Desesperación en la hostelería: «Es tarde. Ya habíamos comunicado a los clientes que cancelábamos la cena de Nochevieja»

Un paso adelante y otro atrás. El Gobierno de Aragón anunció el lunes que los establecimientos de restauración y los bares tendrían que cerrar a las 00.00 a partir del miércoles. Sin embargo, este martes ha comunicado una excepción: podrán abrir el día de Nochevieja hasta las 2.00, al igual que el ocio nocturno. A pesar de esta decisión, serán muchos restaurantes los que mantengan la suspensión de las cenas de Nochevieja.

«No nos pueden hacer esto. Ya habíamos informado a los clientes de que no había cena. Desde que anunciaron el cierre a medianoche, nos hemos encargado personalmente de llamar a todos y cada uno de los clientes para que supiesen que el evento de fin de año no se iba a celebrar. Y ahora cambian de idea… Estamos muy cabreados. Ahora ya es tarde, muy tarde para tomar esta decisión. Estas cosas no se planifican en 20 minutos», denuncia Luigi Cecineli, metre responsable de El Cachirulo.

Unas 200 personas iban a acudir al evento del último día del año de este restaurante, pero se tendrán que quedar en sus casas o buscar otro plan. Las pérdidas de solo una noche rozan los 40.000 euros. Además, el cotillón que había planificado este grupo hostelero en Espacio Ebro y Ceremonias -situado en el Parque del Agua-, donde iban a acudir más de 2.500 personas. En total, este 31 de diciembre dejarán de facturar más de 250.000 euros. A eso se suma que El Cachirulo lleva recibiendo cancelaciones desde hace días. «Ya en Nochebuena teníamos preparados los salones para 650 personas y finalmente, solo vinieron 300. Muchos llamaron el mismo día para decirnos que no podían venir porque tenían covid», ha apuntado.

Como la mayoría de restaurantes, El Cachirulo tenía los pedidos planificados con sus proveedores. «El producto fresco lo repartiremos entre el personal. No podemos hacer otra cosa porque no lo podemos congelar. Me refiero a carnes y pescados. El resto de alimentos que se pueden congelar los guardaremos. Por suerte, las bebidas nos han dejado devolverlas», ha indicado el metre.

Buena parte de los establecimientos de Zaragoza han optado por suspender los eventos de fin de año. «Hemos cancelado todo. Nosotros el lunes ya llamamos a los trabajadores y a los clientes para informarles de que no había cena. Ahora no podemos cambiar lo que hemos dicho. El lunes Sira Repollés fue muy contundente diciendo que ni las uvas se podrían tomar en el restaurante y este martes cambian todo. Un evento de este tipo requiere de mucha preparación, no se puede decir una cosa y luego hacer otra en cuestión de días», señala Alberto Campuzano, dueño del Tres Mares y presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Salas de Fiesta, Baile y Discotecas de Zaragoza.

«El producto fresco lo repartiremos entre el personal. No podemos hacer otra cosa porque no lo podemos congelar»

A las pérdidas por la cancelación se suma el dinero perdido en alimentos comprados previamente. «Habíamos hecho acopio de alimentos así que a día de hoy, solo queda congelar lo que se puede, donar el resto y asumir de nuevo las pérdidas que supone no poder celebrar nada. Es surrealista lo que está sucediendo», denuncia Campuzano. En este establecimiento, situado en la margen derecha del río Ebro en la ciudad de Zaragoza, iban a recibir a 140 comensales. Cada uno de ellos iba a desembolsar 140 euros por la cena y el cotillón.  En solo una noche, las pérdidas ascienden a más de 10.000 euros.

El dueño del Bodegón Azoque, José Fontanellas, llegó a pensar por un momento que la rectificación de la DGA era «una inocentada«. «Pensaba que era una broma. Cómo nos íbamos a imaginar que un día después de decir algo de forma tan contundente iban a cambiar de opinión», ha aseverado. Este restaurante tampoco celebrará cena de Nochevieja. «Cuando anunciaron las medidas llamé a mis clientes para decirles que era inviable hacerlo. Este martes he vuelto a llamar a las dos reservas grandes para decirles que pueden estar hasta las 2.00. Me han comunicado que finalmente no quieren venir, entonces he cancelado el evento porque para 8 comensales no me sale rentable organizar todo», ha declarado. El Bodegón Azoque dejará de facturar 8.000 euros la última noche del año.

Por su parte, Grupo Canterbury preveía dar cenas de fin de año en cuatro establecimientos -Veltins Arena, Gabana, La Cava y el Asador La Charrua-. Finalmente, decidirán este miércoles si van a abrir uno, alguno o todos los locales para Nochevieja. «La gente tiene miedo y no sabemos como van a responder. De momento, desde Nochebuena, más del 80% de las reservas se han cancelado. Los restaurantes están como si hubiese pasado un tsunami. Dan ganas de llorar. Hay miedo, pero tenemos que convivir con el virus», ha recalcado Miguel Ángel Salinas, gerente del Grupo Canterbury.

Los que se resisten

El Castillo de Bonavia, situado en la localidad zaragozana de Pedrola, es un lugar donde tradicionalmente se celebran comuniones, bodas y otros eventos. Para fin de año no podía ser diferente. «Íbamos a dar y vamos a dar cena de Nochevieja. Como tenemos discoteca, nuestros clientes pueden estar hasta las 2.00 desde el primer momento», ha indicado la directora, Raquel Marco. Por ahora han recibido 40 cancelaciones. «Teníamos 150 plazas y al final vendrán 110. Lo cierto es que esperábamos que fuese peor, pero la gente nos decía que algo tienen que hacer», ha añadido.

«Hemos comprado mucho antes que otros años y más caro»

El precio lo han reducido en casi un 50%. «Íbamos a tener barra libre y baile y eso ahora no podremos por lo que no nos ha quedado otra que reducir el precio de 130 a 85 euros», ha apuntado Marco. La facturación en el Castillo de Bonavia será de un 60% menos de lo esperado. «Nos hicimos acopio de alcohol y marisco. Hemos comprado mucho antes que otros años y más caro», ha explicado. El ternasco de Aragón es otro de los productos que tuvieron que adquirir antes de lo habitual. «Está muy caro porque hay mucha demanda de otros países», ha asegurado.

Raquel Marco preveía que el Gobierno de Aragón iba a tomar medidas previas a la Nochevieja. «Nos lo esperábamos, pero siempre somos los mismos los afectados. Hacer una medida general hace que nos perjudique a todos. Tendría que ser más específica y sobre todo, lo tenían que haber anunciado mucho antes», ha denunciado la