ERC y Bildu defienden su no a la reforma laboral de Díaz: «Es la que hubiera votado Albert Rivera»

La reforma laboral, ley más importante de la legislatura para Yolanda Díaz, iba a convertirse en el propulsor de su proyecto político y, sin embargo, convalidándose con el sí de Ciudadanos y UPN, se torna un martirio. Del fracaso de esta negociación queda debilitada la vicepresidenta para los próximos meses; la «geometría variable» torpedea el semblante de izquierdas que ella le quería dar a la contrarreforma.

«Me entristece, se lo confieso, que la norma más importante se sustancie en debates superficiales —ha expresado Díaz desde la Tribuna de oradores—, que el debate se sitúe en el campo de las rivalidades partidistas». Fue el primer reproche a ERC y Bildu, a quien Trabajo acusa de electoralismo por votar en contra, pero no el último.

«Frente a la lucha contra la precariedad yo he escuchado sobre esta norma que es un ‘proyecto personal’, ‘humo’, que no cambia nada…»; ha dicho Díaz, que recordó que se recupera con ella la ultraactividad indefinida de los convenios colectivos; y que «hay ocho millones de contratos que pasarán a ser estables, eso no es humo, Señorías».

Los socios habituales del Gobierno insisten en que la norma es «insuficiente» y «un proyecto personal»; al otro lado, la oposición, que es dar pasos para atrás. Hasta el último momento, todo ha estado condicionado al apoyo de los dos diputados de UPN: votarán sí. «Dime quién te vota y te diré quién eres», se ha regodeado el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, antes del debate que empezó a las 9 horas y acabó a las 13.

El enfado de la vicepresidenta segunda con ERC y Bildu por no apoyar el texto acordado con CEOE y CC.OO. y UGT quedó clarísimo; Trabajo intentó negociar con los independentistas pero hay acusaciones cruzadas de no querer un acuerdo. «No encuentro, por mucho que lo busque, un argumento sólido para votar en contra de esta Reforma, para enrocarse ante un Real Decreto-ley que ya ha dejado sentir sus efectos positivos en nuestro mercado laboral», ha lamentado Díaz.

Así, la vicepresidenta ha terminado dándole las gracias a Ciudadanos, y eso que hace una semana se mostraba incómoda con sus votos porque «expulsaban» a los socios. También mostró su gratitud con el PNV, a pesar de su voto en contra, «porque ellos sí han hablado de contenidos y negociado, ellos sí han sido serios». Otro palo a ERC y Bildu.

Rufián: «La reforma de Rivera»

Con palabras gruesas y algún que otro gesto impostado, el portavoz de Esquerra salió a la tribuna a criticar que el Gobierno no ha cumplido ni con su «palabra» ni con su «programa». «Las leyes se hacen en el congreso, y cuando tú vienes aquí diciendo esto no se toca porque se pactó fuera, entonces no te crees que el congreso es la sede de la soberanía popular, te crees que es un notaria que sella», espetó Rufián «No lo aceptamos». El portavoz de ERC ha vuelto a insistir en que el decreto mantiene los aspectos más lesivos de la reforma del PP de 2012. «Que esta reforma le guste a la CEOE no es casualidad», ha dicho; y ha añadido: «Es duro decirlo, pero es la reforma que hubiera negociado Albert Rivera si fuera vicepresidente».

Oskar Matute (Bildu) ha dicho por su parte que la abstención de Bildu no es para «debilitar al Gobierno» y que «si se fractura el bloque de investidura, habrá que rehacerlo». Pero ha insistido en que «solo las políticas de izquierdas consiguen avances para la clase trabajadora y nunca las derechas ni yendo de la mano de las derechas». Bildu insiste también en que «los elementos troncales de la reforma del PP no se han tocado» y les critica por no querer modificar absolutamente nada.

La ley se convalidará con los 154 diputados de PSOE y Unidas Podemos más los tres diputados de Más País-Compromis, los nueve de Cs, los dos de UPN, los cuatro del PDECat y los cuatro que suman Coalición Canaria, Nueva Canarias, PRC y Teruel Existe. «Siendo incompleto, supone un avance», expresó el canario Pedro QuevedoJoan Baldoví, de Compromís, apostilló que lo que trajo el Gobierno no se corresponde con las expectativas generadas. Los votos en contra son los de PP, Vox, ERC, Bildu y Pablo Cambronero, ex de Cs y diputado no adscrito.

Ciudadanos presume

Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos, ha sacado pecho de que gracias a su apoyo la reforma no vaya a tener «la zarpa» de ERC y Bildu. «Hoy pierde el sectarismo (…), hemos conseguido que la vida de los trabajadores no dependa de lo que decidan Arnaldo Otegi y Gabriel Rufián», ha defendido. «Pierden los que suelen ganar en el mercadeo político», ha seguido.

Fuentes del Gobierno circunscriben la votación de este jueves a «una situación singular» y apuntan que sigue habiendo una mayoría progresista en la Cámara. A partir de mañana, dicen, «se empezará la negociación de otras leyes», informa Juan Casillas.

La portavoz en el Congreso del PP, Cuca Gamarra, salió justo después de Díaz y reiteró su no porque la contrarreforma «se sitúa en las antípodas conceptuales de la reforma laboral del PP de 2012». Dijo que Díaz estaba «nerviosa y poco segura de sí misma» porque «ha traicionado a los suyos al llegar como la líder de los piquetes y estar ahora como líder de Troika». Gamarra asegura que el PP lo derogará cuando llegue al Gobierno, así como va a registrar una proposición de ley para implantar la ‘mochila austriaca’ con los fondos europeos.

Desde el PNV, su portavoz Aitor Esteban confirmó su voto en contra, aunque agradeció a Díaz su «esfuerzo» para intentar un acuerdo. De la misma forma que Rufián, Esteban tildó de «chantaje» que la CEOE amenazara con salirse del pacto si se modificaba el acuerdo. Y reprochó al Gobierno, sobre todo a la parte socialista, que no permitiera modificar el texto. «Es el colmo del antiparlamentarismo —denuncia Esteban—, porque si no queríais modificaciones teníais que haber conseguido una mayoría».

Sin fotografía de Díaz, Belarra y Montero

Díaz y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegaron juntos al hemiciclo. No entraron con su compañera las ministras de Unidas Podemos Ione Belarra e Irene Montero, que se fueron a los 25 minutos a un acto fuera del Congreso y regresaron luego; un gesto que no pasó desapercibido.

La tibieza con la que Podemos ha defendido la negociación de la vicepresidenta y han ido descargando la responsabilidad hacia ella constata las tensiones internas. Otro detalle significativo: la intervención de Unidas Podemos fue de Aina Vidal, portavoz de los comunes, muy afines a Díaz, y no del portavoz parlamentario Pablo Echenique.

En esos equilibrios está el espacio electoral mientras gobiernan con el PSOE. También se suma que ayer un sector socialista del Gobierno se jactaba del «fracaso» de Díaz en la negociación. Fue el propio Sánchez quien se negó radicalmente a modificar el texto para mantener así a la Patronal dentro del acuerdo y favorecer a su vez la vía con Cs.