‘Newsletter’ Europa en Guerra | Día 58: La metamorfosis dictatorial de Rusia

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Día 58. La guerra de Ucrania y la metamorfosis dictatorial de Rusia

Por Daniel Iriarte

Al hablar de regímenes autocráticos, a menudo se tiende a obviar que estos suelen pasar por diferentes fases, especialmente los de mayor longevidad. La intensidad de la represión del franquismo durante los años 40, por ejemplo, fue mucho mayor que la de los 70, del mismo modo que en la historia de la URSS existen enormes diferencias entre el período de Jruschev y el de Breznev (la era de Stalin merece una categoría aparte, obviamente). Y lo mismo sucede con el putinismo, que, pese a la imagen que a veces se tiene desde fuera, nunca ha sido un modelo monolítico.

Hasta 2011, de hecho, era más bien un sistema mixto, donde los rasgos represivos coexistían con medios libres y una oposición política más o menos tolerada. Pero ese año, una serie de manifestaciones de protesta relativamente masivas asustaron al Kremlin y, ante el temor al estallido de una “revolución de colores”, le llevaron a ir reduciendo progresivamente los espacios de libertad. La guerra de Ucrania ha culminado ese proceso: Rusia ya es una dictadura de pleno derecho, donde no solo casi todos los opositores de calado están en la cárcel o el exilio, sino que la sociedad está sufriendo un proceso acelerado de transformación totalitaria.

En las últimas semanas, han proliferado los informes sobre vecinos denunciando a otros vecinos por su oposición a la guerra, así como alumnos haciendo lo mismo con sus profesores. En lugares como Kaliningrado, las autoridades locales han enviado a la población mensajes de texto en los que les piden que proporcionen números de teléfono y direcciones de correo electrónico de los “provocadores” que critiquen la “operación militar especial” rusa en el país vecino. Las casas de conocidos opositores y activistas de derechos humanos aparecen marcadas con la “Z” y acusaciones de traición, y algunos de ellos han sido agredidos en la calle. Todo ello muy en la línea del discurso del presidente Putin el pasado 16 de marzo, en el que pidió la “autopurificación de la sociedad rusa”, y que los ciudadanos rusos “distingan a los verdaderos patriotas de la escoria y los traidores, y los escupan como a una mosca que se ha colado en sus bocas”.

El número de procesos penales contra individuos rusos bajo la nueva legislación que criminaliza la “difamación de las fuerzas armadas” (en la práctica, cualquier crítica a la invasión, e incluso el utilizar la palabra “guerra” para referirse a ella) se acerca peligrosamente al millar. Periodistas locales que osan informar sobre los soldados de sus regiones caídos en Ucrania están siendo arrestados por todo el país. El conocido opositor Vladímir Kara-Murza, un antiguo colaborador del asesinado Boris Nemtsov y él mismo seriamente envenenado en dos ocasiones, se encuentra bajo investigación por difundir “noticias falsas” sobre la guerra, lo que podría acarrearle hasta 15 años de cárcel.

Pero aún más preocupantes son casos como el de Sergei Klokov, reportado este jueves por el Wall Street Journal, que se enfrenta a una posible década en prisión por haber criticado la guerra y asegurar que “no hay fascismo” en Ucrania pese a los eslóganes oficiales. Lo inquietante es que Klokov, que trabaja como conductor para la Policía de Moscú, hizo estos comentarios durante una conversación telefónica privada que, sin su conocimiento, estaba siendo monitorizada por las autoridades rusas, lo cual da una idea de los extremos a los que está llegando el sistema.

“Con su decisión de invadir Ucrania, Vladimir Putin y su círculo han llevado a su país de la autocracia a la dictadura, y al borde del abismo”, afirma un informe del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (Stiftung Wissenschaft und Politik, o SWP). “La violencia, la represión y la propaganda son las únicas herramientas que le quedan al régimen ruso para preservar la estabilidad. Se puede esperar que la guerra en Ucrania continúe. La represión se agudizará”, afirma el documento.

Muchos observadores creen que el régimen de Putin ha recibido una herida mortal ante las consecuencias negativas de la invasión, y que es cuestión de tiempo que empiece a erosionarse aceleradamente, pero que incluso en ese caso no hay garantías de que vaya a ser reemplazado por algo mejor. Sea como sea, de lo que hay pocas dudas es que el futuro inmediato de Rusia solo contiene días oscuros.

Qué necesitas saber a esta hora

CARTAS SOBRE LA MESA. Los objetivos de la “operación militar especial” rusa van más allá de “asegurar el territorio” de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk (DPR) y Luhansk (LPR). Según un militar de alto rango ruso, Rustam Minnekayev, Rusia pretende hacerse con «el control total del sur» de Ucrania, incluyendo el famoso corredor terrestre entre Crimea y la provincia rusa del Rostov, pero también aspiraciones al oeste y Moldavia, hacia Transnistria, «donde hay hechos de opresión de la población de habla rusa», según el militar. Controlando estas áreas, «influirían en elementos vitales de la economía ucraniana», especialmente sus puertos y el acceso al mar, clave para las exportaciones y la viabilidad económica de Ucrania.

FOSAS COMUNES EN MARIÚPOL. Imágenes de satélite sobre la ciudad de Mariúpol recogen lo que parece una gigantesca fosa común en la que podrían haber sido enterradas varios miles de personas (entre 3.000 y 9.000, según ha denunciado el alcalde de la ciudad, Vadym Boychenko). Para Ucrania, Rusia habría estado ocultando pruebas de sus “bárbaros” crímenes de guerra y los cuerpos de los civiles muertos en los bombardeos contra la ciudad en la fosa, que han comparado con las encontradas en Bucha (cerca de Kiev).

FALSOS REFERÉNDUMS. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha acusado a Rusia de estar planeando “falsificar” un referéndum de independencia en las zonas ya ocupadas en el sur, como Jerson y Zaporiyia, al estilo de los de las LPR y DPR, y crear nuevas repúblicas separatistas prorrusas en el territorio ucraniano. El mando de las Fuerzas Armadas de Ucrania apunta a una fecha preliminar, al menos para el Jersón, el próximo 1 de mayo.

A fondo:

  • Así es ‘El Chiringuito’ de la tele rusa en el que se debate cómo borrar a Ucrania del mapa. Es una de las claves de la propaganda incendiaria rusa.
  • La visita de Pedro Sánchez ha sumergido a de nuevo a Zelensky en el día de la marmota. Ángel Villarino cuenta el síndrome de Bill Murray que tiene el presidente ucraniano.
  • España ha enviado a Ucrania el mayor paquete de armamento hasta ahora. 200 toneladas de munición que, explica Juanjo Fernández, no cambiarán nada.
  • Vladislav Surkov es el ‘mago’ de Putin. El Maquiavelo del Kremlin que explica lo ocurrido en Rusia. Su obra y milagros están en el nuevo libro de Giuliano da Empoli que se ha leído Esteban Hernández.
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