Nadal se regala un día más en la Caja Mágica tras la enésima lección de tenis y pundonor

El balear cumple en lo de no forzar el cuerpo y disfrutar del calor del público español, que asiste a otra actuación de compromiso y de experiencia ante Blanch (6-1 y 6-0 en una hora y 4 minutos)

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Rafa Nadal cumple el objetivo con el que aterrizó en Madrid: no romperse y disfrutar. Y regalarse, de paso, un día más del abrazo y el cariño del público español tras un partido con un rival perfecto para sus expectativas y preparación. Un Darwin Blanch que mostró buenas maneras, pero quedó engullido por el rival, el escenario y la inexperiencia. Del que empieza, con 16 años, al que prosigue, de casi 38, feliz el balear porque aplaza el homenaje sin pasar apuros físicos tras un choque de apenas una hora que culmina con un 6-1 y 6-0.

MUTUA MADRID OPEN

PRIMERA RONDA

  • Rafael Nadal
6 6
  • Darwin Blanch
1 0

A lo largo de su carrera, muchas de las actuaciones de Rafael Nadal solo se explicaban porque era él quien las protagonizaba: ese ganar los partidos cuando el rival ya está celebrando el triunfo, ese revolverse ante las dificultades, ese prevalecer en el empeño, ese recomponer el resultado cuando todo el mundo ve el contrario, ese retorcer la lógica para inclinarla a su favor. En este jueves de poco calor, atípica la hora de comienzo porque ya son casi las seis, sobrevuela la Caja Mágica un sentimiento inexplicable que solo se entiende porque es Nadal quien lo crea: alegría, esperanza, ilusión, aliento contenido. El personal, llena como siempre y como nunca la pista central, vive compungido el inicio del balear contra Darwin Blanch, invitado a una fiesta que no entiende porque casi no ha llegado todavía al circuito y el que tiene al otro lado de la red ha ayudado a construirlo en estos últimos veinte años. Pero esto es Nadal, despejar el miedo de la grada a que sea esta su última actuación en la Caja Mágica.

Se regala y regala el campeón de 22 Grand Slams un día más, tanto en el presente más inmediato, que no es solo Madrid, y también en el partido, con un break ya en el segundo juego que anima al personal, habrá más Rafa, aunque sea un poco más, escondidas todavía las lonas que la organización ha preparado para un día que el planeta tenis asume temprano, pero que no es hoy, para alivio de todos.

Chocan dos tenis, aunque Nadal son muchos tenis ya de por sí, pero hay potencia en el chaval de 16 años, dos primeros saques directos a 213 y 215 por hora, e inteligencia y experiencia en quien cumplirá 38 años en junio. Sin forzar, que lo único que desea Nadal en este partido es no romperse, golpea con efecto, sin grandes diabluras pero sí intención, porque cae Blanch una y otra vez en la trampa, precipitado el muchacho porque el escenario, el rival, el «vamos, Rafa» y el «Madrid te quiere, Rafa» casi en cada punto, el aprendizaje no está completado

Gana un par de cursos de golpe con este estreno en Madrid. El pupilo de la Academia de Juan Carlos Ferrero, quien lo observa desde su palco, habla español, inglés, tailandés y chino, por su vida trotamundos, pero no entiende el lenguaje en el que le habla Nadal en este partido. Los saques del español no llegan a los 190 kilómetros por hora, tampoco se atreve con derechas de las suyas ni el revés es el de las grandes tardes, pero es la efectividad del tenis de otra época la que prevalece: juego cortito, alto, angulado. Y van cayendo los juegos hacia su marcador, incansables, como es él.

No es el Nadal de las gestas ni falta que le hace, que para eso tiene todo el tenis de los últimos veinte años mezclado en la mano. Sabe dosificar como nadie y no permite que Blanch le estropee el desenlace. Sonrisas y saludos a la grada, musitando un gracias a todos, recogiendo el calor del público que le aplaude todo lo que ha sido y todo lo que todavía dará el sábado. Su hijo, en la grada, también celebra que su padre siga ahí, en la pista, de donde no quiere nadie que se marche.

«Tiene un magnífico futuro por delante, pero todavía tiene que corregir errores. Por mi parte, es genial jugar delante de mi familia, después de lo que he pasado en los dos últimos años, sentir el apoyo incondicional es fantástico. Es una victoria que me da la oportunidad de jugar día más aquí en Madrid, que para mí significa muchísimo. Mi nivel de juego ha sido correcto, no me he complicado la vida. He estado centrado, sin cometer muchos errores, haciendo lo que tenía que hacer el primer día y ha sido suficiente», aseguró el balear a pie de pista.