Armengol es ahora el punto más débil de Sánchez

Tensión en Moncloa por la estrecha relación de confianza entre el exministro Ábalos y la hoy presidenta del Congreso

En la bancada del grupo socialista se extiende una mancha de preocupación por el «caso Koldo» y las consecuencias, tanto desde el punto de vista de la investigación judicial abierta como también políticas, que sigan a la salida del exministro José Luis Ábalos al grupo mixto. Tan es así que ayer, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, mientras Alberto Núñez Feijóo pedía explicaciones al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, por la trama, y por el momento en el que él pudo tener conocimiento de ella, el vicepresidente de la Mesa de la Cámara Baja, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, hombre fuerte de Ábalos en Andalucía durante su etapa como secretario de Organización del PSOE, sorprendía a Sus Señorías portando un auricular mientras el exministro era entrevistado por Carlos Alsina, en Onda Cero, a esa misma hora. Los diputados estaban ayer a las nueve de la mañana más pendientes de lo que dijera Ábalos en la radio que de lo que estaba sucediendo en el Hemiciclo, síntoma del estado de ansiedad de los socialistas.

Ábalos siguió siendo el principal foco de atención, pero el punto más débil es hoy la presidenta del Congreso, Francina Armengol. En el PSOE es conocido que el exministro presumía con desparpajo de su estrecha relación con el PSOE de Baleares, hasta el punto de que daba a entender que siempre tenía una «pata allí», y esta relación de confianza mutua entre Ábalos y la expresidenta de Baleares, hoy al frente del Congreso, se ve en las filas socialistas como una bomba de relojería, de graves consecuencias si llega a estallar.

Armengol carga sobre sus espaldas con la decisión de haber ocultado la estafa al Gobierno balear de, al menos, 2,6 millones de euros, por parte de la empresa vinculada al ayudante de Ábalos, Koldo García. Esa compra no fue acompañada de un expediente correcto, lo que puede intentar justificarse en que se «apagaron» todos los controles por la pandemia. Pero resulta que, además, las mascarillas adquiridas no eran FFP2, sino quirúrgicas, mucho más baratas y de peor calidad, y Armengol «tragó» con el engaño y no firmó la reclamación del dinero estafado hasta tres años después, cuando ya estaba en funciones y antes de que accediera a la Presidencia la popular Marga Prohens. Armengol formalizó la reclamación del dinero cuando iba a perder el control del Gobierno autonómico, y en el partido temen que la investigación llegue a probar que Koldo García usó su influencia, en nombre de Ábalos, en favor de la empresa de la que cobraba las mordidas para que no tuviera que ejecutar la devolución del dinero.

En Moncloa y en la bancada socialista se han encendido las alarmas sobre la evolución de la situación de Armengol porque hoy «es la pieza más inestable». Y si cae, los efectos políticos serían devastadores: «No seríamos capaces, tal y como están las cosas, de volver a sumar el apoyo de todos los partidos de la mayoría progresista para poner al frente de la Cámara Baja a otro nombre nuestro». Tan precaria es la situación del PSOE, en lo que afecta a sus apoyos parlamentarios, que en el partido especulan con la posibilidad de que no habría que descartar que tuviera más respaldo la candidatura que propusiese el PP si a Sánchez no le quedase más remedio que ser «coherente» con el principio de «limpieza» que se atribuye

La presidenta del Congreso no ha dado ninguna explicación sobre por qué ocultó durante años la estafa de la trama, más allá de mostrarse escandalizada y sorprendida por una información de la que, según la documentación incautada, ya tenía conocimiento. La estrecha relación con Armengol de la que presumía Ábalos, como también se ufanaba de lo mismo respecto al PSOE canario, hace temer a los socialistas que se abra la caja de Pandora de las ramificaciones autonómicas del «caso Koldo» y que se active también la «información» que puede utiliza a su favor el exministro, que, como ayer volvió a recordar en su entrevista con Alsina, se siente injustamente tratado por la dirección socialista.

Por eso Armengol está para los socialistas en el primer puesto de la lista de todos los nombres que han ido apareciendo por algún tipo de relación con las comisiones en pandemia por las mascarillas y las operaciones de la empresa vinculada a la mano derecha de Ábalos. Pero dentro de la organización socialista también se mira con especial preocupación a Santos Cerdán, quien hoy ocupa las responsabilidades de Ábalos dentro del PSOE y que ha sido comisionado por Pedro Sánchez para la negociación con Carles Puigdemont. En el partido se dice que Cerdán y Ábalos eran «una misma cosa», y ésta, por otra parte, es la cantinela en la que lleva insistiendo el exministro de Transportes desde que estalló el escándalo. Ayer volvió a hacerlo en la entrevista con Carlos Alsina, cuando subrayó que «todos tenemos doble cara», e indicó explícitamente que Santos Cerdán está «en su misma situación».