Conocer a Jesús y la Iglesia IX: II Jueves Santo -Última Cena del Señor

Cena. Lavatorio de los pies.

El día primero de los ázimos*, en que se debía matar  el cordero pascual, Jesús envió a Jerusalén a los apóstoles Pedro y Juan con objeto de que preparasen lo necesario para celebrar la Pascua. Hicieron aquellos lo que les habían mandado, y al caer la tarde, el Señor y los discipulos comieron el cordero pascual, conforme ordenaba la Ley.

Después se levantó Jesus de la mesa, echó agua en un recipiente, se ciñó una toalla, y se puso a lavar los pies a sus discípulos, tanto para dar ejemplo de humildad, como para enseñarnos con qué pureza debemos acercarnos a recibir el Sacramento que iba a instituir en aquel momento.

Volvió luego a sentarse a la mesa con ellos y les dijo: Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón, porque lo soy. Si pues, yo, vuestro Maestro y Señor, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavároslos unos a otros; ejemplo os he dado para que hagáis lo que yo he hecho.

Después de esta lección de humildad, Jesús se turbó en su espíritu y dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará a mis enemigos. Se pusieron muy tristes y todos preguntaban: Señor, ¿soy yo? Jesús contestó: Uno de los doce que comen conmigo me entregará; el hijo del hombre se va, como está escrito, pero ¡ay de aquel por quién será entregado! Mas le valiera no haber nacido. Judas que era el traidor, le preguntó; Maestro ¿soy yo? – Tu lo has dicho, le respondió Jesús.

Institución de la Sagrada Eucaristía y del Sacerdocio.

Estando todavía a la mesa, tomó Jesús el pan, lo bendijo, lo partió y distribuyó a sus discípulos, diciendo: Tomad y comed, esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros, haced esto en memoria mía. Tomó luego el cáliz y, habiendo dado gracias al cielo, lo distribuyó también, diciendo: Bebed todos de él, esa es mi sangre de la nueva alianza que será derramada por muchos en remisión de los pecados.

Asi Jesús dejó cumplida la promesa queel año anterior había hecho a los Apóstoles, cuendo predicaba en la sinagoga de Cafarnaún, y les anunció que les daría un pan vivo bajado del cielo, el cual no fué otro que su mismo cuerpo.

Con estas palabras: haced esto en memoria mía, Nuestro Señor comunicó a los Apóstoles, y en su persona a sus legítimos sucesores, el poder renovar el gran prodigio que Él mismo acababa de obrar, es decir, el de cambiar el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre. Así pués, la institución del Sacramento de la Ecarístía y la del Sacerdocio cristiano se remontan a la Cena pascual del Señor con sus discipulos.

Sermón de despedida después de la cena.

Sabiendo Jesús que se acercaba su última hora, hizo a los Apóstoles las últimas recomendaciones, diciéndoles con ternura paternal: Hijos míos, ya me tendréis muy poco tiempo con vosotros. Lo que dije a los judios de que no podían venir a donde yo voy, os lo digo ahora a vositros. Un mandamiento nuevo os doy, y es que os améis los unos a los otros como yo os he amado. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si tenéis caridad unos para con otros.

Simón Pedro le dijo entonces: Señor, y ¿a donde vas que yo no pueda seguirte? Estoy dispuesto a morir por ti. Jesús le replicó: ¿Tu darás la vida por mi? En verdad te digo que no cantará hoy el gallo antes que me hayas negado tres veces.

Y dirigiéndose de nuevo a todos, añadió: Os he dicho estas cosas mientras estoy con vosotros ; mmas el Consolador, el espíritu de verdad que mi Padre enviará en mi nombre, os recordará todo lo que yo os he enseñado. La paz os dejo, mi paz os doy; no os turbéis, ni temáis nada.

En verdad os digo, que todo lo que pidiereis a mi Padre en mi nombre, os será concedido. Permaneced en mí, les añadió, y yo permanederé en vosotrod, pues, así como el sarmiento no puede dar fruto si no está unido a la cepa, tampocovosotros podréis darlo si no permanecéis en Mi; porque yo soy la verdadera vid y vosotros los sarmientos. Gloria es de mi Padre el que déis mucho fruto, y que seáis verdaderos discípulos míos: Si guardáis mis  mandamientos, perseveraréis en mi amor.

Dicho esto levantó los ojos al cielo, rogando por sus us disciípulos y por todos los que en los siglos venideros habían de formar parte de la Iglesia. ¡Padre mío! decía no te ruego que los saques del mundo, sino que los preserves del mal. Santificalos en la verdad. No te pido solamente por éstos, sino  también por todos aquellos que han de creer en Mí, a fin de que todos sean una misma cosa, a la manera que Tú, Padre mío, estás en mí y yo en tí.

 

* Durante las fiestas de Pascua se debía comer el pan ázimo, es decir, sin levadura.