El presidente del Gobierno y la máxima autoridad de las Cortes se han estrenado en sus cargos en el Día de Aragón
Uno venía dando pistas en los actos de Huesca y Teruel y la otra ha preferido no desvelar nada. Los presidentes de Aragón y las Cortes, Jorge Azcón y Marta Fernández, han vivido su primer Día de San Jorge en sus respectivos cargos con dos discursos institucionales que han transitado por temas tan variados como el legado de aragoneses ilustres, caso de Joaquín Costa o Juan Bolea Foradada, y el presente y futuro de la Comunidad. También ha habido hueco para temas políticos de actualidad como los resultados de las elecciones vascas y el crecimiento de EH Bildu, que Fernández ha interpretado como una victoria del “brazo político” de ETA, entre menciones a Manuel Giménez Abad, asesinado en 2001 en Zaragoza por la banda terrorista.
Del grausino Costa, “un gran referente intelectual”, la presidenta del parlamento aragonés se ha traído la intención de combatir “el desapego, la crisis de convivencia” o la “desafección” de la sociedad respecto a la política. “Es el día de decirles (a Aragón y España) quienes somos sus representantes y a dónde nos queremos dirigir”, ha apuntado Fernández, con el deseo de “ser ejemplares y estar comprometidos con la encomienda de servicio público”.
Con Costa ha arrancado el discurso y de él ha sacado también “la obligación de promover un debate sosegado, reflexivo y acorde con las necesidades de la sociedad”, que a juicio de Fernández vive “tiempos turbulentos y de pactos moralmente ilegítimos. “Poder por privilegios que generan solidaridad territorial”, ha asegurado, “y donde Aragón siempre sale perdedora”. En última instancia (y como ha reproducido de forma casi textual el expresidente Javier Lambán), se trata según sus palabras “de impedir que el camino iniciado en 1978 se tuerza”, con la reivindicación de la “democracia constitucional” como principal ariete.
Unos valores, señala, que también encarna la Policía Nacional, galardonada con la medalla de la cámara autonómica con motivo de su bicentenario. La máxima autoridad parlamentaria ha puesto así el acento en las operaciones Suzaku, Paisa o Sansón, contra la pedofilia, la explotación sexual o el tráfico de drogas, pero también su papel en momentos como el derrumbe del edificio de la calle San Francisco de Teruel, con un rápido desalojo que salvó vidas.
ARAGÓN Y ESPAÑA DE LA MANO
Guion similar para el jefe de la DGA. “Intentan romper la unidad de convivencia que supone la Constitución, ha sido un delito consumado que nos ha llevado a un momento de inestabilidad política e institucional sin precedentes”, ha valorado Azcón, sobre la tramitación de la Ley de Amnistía. El presidente asegura que esos políticos “que han cometido delitos contra las normas fundamentales deben responder ante ellos”.
La Comunidad y España van de la mano en los discursos de uno y otro. “Nadie tiene derecho a arrebatarnos la nación y la democracia que tanto esfuerzo nos ha costado impulsar”, ha insistido el presidente. Los “planes, proyectos y ambiciones para el progreso propio y el avance común” pasan así por “la revolución tecnológica”, el “desembarco de las grandes multinacionales” o el “desarrollo” de sectores como la agroindustria. Sin olvidar, como ya hiciera en las otras dos capitales de provincia, el papel de los jóvenes o reivindicar la finalización de las obras del Pacto del Agua, al calor de las palabras previas de César Trillo.
AGRADECIMIENTOS A LAMBÁN
Especialmente emotivas han sido las menciones al expresidente Javier Lambán. Su sucesor, desde la reconocidas discrepancias ideológicas, ha elogiado cómo afrontó el “desafío social” de la pandemia, “anteponiendo hasta su propia salud”. Emocionado, ha querido dar “gracias infinitas” por ese trabajo. “Cuando deje el cargo, estaré satisfecho si alguien comenta que me acerqué a tu esfuerzo, que trabajé como tú, sin descanso, intentando mejorar nuestra tierra y pensando, sobre todo, en dejar un futuro mejor a nuestros jóvenes”, ha valorado.
Si la presidenta ha sacado a Costa a la palestra, Azcón ha hecho lo propio con los “padres” de la Autonomía y la Constitución de 1978. Es el momento, “ahora más que nunca”, de “ensalzarlos y revitalizarlos” para poner en valor “la tarea de cuidar con mimo los valores de la democracia”.
