El 45% de los nacimientos en Aragón son de madres solteras

De los 8.985 niños y niñas que nacieron en 2022, 4.036 eran de mujeres no casadas

La maternidad cada vez se retrasa más y el matrimonio es menos común entre las parejas

Contraer matrimonio ya no es lo habitual o necesario para tener hijos. Los cambios en los valores culturales han hecho que la sociedad se transforme. En Aragón, el número de hijos de madres solteras y casadas durante 2022 fue más próxima que nunca La cifra de nacimientos fue de 4.949 hijos de madre casada y 4.036 de madre soltera, un 45% del total. Así lo evidencia el Informe sobre el Movimiento Natural de Población del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuyos datos a nivel nacional reflejan que por primera vez en España nacieron más hijos de madres solteras que de madres casadas durante el ejercicio de 2022.

El matrimonio ha ido perdiendo peso en la sociedad de forma que ya no es un requisito indispensable para formalizar el amor o un paso previo para formar una familia. Se trata de una tendencia que ha llegado para quedarse y que también lleva muchos años asentada en Aragón. «Desde hace ya varios años, también en la comunidad, los nacimientos antes del matrimonio han ido aumentando. El matrimonio no tiene el peso que tenía antes cuando las mujeres se veían forzadas a contraer matrimonio cuando se quedaban embarazadas antes de casarse. Se trataba de una sociedad con valores religiosos y ahora vamos hacia una secularización», explica el sociólogo y profesor de la Universidad de ZaragozaPablo Redondo.

La edad media de los matrimonios también ha cambiado y conforme pasan los años es más habitual que las parejas se casen más tarde. En Aragón, la cifra de enlaces se ha incrementado casi un 21% desde 2019, con un total de 4.687 en 2022. La cifra más baja se situó en 2020 con 2.237 matrimonios coincidiendo con las mayores restricciones por la pandemia. Asimismo, la edad media de los matrimonios está entre los 30 y los 39 años. En 2019 se casaron 1.082 parejas de 30 y 34 años, mientras que en 2022 la media se situaba entre los 35 y 39 años con 1.063 enlaces.

A nivel nacional, la tasa de nupcialidad se incrementó un 20,5% respecto a 2021, cuando se registraron 150.000 matrimonios. En lo que respecta al panorama europeo, en 2020, en Chipre y Hungría se situaron en la primera y la segunda posición del ranking de los diez países de la Unión Europea con la tasa bruta de nupcialidad más alta. «Antes, si dos personas se querían casar había que pasar por la iglesia, culturalmente era una tradición, un rito. Ahora, conforme hemos ido avanzando hacia una sociedad más secularizada, se han normalizado los matrimonios civiles, las parejas de hecho y los matrimonios homosexuales», añade Redondo.

Y aunque muchas parejas ya no formalizan su amor con un voto religioso para crear una familia, al retraso en la edad de casamiento también le sigue un retardo en la edad para tener hijos. En Aragón, la edad media de las madres se sitúa en los 32,6 años, según el INE, la cifra más alta desde el primer año en el que se registraron datos (1975). «La edad de la maternidad se ha elevado mucho durante los últimos años, las mujeres suelen ser madres a los 33 y 34 años. Esto se debe a varios motivos, pero principalmente responde a una cuestión económica. Mucha gente se ha hecho adulta en mitad de dos crisis, la de 2008 y la pandemia. Tener hijos en un entorno económico tan convulso ha ido retrasando la edad de tenerlos. Además, la precariedad laboral hace que muchas personas no tengan estabilidad llegados los treinta años. No tener un colchón económico hace que las parejas no se puedan permitir tener hijos», argumenta el sociólogo Redondo.

Más tarde que nunca

Y aunque en Aragón la tasa de natalidad es la excepción que rompe la norma nacional con un total de 3.085 nacimientos durante enero y abril, el futuro se prevé con menos niños. «Ha habido cambios en los valores de la juventud, mientras que hace décadas el objetivo era casarse, tener hijos y formar una familia, ahora las aspiraciones han cambiado. Cuando se alcanza una cierta independencia económica se prioriza viajar, hacer planes y disfrutar. Tener un hijo marca el final de esa juventud y este también es uno de los motivos por los que se retrasa la edad para tener hijos. Además, esa añorada juventud cada vez se alarga más», asegura Redondo.

Asimismo, las relaciones amorosas también han cambiado y el compromiso o la monogamia también se han quedado desfasados. «La forma de concebir la pareja ya no es la misma, con la revolución de las aplicaciones para ligar las relaciones tienden hacia un contacto más virtual y son menos comprometidas y estables. No comprometerse o tener relaciones abiertas con más individuos es algo común entre los jóvenes de hoy en día. Para los jóvenes se ha ido rompiendo esa visión del concepto tradicional y ahora se liga no pensando en una familia sino en pasar el rato y divertirse», añade.

Sin embargo, esta moda también conduce hacia sociedades más individualistas y solitarias, según explica Pablo Redondo. «Ahora los vínculos sociales son más frágiles, de hecho cada vez aumenta el número de personas que no han conseguido encontrar una pareja estable con la que pasar el resto de su vida», concluye.