iniciativa que contará en los próximos meses con jornadas, mesas redondas, debates y otras actividades para prevenir los problemas y acabar con los estigmas que rodean la sexualidad humana.

A sus 37 años, Ribeiro recordó cómo de pequeños un día un amigo le dijo «si quieres te enseño una caja que he encontrado escondida debajo de la cama de mi hermano mayor«. Explicó que al abrirla, su amigo sacó unas cintas de vídeo VHS. Al ponerlas vieron en una gran televisión que tenían en su casa una escena de porno duro de dos hombres practicando sexo con una mujer. Ribeiro sólo tenía 6 años.

«Me quedé impactado. No podía creer lo que estaba viendo. No sabía cómo gestionar la información que estaba recibiendo. Sentí miedo, mucho nerviosismo y eché a correr hasta esconderme en el lugar que siempre elegía cuando jugábamos al escondite. Durante ese día, y los siguientes, me sentí muy mal, con dolor en el pecho, en el estómago, con angustia, sin ganas de estar con gente«.

Los días pasaron. «Poco a poco, cada vez que veía a mujeres guapas, incluso en carteles de publicidad en la calle o en la televisión, empecé a verlas en situaciones sexualizadas. Fue así como poco a poco empecé a buscar imágenes de mujeres en bikini, en ropa interior o desnudas. En aquella época no había internet, todo era a base de revistas, películas, fotos…«, recordó.

Cumplió los 18 años y se matriculó en la universidad. Sus padres le compraron un ordenador para reforzar sus estudios. «Lo que no sabían es que desde entonces tenía entre mis manos una herramienta muy útil para una labor muy distinta. Tenía un escaparate al porno en mi propia casa. Ahí empezó mi problema. Ahora buscaba con mayor tranquilidad y frecuencia las imágenes sexuales. Podía estar dos, tres horas visualizando imágenes por lo que dormía muy poco para ir al día siguiente a mis clases en la universidad«.

Cuando no estaba frente a la pantalla, su mente empezaba a dar vueltas al tema. «No quería pensar en ello, pero mi cabeza se iba una y otra vez a lo mismo. Tenía ya una dinámica creada y no podía salir de ella. No me gustaba lo que estaba haciendo. Lo dejaba un día, pero luego me daba cuenta de que no podía y me conectaba otra vez a ver porno. Tenía una gran lucha interior. Sólo lograba aplazar el consumo, pero no paralizarlo o dejarlo. Yo no tenía el control sobre mí mismo. Y todo esta lucha y sufrimiento la vivía en silencio, sin contárselo a nadie. Era terrible«.

Explica que en aquellos años nadie hablaba de porno. «Yo no me sentía bien porque no dominaba mi vida. En una ocasión me atreví a hacer ciertos comentarios con unos amigos, y me di cuenta de que a ellos les pasaba lo mismo. Estaban igualmente enganchados«.

NEWSLETTER
newsletter
Familia
SEMANAL
Hijos, padres, pareja, conciliación, educación… Una vez a la semana, la actualidad sobre aquello que más te importa.

Empezó a salir con una chica, la que hoy es su mujer, y un día mientras hablaban de sexo salió el tema del porno. Ella le preguntó, «¿a ti qué te parece la gente que se engancha a la pornografía?». En aquel momento, se le paró el mundo. «Tenía dos opciones: mentirla y pasar a otro tema, o decir la verdad, con el riesgo de que me abandonara, cuando yo sentía un gran amor por aquella chica con la que ya estaba comprometido para casarme. Opté por confesarme. Hice lo correcto«.

Aunque la reacción de su novia fue de verdadera sorpresa y disgusto, ella le dijo: «Te voy a ayudar a salir de esto». Fue así como comenzamos a dar los pasos correctos para salir de esta adicción que tanto me atormentaba y condicionaba mi vida en silencio. Hace 7 años que no consumo porno porque hoy tengo herramientas a nivel social y psicológico. Si alguna vez me acuerdo de la pornografía, pienso en mi mujer y en todo lo que me ha ayudado a salir del porno para sentirme libre. Cuando reflexiono sobre ello, siento dolor, rabia, asco y pena por mi mujer que lo ha pasado muy mal. Estuve en un agujero y espero que mi testimonio ayude para concienciar de los riesgos que supone el abuso de la pornografía en la vida de las personas, más ahora que se puede acceder muy fácilmente y en cualquier lugar desde la pantalla de un móvil«, concluyó en su turno de palabra durante el acto »Hablemos de… sexualidad«.