El Madrid aprende la lección y pasa a cuartos sin sustos

Superan con claridad a un Liverpool sin fe, que jugó con cuatro delanteros, pero que nunca creyó en la remontada

Benzema anotó el gol del triunfo, a asistencia de Vinicius, el mejor otra vez: volvió loco a Alexander-Arnold

El Real Madrid es un club tan peculiar que solo él es capaz de sumar en 25 años las mismas Ligas que Champions. Bueno, igual a eso también ha ayudado el caso Negreira. Si ponemos la raya en el 20 de mayo de 1998, el día que la entidad blanca entró en la historia del fútbol moderno al conquistar la Séptima, contamos ocho Copas de Europa por otros ocho títulos domésticos. ¿Tiene esto explicación? Científica, no. Sensata, tampoco. Emocional, quizás sí. No hay ni habrá ningún club que haya provocado tal catarata de sentimientos imborrables como la orejona lo ha hecho con el Real Madrid. Y viceversa.

Que levante la mano quién se haya olvidado de su primer amor. ¿Hola? No veo a nadie. O son tímidos o dicen la verdad. Me decanto más por lo segundo. La primera mujer, o el primer hombre, que hace tilín al músculo más importante es algo que jamás se olvida. Y eso es lo que le sucede con el Real Madrid en esta competición. Otra vez entre los ocho mejores de Europa. Estambul en el horizonte. Y la Decimoquinta, a cinco partidos.

En los alrededores del Bernabéu el debate era si el Liverpool tenía alguna opción de remontar la eliminatoria o si, incluso, sería capaz de hacerlo. No era la primera vez que el Madrid gestionaba un partido de vuelta de Champions ante un gran rival con un marcador de la ida muy favorable. Ocurrió con la Juventus y el Bayern en 2018 o el Chelsea el pasado año. En todos esos partidos el equipo acabó pasando, sí, pero por el caminó se dejó algún que otro año de vida. Y sumó unas cuantas canas.

Ejemplos recientes que generaban algo de nerviosismo entre la afición madridista, pero el retrovisor del miedo se mira mejor entre cerveza y cerveza. El sorteo de mañana, en el que el equipo blanco no solo conocerá a su rival de cuartos, sino también el resto del camino hacia la Decimoquinta, entraba en conversación conforme el zumo de cebada hacía su efecto.

¿Un lado del cuadro con Bayern y City, o ni verlos hasta la final e ir por la vertiente más accesible? El madridismo, abonado a las hazañas, se decantaba más por la primera de las opciones. Históricamente, les ha espoleado los puras sangres, pero a mí no me colaron el billete a Múnich antes que a Lisboa. Ni el de Mánchester por el de Milán. El cementerio está lleno de valientes.

Atrevido salió el Liverpool al Bernabéu, como no podía ser de otra manera. Dos mediocentros y cuatro delanteros. Solo una gesta para la historia le hubiera hecho darle la vuelta a la eliminatoria, pero puso más dinamita que fe. Klopp, manos entrelazadas en la espalda, paseando cabizbajo por su zona técnica, era el espejo de su equipo. Los 2.000 hinchas reds, sorprendentemente mudos. Solo se les escuchó pitando el himno de la Champions.

Tenía bien aprendida la lección el Madrid. Balón de un lado a otro, poco riesgo en la circulación del mismo, atención en las segundas jugadas y Alexander-Arnold como diana. En el descanso, el lateral inglés preguntó a qué hora salía el avión hacia Liverpool. Vinicius le hizo el check in.

Courtois y Alisson evitaron una primera parte de goles. En plural. El larguero del brasileño, también. Partido de numerosas llegadas al área, pero poca puntería. Nada que ver con el duelo ante el Chelsea de la pasada temporada, en el que el Madrid no pasaba de campo propio ni enlazaba tres pases consecutivos. Recuerdo fresco como terapia.

Camavinga

A Ancelotti solo le subía la ceja cuando Camavinga recibía de espaldas en zona comprometida y devolvía de primeras. A uno de rojo. Pila de chicles a la boca para destensarse. El Liverpool no estaba tampoco fino en el pase, y Carvajal y Nacho miraban de tú a tú a Gapko y Salah. 0-0 al descanso.

La tónica del partido no cambió en la segunda mitad. Ida y vuelta entretenido, pero poco a poco era más ida del Madrid que vuelta del Liverpool. A los ingleses le hubiera consolado con no perder, otra vez, pero en su cabeza llevaban ya mucho tiempo eliminados. Tres semanas, en concreto.

Valverde, mano a mano ante Alisson, pudo hacer en el 50 el primero, pero se topó con la pierna derecha del brasileño. La volvió a tener con un remate de cabeza, por encima del larguero red. Del Liverpool, solo noticias de Klopp. Dejó de mirar obras y se encendió con el cuarto árbitro por una falta de Nacho a Salah. Amarilla.

En el 79, atinó por fin el Madrid. Asistencia de Vini y Benzema, a placer, le ponía el lacito a la eliminatoria. Tercer tanto del francés en esta Champions, todos ante el Liverpool, pero sus números no esconden sensaciones extrañas. Sigue lejos del pico de forma de la pasada temporada. Ese medio segundo de velocidad mental, y física, que le hizo marcar la diferencia, lo ha perdido. La duda es si lo volverá a recuperar. 1-0, el You’ll never walk alone en homenaje al Liverpool,y cita el viernes, a las 12.00.