Jueves Santo de estreno y de plenitud callejera

Llegó la mañana del Jueves Santo y con ella el preludio de una jornada plena en la calle. Por la tarde quien decida coger sitio en cualquier esquina del casco histórico de Zaragoza podrá ver pasar ante sus ojos una decena de cofradías.

Antes, a las 11.00 horas La Verónica hizo historia por duplicado. Sacó un nuevo paso de misterio realizado por el imaginero zaragozano Víctor Carazo y salió primero de su sede canónica en la iglesia del Carmen y fue a recogerlo con la peana de Jesús abrazado a la Cruz a la iglesia de Santiago, cuyas puertas se abrieron por primera vez para esta hermandad y así hacer su salida. No fue la única de una mañana con un sol resplandeciente y una temperatura que distó de los días anteriores.

Por la mañana ocuparon el adoquinado de Zaragoza La Exaltación, La Verónica, La Crucifixión y La Coronación. Una de las cofradías que contaron con más calor del público fue La Exaltación con su salida de la Real Maestranza de Caballería con su paso de la Elevación de la Cruz que se funde con el artesonado de madera del palacio típico aragonés. Había ganas de escuchar a los agentes de la Guardia Civil, que es hermana honorífica, cantando la Muerte no es el final, que hizo saltar alguna que otra lágrima. De ahí discurrió por el centro de la ciudad hasta recogerse en la iglesia de San Cayetano.

A la misma hora La Crucifixión traspasó los arcos de la iglesia de San Antonio de Padua para recorrer las calles primero de su barrio de Torrero y luego acceder al centro de la capital con nada menos que tres pasos, tras la incorporación el pasado Martes Santo de un nuevo Cristo del siglo XVI entregado por la parroquia castrense de San Fernando tan vinculada con esta cofradía. Tanto este como el paso titular en el que destaca la lanzada del Longinos y la Virgen de Nuestra Señora de Los Ángeles en sus Tristezas estuvieron escoltados por primera vez en la historia de esta cofradía por agentes de la Policía Nacional.

Un cuerpo policial que también estuvo presente en la esperada salida del nuevo paso de la Santa Faz de la iglesia de Santiago. La cofradía de La Verónica partió de su sede canónica en la iglesia del Carmen con el Cristo abrazado a la Cruz que realizara el granadino Daniel Clavero. Iba solo. Una estampa única pues no llevaba la imagen de la Verónica sobre un paso barroco cedido por una cofradía de Calatayud. Los miembros de esta hermandad bajaron hasta la actual sede canónica de La Columna que como gesto de hermandad salió a recibirles al portón a la espera de que el nuevo misterio fuera bautizado por los rayos del sol.

Fue el momento en mayúsculas de esta mañana del Jueves Santo que generó gran expectación entre el público allí presente. Entre ellos estaba Víctor Carazo que, definitivamente, se despidió del Señor, la Verónica y el soldado romano. En los próximos años finalizará el proyecto con varias mujeres y un soldado romano sobre caballo.

La jornada de tarde comenzó con los costaleros de La Eucaristía que sacaron rodilla en el suelo el paso de la Santa Cena del imaginero José Antonio Navarro Arteaga, reuniendo a gran cantidad de espectadores debido al tirón que tienen los pasos que no van a ruedas y lo hacen al modo sevillano o a varal, que era lo tradicional en Zaragoza hasta la huelga de los terceroles. Llegó hasta la plaza Nolasco y regresó a la iglesia del Perpetuo Socorro, volviéndose a echar de menos el cierre en San Cayetano que dejó de hacerse con el cambio del paso pues no entra con dicha disposición por la puerta.

Con esta cofradía que une Andalucía con su movimiento y Aragón con su sonido se inició un sinfín de desfiles procesionales realizados por otras que ya estuvieron en la calle en los días anteriores como El Huerto, El Despojado, La Llegada o El Prendimiento, si bien esta última realizó su procesión titular con sus tres pasos desde el templo calasancio de la ciudad.

También volvieron a teñir de morado y blanco los centenares de hermanos de El Descendimiento que el Martes Santo realizaron la procesión de Las Lágrima con su advocación mariana y que este Jueves Santo lo hizo con el monumental paso que da nombre a la cofradía y que realizó en 1847 José Alegre. Las jotas no faltaron pues fueron estos los primeros en cantarlas en 1972.

Una forma de oración que se escuchó, asimismo, en la plaza de San Pablo tras salir la cofradía de El Silencio con esa empinada rampa. El resto del recorrido lo hicieron en silencio, siendo un día muy especial ya que un mismo 6 de abril, pero de 1944 nació esta agrupación. Para celebrarlo, los hermanos decidieron cambiar el tradicional exorno floral de clavel rojo y realizaron un vistoso conjunto que destacaba en la conocida como la Virgen Blanca y en el Cristo de la Agonía que, tras su restauración, luce más limpio, más joven y sin autoría. Un estudio de la talla vio que era del siglo XVIII y no del XVI y que no fue realizado por Jerónimo Nogueras.