Así será la PAU, la nueva Selectividad: habrá criterios comunes en el formato y corrección y se bajará la nota por faltas de ortografía

El nuevo examen comenzará el próximo curso y habrá un único modelo de ejercicio para cada materia

En la nueva Selectividad que se estrenará en 2025, la primera alineada con la nueva ley educativa (Lomloe), habrá criterios comunes en el formato y la corrección de las pruebas para todas las comunidades. Así lo contempla el nuevo decreto que regula el acceso a las enseñanzas universitarias al que ha dado luz verde hoy el Consejo de Ministros y que presenta, entre otras novedades, que, por primera vez, se penalizarán hasta con un 10% las faltas de ortografía, se recuperará la denominación original de PAU (Prueba de Acceso a la Universidad) -acabando así con las diferentes denominaciones que recibe desde 2017 (EBAU, EVAU, PEVAU)- y se impondrá un mismo modelo de ejercicio para todas las materias.

En pleno debate sobre las desigualdades que genera el actual modelo de Selectividad, el decreto impulsado desde el Ministerio introduce algunas modificaciones para tratar de hacer la prueba más homogénea entre las distintas comunidades autónomas. Una de ellas la de establecer unas únicas directrices para todos los territorios en el formato de la prueba y en su evaluación. Pese a estos cambios, la aspiración de avanzar hacia una prueba única o común para todos los territorios, tal y como defiende el PP, queda aún muy lejos.

El texto apenas ha recibido cambios tras su paso por el Consejo de Estado con respecto al borrador que se conoció el pasado octubre, aunque, según ja indicado hoy la ministra de Educación, Pilar Alegría, es fruto de «un amplio consenso». «Se han mantenido más de 200 reuniones con las comunidades, las asociaciones de familias, los rectores, etc..», ha dicho Alegría al anunciar la aprobación del decreto. Pese a los cambios impulsados, la nueva EBAU mantiene su estructura con una parte de acceso, con exámenes de las asignaturas obligatorias troncales y de modalidad, y otra de admisión, que abarca las materias optativas y que permitirá subir la nota hasta 14 como hasta ahora.

Una de las principales novedades es que las faltas de ortografía bajarán como mínimo un 10% la nota. Matiza, sin embargo, que ese criterio podrá cambiarse en el caso del alumnado con necesidades educativas especiales, como los que presenten dislexia, que quedarán exentos de la penalización.

Enfoque menos memorístico y más aplicado

Los ejercicios de la nueva Selectividad tendrán un enfoque competencial, es decir, menos memorístico y más aplicado, que exigirán al alumnado más «creatividad», «reflexión y madurez» a la hora de responder, según recoge el decreto. Asimismo, en cada comunidad autónoma, se proporcionará al alumno un único modelo de examen (hasta ahora podían entregarse dos, bien de forma aleatoria, bien para que el alumno eligiera) para cada materia.

El texto señala en este sentido que dicha «elección no podrá implicar en ningún caso la disminución del número de competencias específicas objeto de evaluación», lo que traducido significa que dicha opcionalidad no podrá llegar al punto de permitir al alumnado estudiar solo una parte del temario, como ha venido sucediendo desde que, con motivo de la pandemia. Eso supone que los criterios se endurecerán y los alumnos tendrán menos opciones de esquivar parte del temario como ocurría hasta ahora en Cataluña con el examen de Historia. No podrán descartar temas como hasta ahora, y se reducirán así, aunque solo en parte, las desigualdades vigentes entre los modelos de las distintas comunidades. También se presentarán diferentes variedades de respuesta. Las de tipo abierto, en la que el alumno debe elaborar un texto, o semicerradas, deberán contar como mínimo un 70% de la nota total. Asimismo, las preguntas y enunciados de los exámenes tomarán, en la medida de lo posible, ejemplos «próximos a la vida del alumnado«.

Los aspirantes a universitarios también podrán usar, si así lo determinan los responsables o coordinadores de la prueba, elementos auxiliares para realizar los ejercicios como calculadoras, diccionarios o tablas.

En las autonomías sin lengua cooficial, el alumno realizará como máximo ocho ejercicios (cuatro en la fase de acceso y cuatro más en la de admisión) y en los territorios con lengua cooficial hará un máximo de nueve (cinco en la fase de acceso y cuatro en la de admisión). Una de las novedades que el Ministerio quiso introducir en un principio es que la duración de cada examen fuera de 105 minutos, aunque finalmente se ha estipulado que se mantenga la duración actual, de 90 minutos. La nueva prueba continuará modificándose de forma gradual hasta el 2028 para que sea aún más competencial.

Los cambios dibujados en la nueva prueba de Selectividad son insuficientes para el Partido Popular. La vicesecretaria de Sanidad y Educación del PP, Ester Muñoz, ha replicado con contundencia el nuevo modelo presentado por el Ministerio de Educación. «No necesitamos una EBAU más dura, sino más justa para todos», ha indicado en una respuesta que ha trasladado al Gobierno.

Muñoz ha censurado que la ministra haya anunciado «de forma unilateral» y sin contar con ninguna comunidad autónoma que el Gobierno va a reformar la EBAU para homogeneizarla, algo que, en opinión de la dirigente del PP, no es cierto. «Lo único que cambia es el nombre y pone un mínimo de un 10% a las comunidades para calificar con criterios de corrección», ha señalado.

Junto a ello, ha recordado que, tal y como anunció el presidente Alberto Núñez Feijóo, las comunidades gobernadas por el PP han acordado una EBAU común. La reforma, en la que el Partido Popular lleva cinco meses trabajando y que se presentará en las próximas semanas, supondrá una «auténtica revolución» para la prueba del año que viene.