Alcaraz ya es Alcaraz

El español alcanza su mejor tenis y activa la sonrisa para tumbar a Medvedev y citarse con Djokovic en semifinales

Alcaraz desactiva a Medvedev y se clasifica primero de grupo

Para siempre en los archivos fotográficos ese Carlos Alcaraz pecho hinchado, mirada desafiante, dientes apretados. El Alcaraz más dominador tras un punto que también se quedará para siempre en los vídeos de resumen. Se defiende con todo, vuela de lado a lado, cambia ritmo con un drive abombado a la línea de fondo, cambia alturas con dos reveses racheados y ataca en cuanto puede con esa derecha tan reconocible que se saca de la nada y que lo es todo. Para terminar la jugada, contradejada de manual, que Daniil Medvedev no es malo, pero el español es mucho mejor. En las dejadas, los saques, las subidas a la red, los atrevimientos y en todo el encuentro. Y se le hincha el pecho porque el lunes estaba hundido, sin saber si podría ganar un partido en estas ATP Finals y ahora está a dos de convertirse en maestro.

Por el momento, es pupilo aplicado y rápido en absorber las lecciones que lo hacen mejorar de un día para otro. Con 18 años perdió con Nadal, con 19 por las mismas fechas lo superaba en el mismo escenario. Con 20 años, número 1 más joven de la historia en 2022 y dos Grand Slams (US Open 2022 y Wimbledon 2023). Esta semana, otro ejemplo de lecciones adquiridas de forma exprés. Del lunes hasta aquí, ha sabido apagar ese abatimiento venido por una irregular segunda parte del curso, despejar el cansancio físico y encontrar esa fórmula energética con la que volver a sonreír. Un proceso que, explica, comienza en la misma noche en la que cae con Alexander Zverev: «Hablé con Juan Carlos de que pasaba algo en los últimos torneos. La gente más cercana a mí e incluso gente que no me conoce tanto veía que no estaba con la misma actitud que al principio de temporada. Ya no era estar más cansado o no, sobre todo era disfrutar. Estaba cansado mentalmente, pero Juan Carlos me abrió los ojos en decir que este era el último torneo del año, y había que olvidar el cansancio mental y tenía que dejar todo lo que teníamos dentro, que esto era el Master. A partir de ahí hablamos sobre el nivel y sobre lo que tenía que hacer».

A partir de ahí, puro fuego en su mano. Muy acertado con su saque, tremendo arsenal de recursos para dominar al ruso (20 golpes ganadores) y valiente en la resolución de los puntos, bien con la derecha, donde ha recuperado el látigo, bien en la red (16 puntos logrados de 21 intentados). «Ha sido el mejor o el segundo mejor partido que he hecho desde la final de Wimbledon. Quizá con la final de Cincinnati (contra Djokovic), aunque perdiera», concede el murciano, cabeza alta y sonrisas.

Ya tiene el nivel, por lo que, concede, su cabeza fluye de otra manera. Si el lunes no sabía si podría ganar algún partido, el viernes admite que se ve con opciones de todo: «Quedan dos partidos, pero a la vez está lejos. Las sensaciones que tengo no sé si son de ganar, pero sí de darme una oportunidad de hacerlo».

Por el momento, este sábado (21.00 horas, Movistar; a las 14.30h, Sinner-Medvedev) se cita con Novak Djokovic. El serbio sirve como tercer ejemplo de lo rápido que crece Alcaraz. En junio, cedió ante la presión de su aura en las semifinales de Roland Garros; en julio, se hizo enorme para doblegar su palmarés, su leyenda y su experiencia para arrebatarle el título de Wimbledon. Este sábado 18, la quinta cita. «Será un partido muy mental, así que tengo que prepararme desde esta misma noche. Veremos qué hice bien en aquellos partidos e intentaremos repetirlo».

De Djokovic se espera su mejor versión y todo su bagaje puesto al servicio de esa séptima corona que persigue. Se ha visto el serbio fuera de esta edición, pero el triunfo de Sinner sobre Rune le ha dado una oportunidad que Alcaraz sabe que no dejará escapar si puede. Sin embargo, este es otro Alcaraz. Ni el de París, ni el de Wimbledon ni el de este mismo lunes. Es el más joven en las semifinales de este torneo de élite desde que un tal Rafael Nadal consiguiera la plaza en 2006 también en su debut -se clasificó el año anterior pero no jugó por lesión-. El balear no logró superar esta penúltima ronda, pues se cruzó con Roger Federer (este, a su vez, tampoco alcanzó la final en su debut, en 2002, al caer contra Lleyton Hewitt). Falta por saber si el murciano superará ese dato. A la velocidad que aprende, todo es posible. Sobre todo, cuando pone en marcha su fórmula mágica: «Mi juego va bien a raíz de si disfruto o no, de si sonrío o no. He entrenado bien estos días y la sonrisa ha vuelto; y se ha notado en la pista». Alcaraz ya es Alcaraz.