Conocer a Jesús y su Iglesia X: Pasión de Nuestro Señor Jesús I

Jesús en el huerto de Getsemaní.

Después de salir del cenáculo, se fué con sus discipulos a un sitio llamado Getsemaní, al pie del  monte de los Olivos, donde había un huerto solitario en el que entró para hacer oración como acostumbraba.

Allí empezó a entristecerse y angustiarse, por lo que dijo a los discípulos que le acompañaban: Mi alma está  triste hasta la muerte; esperadme aquí y velad conmigo. Se adelantó unos pasos, se hincó de rodillas e hizo esta oración: ¡Padre mío! si es posible, aparta de mí este cáliz, mas no se haga mi voluntad, sino la tuya. Acongojado entonces por una especie de agonía, continuaba orando, y salió de su cuerpo un sudor como gotas de sangre que caían hasta el suelo, y apareció un Ángel que le confortó.

Después de haber orado se levantó Jesús, fué donde estaban sus discípulos, que se habían dormido, y dijo a Pedro: ¡Cómo! ¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tenteción. Dos veces más volvó Jesús a hacer orcón, repitiendo las mismas palabras, y al findijo a sus discípulos: Se acerca la horaen que el Hijo del hombre va a ser entregado en mano de los pecadores. Levantaos, vamos; ya llega el que viiene a entregarme.

Jesús entregado a sus enemigos.

Todavía estaba Jesús hablando, cuando llegó Judas Iscariote con una turba de gente armada, que habían enviado llos príncipes de los sacerdotes y los fariseos,a los cuales el traidor había dicho: Aquel a quen yo besare, Él es; prendedle. En cuanto llegó se acercó a Jesús, le besó, diciendo: Dios te guarde Maestro  -¡Amigo! , ¿a que has venido? le replicó Jesús. ¿Asì, con un beso, entregas al Hijo del hombre? El desgraciado Judas oyó esta cariñosa reconvención de su buen Maestro sin inmutarse, y se hizo el sordo a esta última excitación de la misericordia divina…

Entretanto se había  aproximado Jesús a los soldados, y les preguntó:¿A quién buscaís? – A Jesús Nazareno, respondieron.  – Yo soy, les replicó Jesús. Al oir esta contestación  cayeron todos a tierra, y luego añadió Jesús: Si me buscais a Mi, dejad que se vayan estios. Al instante aquella horda* furiosa se lanzó sobre Él y lo prendió.

Indignado Pedro  al ver así maltratado a su divino Maestro, empuño la espada y de un golpe cortó la oreja a Malco, criado des Sumo Sacerdote. Pero Jesús le dijo a Pedro: vuelve tu espada a la vaina , pues el que a espda hiere, a espada morirá. Y dicho esto, tocó a Malco en la parte herida, y lo sanó.

Luego añadió:¿Pensáis que si yo rogase a mi Padre, no me enviaría al momento más de doce legiones de ángeles? Todo esto sucede para que se cumpla lo que escribieron de Mí los profetas. Entonces todos los discípuls le abandonaron, y huyeron.

Jesús ante Caifás.

Los soldados maniataron  Jesús y lo llevaron  a casa de Anás, el cual mandó que lo condujesen a su yerno Caifás, que era pontífice aquel año. Los escribas y príncpes de los sacerdotes recibieron órdenes apremiantes para que acudiesen a casa del segundo. Así, Jesús iba a ser juzgado por sus más implacables enemigos.

Presentaron varios testigos falsos; pero com sus declaraciones o eran suficientes para motivar seentencia de muerte, se levánto Caifás y dijo a  Jesús; Te mando, en nombre de Dis vivo, que nos digas si eres el Cristo Hijo de Dios. Le respondió Jesús: Tú lo has dicho; y yo os declaro que un día veréis venirsobre las nubes del cielo al Hijo del hombre sentado a la diestra de la majestad de Dios.

Oido esto, el Sumo Pontifice rasgó sus vestiduras aparentando indignación hiipócrita, y exclamó: ¡Ha blasfemado! ¿Que necesidad tenemos ya de testigos? ¿Que os parece? – ¡Reo es de muerte! gritaron los concurrentes.

Después de este primer interrogatorio, quedó Jesús a merced de los criados del Sumo Sacerdote, gente grosera y brutal,qe tuvo el sacrílego placer de llenarle de ultrajes y escarnios, haciéndole juguete suyo  drante el resto de la noche.

Negaciones de San Pedro.

Peedro Había seguido a Jesús para ver en qué pararía aquello; y habiendose metido  en el patio de la morad del Sumo Pontífice,se estaba calentando con algunos ctiados, cuando una sirvienta, después de mirarlo atenyamente, le dijo: Tú también estabas con Jesús Nazareno. Lo negóPedro diciendo: ¡No conozco a ese hombre! Cuando se disponía a salirlo vio otra criada que dijo a los que estaban presentes: éste es también discipulo  del Galileo. Por se gunda vez negó negó Pedro, diciéndo con juramento: No lo conozco, ni sé lo que dices.

Una hora después,poco máso menos, habló a Pedro un sirviente del Pontífice en estos  términos:En verdad que tu eres de esa gente. ¿No te he visto yo  en el huerto? Además tu habla da a conocer que eres galileo. Atemorizado entonces Pedro comenzó a proferir imprecaciones y a jurar que no conocía a aquel hombre. y en seguida cantó el gallo.

Jesús que pasaba cerca de allí en aquel momento, se volvió hacia el débil apóstol y le dirigió una mirada de tierna reconvención. Traspasado de dolor el corazón de Pedro, porque al instante comprendió la enormidad de su falta, salió  afuera y lloró amargamente.

Jesús ante Pilatos.

Así que amaneció, se reunieron de nuevo los enemigos de Jesús con el propósito de acabar de perderle. Le hicieron maniatar para llevarle ante el gobernador romano Poncio Pilatos, con el objeto de que le condenase al infame suplicio de la cruz.

Viendo Judas entonces que su Maestro iba a sr condenado, no pudo ahogar el remordimiento de su conciencia y se fué a devolver las trinta monedasa los prícipes de los sacerdotes diciéndoles:He pecado entrgando la sangre inocente.  -¿Que nos importa a nosotros?, le rspondieron; haberte dado tu cuenta antes. Con esta desdeñosa contestación, Judas arrojó las monedas al Templo, marchó desesperado y se ahorcó.

Jesús acusado ante Pilatos.

Movidos por el gobernador a que concretasenlos cargos de acusacióncontra Jesús, los judíos le expusieron que soliviantaba al pueblo, impedía que se pagase el tributo al Cesar y por finque se daba a sí mismo el nombre de Cristo y de Rey.

Pilatos interrogó a Jesús, y pronto quedó convencido de su inocencia por lo que dijo al pueblo: No encuentro causa de condenación en este hombre. Sabiendo luego que Jesús era originario de Galilea le mando que lo llevaran a Herodes, tetrrca de aquella provincia, que se hallaba accidentalmente en Jerusalén, con ocasión de la Pascua.

Jesús ante Herodes.

Hacía tiempo que Herodes tenía deseos de conocer a Jesús, cuya sabiduría y poder había oído celebrar; y por eso se alegró mucho cuando le fué presentado. Le hizo varias  preguntas;pero Jesús no despegó los labios, ni para satisfacer la frívola curiosidad de aquél, ni para defenderse de los judíos, que habían seguido a su victima con el objeto de continuar las acusaciones.

Jesús devuelto a Pilatos.

– No habiendo conseguidoHerodes lo que esperaba, despreció a Jesús y, después de hacerle vestir por escarnio un ropaje blanco, como a un  loco, mandó que lo condujesen de nuevo a disposición de Pilatos.

Este último dijo entonces  los príncipes de los sacerdotes: He interrogado a este hombre ante vosotros y no le he halladoculpable de ninguno de los delitos que le imputáis. Herodes, a quién le he enviado, tampoco lo ha condenado; lo soltaré después de castigarlo.

Barrabás, preferido a Jesús.

Temiendo Pilatos que aún así no se calmase aquella turba sedienta de sangre, recurrió a otro medio, que creía éxito seguro. Era costumbre que el gobernador diese libertad a un preso en la Pascua, y como a la sazón se hallaba en la cárcel un gran malhechor llamado Barrabás, Pilatos, dirigiéndose a los judíos,  les preguntó: ¿A quién queréis que  os suelte, a Barrabás o a Jesús? – ¡A Barrabás! respondieron los judíos, instigados de sus mandos. Replicoles Pilatos:¿Qué haré pues, de Jesús  llamado Cristo? -¡Crucifícale! ¡Crucificale!, gritaban los judios desaforadamente. Entonces Pilatos mandó que soltasen a Barrabás y azotasen a Jesús.