Los socialistas lograrían su segundo peor resultado en una cita europea e Irene Montero conseguiría escaño para Podemos
Las elecciones europeas se celebrarán el 9 de junio y se han convertido en un nuevo plebiscito sobre Pedro Sánchez y el rumbo que ha tomado con sus cesiones al independentismo de la amnistía. De hecho, además, la contienda electoral contará seguramente con la presencia de Carles Puigdemont en la candidatura Lliures per Europa (Junts), lo que puede añadir mayor capacidad de movilización a una cita que se celebra cada cinco años y suele rondar siempre el 45% de participación (salvo cuando coincide con elecciones municipales y autonómicas, como ocurrió en 2019, y se dispara al 60%). En cualquier caso, ahora mismo las perspectivas para el PSOE no son halagüeñas porque obtendría el segundo peor resultado de su historia mientras el PP ganaría con holgura y, además, le arrancaría casi 700.000 votos.
Así se recoge en la encuesta de NC Report para LA RAZÓN, elaborada con 1.000 entrevistas entre el 12 y el 18 de enero. En concreto, el PP vencería las elecciones y lograría llevarse 25 de los 61 escaños que se distribuyen en toda España y cosecharía un 37,5% de los votos. Es decir, los populares prácticamente doblarían los resultados de 2019, cuando se quedaron en 13 europarlamentarios y un 20,2% de votos. Con estos resultados, Alberto Núñez Feijóo lograría una nueva victoria a nivel nacional tras las generales de julio de 2023 y, sobre todo, también conseguiría su objetivo de ir conquistando a electores socialistas descontentos con Sánchez por sus cesiones al separatismo, algo que le permite ampliar la base electoral: en concreto, el líder del PP se llevaría 688.000 votos del PSOE (un 9,3%).
Además, Feijóo lograría conservar al 93,1% de los votantes que eligieron al PP en 2019 y se llevaría a casi todo el electorado de Ciudadanos: un 87% y 2,3 millones de votos. A Vox también le arañaría voto, aunque en menor medida: un 14,7% y 205.000 papeletas. Los populares lideran también el segmento de electores nuevos y se quedarían con el 36%, que representan 648.000 votantes.
En cambio, el PSOE perdería fuerza y se dejaría tres escaños con respecto a 2019: en total, lograría ahora 18 y un 28,3% de votos. Sánchez lograría salvar los muebles, aunque registraría el segundo peor resultado de la historia del PSOE en unas elecciones europeas (tan solo ha bajado una vez de los 20 escaños, en 2014), un campo de juego que gusta al presidente del Gobierno por su interés de proyección internacional. Tan solo lograría conservar el 77,8% de los votantes de las elecciones de 2019, aunque arrastraría a un 12% de Sumar (271.000 electores) y un 19,1% de los nuevos electores (344.000).
Las elecciones europeas son el primer examen de ámbito nacional a Sánchez tras la cesión de la amnistía, ya que los comicios gallegos o vascos tienen un alcance autonómico. Y, en este sentido, por el ritmo de tramitación parlamentaria, probablemente coincidan con la aplicación de la amnistía y posiblemente con el regreso de Carles Puigdemont a España, un elemento cuyo impacto puede alterar todavía más cualquier pronóstico. Además del interés que siempre ha mostrado Sánchez por el ámbito internacional y, por tanto, por las elecciones europeas, también está el hecho de que cuántos mejores resultados y más eurodiputados aporte al grupo socialista, más fuerza tendrá para negociar posteriormente en el reparto de cargos que se dará y que tanta influencia puede tener para Sánchez: sobre todo, por los pronunciamientos que pueda hacer Europa sobre la amnistía en los próximos meses.
Además del PP, Vox el único partido que crece con respecto a las elecciones de 2019. Los de Santiago Abascal pasarían de cuatro a seis escaños y de un 6,2% de los votos a un 10,4%. Este crecimiento de Vox se nutriría principalmente de nuevos electores, ya que recogería 352.000 de ese segmento; aunque también arañaría en torno a 200.000 votos de PP (204.000), Ciudadanos (188.000) y PSOE (177.000). Con ese 10,4% de votos, Vox consolidaría su porcentaje de voto en torno a esas cifras ya que en las generales de julio de 2023 se quedó en un 12,39%.
A la izquierda del PSOE, en cambio, se produce un terremoto: el estreno de Yolanda Díaz es bueno porque logra conservar los seis escaños que cosechó Podemos en el 2019, aunque con un ligero menor porcentaje de voto (pasa de 10,1% a 9,1%). Sin embargo, eso no evitará que Irene Montero, candidata de Podemos, pueda obtener su escaño y logre 390.000 votos. En este sentido, sumados los votos de ambas formaciones, supondrían más apoyos (escaños y votos) que en 2019.
Además de los cuatro principales partidos de ámbito nacional, las formaciones nacionalistas e independentistas tienen mucho en juego porque hay elecciones en el País Vasco y Cataluña. De hecho, la cita electoral vasca podría darse coincidiendo con las europeas ya que el lendakari Íñigo Urkullu tampoco tendría ya mucho más margen para convocarlas (hasta julio). Y las elecciones catalanas serían más o menos medio año más tarde, como muy tarde (hay margen hasta febrero). Por tanto, los resultados en ambas autonomías tendrán también mucho impacto sobre la legislatura nacional porque servirá para examinar, en cierta medida, si los electorados valoran las actuaciones de los partidos ya que todos ellos forman parte ahora mismo del bloque de investidura de Pedro Sánchez (ERC, Junts, Bildu y PNV).
En este sentido, salvo el PNV (Ceus), que mantendría su único escaño, el resto de partidos pierden europarlamentarios. ERC y Bildu concurren a las elecciones en coalición bajo las siglas de Ahora Repúblicas y lograron tres escaños y un 5,6% de votos en 2019, mientras que ahora perderían a un parlamentario y se quedarían en el 3,3% de voto (seguramente, ambas formaciones quedarían lastradas por el declive de los republicanos que vienen de un ciclo electoral muy malo).
Lliures per Europa (Junts) lograría dos escaños (uno menos que ahora) y se dejaría 320.000 votos (pasaría del 4,5% de votos al 3%). Sin embargo, todo puede cambiar tanto a mejor como a peor porque probablemente el candidato sea Puigdemont, una circunstancia que puede alterar el tablero en Cataluña y que permitirá evaluar la capacidad de atracción del expresident, que ha virado en su estrategia política y ha dejado de lado la confrontación para abrirse al diálogo y la negociación con el Gobierno. Tanto es así que ha investido a Sánchez, una circunstancia que está por ver cómo interpretan sus electores en un momento en que empiezan a abrirse paso partidos independentistas más radicales.
Ciudadanos, que ya ha mostrado su intención de presentarse a las europeas, se quedaría sin escaño, aunque cosecharía en torno a 92.000 votos. Además, parte de su espacio puede ser arrebatado por la nueva formación de izquierdas Izquierda Española, que lidera Guillermo del Valle y aspira a presentarse para enmendar el rumbo del PSOE de cesiones a los separatistas.
En cualquier caso, un elemento destacable sobre la importancia de las elecciones europeas lo marcará la participación: si llega al 60%, tal y como recoge la encuesta, los resultados serán muy significativos para la evolución de la legislatura a nivel nacional. En caso contrario, habrá debate sobre el impacto real. Además, cabe recordar que en las elecciones europeas hay circunscripción única y, por tanto, cada escaño vale proporcionalmente el mismo número de votos.