El Papa Francisco describió cuál es “la clave del éxito de la evangelización” en la Audiencia General de este miércoles 15 de febrero.
Ante miles de fieles reunidos en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre continuó con su serie de catequesis dedicada a la pasión de evangelizar y alentó a reflexionar sobre el “discurso misionero” que se encuentra en el capítulo 10 del Evangelio de San Mateo.
En esta línea, el Papa explicó que “la clave del éxito de la evangelización” consiste en transmitir el Evangelio “con sencillez y mansedumbre, sin apegos a los bienes materiales y juntos, en comunidad”.
El Pontífice recordó que el anuncio “nace del encuentro con el Señor” y que “toda actividad cristiana, sobre todo la misión, empieza ahí”.
“Puede llevar el Evangelio de Jesús solo quien está con Él”, advirtió.
El Papa señaló asimismo que “seguir a Cristo no es un hecho intimista”, porque “sin anuncio, sin servicio, sin misión la relación con Él no crece”.
¿Por qué anunciar?
Luego, el Santo Padre destacó que la motivación de la evangelización es que “el anuncio no parte de nosotros, sino de la belleza de lo que hemos recibido gratis, sin mérito”, porque se trata de “un don tan grande que no podemos guardarlo para nosotros”.
¿Qué anunciar?
Asimismo, el Papa Francisco recordó que Jesús invitó a “ir y proclamar que el Reino de los cielos está cerca”, por lo que subrayó “esto es lo que hay que decir, en primer lugar y ante todo: Dios está cerca de nosotros”.
“El anuncio debe dar el primado a Dios, y a los otros la oportunidad de acogerlo, de darse cuenta de que Él está cerca, y yo detrás”, afirmó.
Además, el Santo Padre resaltó que en la evangelización es esencial el testimonio que “involucra la mente, el corazón, las manos. Los tres lenguajes de la persona: el pensamiento, el afecto y las obras”.
De este modo, indicó que es necesario anunciar “mostrando a Jesús más que hablando de Jesús”, por lo que aconsejó ir con sencillez, sin apoyarse “en las certezas materiales”.
Finalmente, el Papa Francisco invitó a ir juntos, porque “el Señor envía a todos los discípulos, pero nadie va solo” debido a que “la Iglesia apostólica es enteramente misionera y en la misión encuentra su unidad”.