Investigadores de Aragón crearán modelos de células tumorales en microchips para combatir el cáncer de páncreas

Probar en el laboratorio numerosos fármacos contra el cáncer de páncreas y de condiciones diferentes «sin necesidad de ir a modelos animales, que es lo que estamos haciendo ahora». Esta enfermedad es «muy letal» y «no tiene cura», por lo que los pacientes suelen fallecer «unos doce meses después de conocerlo, por lo que recibir su diagnóstico es casi como recibir una sentencia de muerte», asegura Patricia Sancho, investigadora principal del grupo Investigación Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS) Metabolismo y células madre del cáncer.

Su equipo, formado por siete personas, encabeza un proyecto puntero que consiste en crear unos «pequeños tumores muy completos» que tienen «incluso circulación sanguínea» para luego ponerlos en unos «microchips de laboratorio», señala la investigadora. Además, contarán con la colaboración del grupo Multiescala en Ingeniería Mecánica y biología del Instituto de Ingeniería de Aragón (I3A), con José Manuel García Aznar a la cabeza. Y gracias a una beca María Zambrano del Ministerio de Universidades, se ha conseguido que se incorpore desde enero al proyecto Alejandra González Loyola, una investigadora procedente de Suiza, experta en «circulación sanguínea tanto de vasos por los que circula la sangre como en los vasos que recogen los deshechos, que son los linfáticos», explica Sancho.

A la hora de probar los fármacos para combatir el cáncer de páncreas en pacientes, como en todas las enfermedades, primero están en el laboratorio y después en animales, por lo que «creando modelos de laboratorio mucho más perfectos nos estaremos poniendo más cerca de un modelo vivo entrecomillas», o sea, mucho más cercano al cuerpo humano.

Un trabajo que busca «matar de hambre al cáncer»

El equipo que lidera Patricia Sancho, además de comenzar el proyecto junto al grupo del I3A, siguen investigando, con una campaña de micromecenazgo que pusieron en marcha el pasado año para financiar el contrato de una de las investigadoras de su equipo, en cómo «la grasa favorece que las células del páncreas se muevan del sitio donde están», explica la investigadora. Y es que si la metástasis llega al hígado o al pulmón ya no se puede operar. Lo que están viendo es que «esas células que se mueven por el cuerpo se alimentan de esa grasa» y están tratando de descubrir nuevos fármacos para evitar que esas células coman esa grasa «para que no se muevan». Es lo que llaman «matar de hambre al cáncer». En otra de sus investigaciones proponen bloquear el ciclo de vida de las mitocondrias, los pulmones celulares, para que las células no puedan producir energía y mueran.

Sancho reconoce que uno de los problemas que existe en el tratamiento de este tipo de enfermedad es que «los avances» tanto en fármacos o en dianas que se van logrando en el laboratorio, «fallan en todo o casi todo, desgraciadamente, cuando pasamos a pacientes». Esto se debe a que los modelos de laboratorio son «incompletos» y «no representan la realidad», por lo que cualquier mejora que hagamos en este sentido «repercutirá en que lo que encontremos sea más factible que funcione en pacientes».

Menos tiempo e inversión

Cuanto más cercanas sean al cuerpo humano esas pruebas permitirá «no perder el tiempo en aquellas que podían dar resultados positivos y luego se quedan en nada», señala Sancho, porque no ha podido pasar del ensayo clínico en fase 1. Además, la trabajadora del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón reconoce que «ese dinero y ese tiempo» que se ha invertido en esa investigación o en esos fármacos que «no funcionan» se evitaran, «si perfeccionamos nuestro punto inicial» y el modelo de laboratorio, también habrá más posibilidades de que los fármacos sean efectivos.

Se reduce el tiempo y también la inversión, ya que, como señala Sancho, «probar un fármaco en ratones puede costar alrededor de diez mil euros», mientras que en estas pequeñas «plaquetas de laboratorio se pueden probar a lo mejor cien fármacos» con ese mismo dinero. Las pruebas en animales, además «no se eliminan» pero se reducen en gran parte puesto que a esa segunda fase solo llegaría «lo que sabemos que puede funcionar» a la hora de probar en pacientes enfermos.

Alejandra González se incorpora en enero , que será cuando comience el trabajo, que no dará resultados hasta «dentro de unos tres años» aunque puede que se alargue un poco más. «Es un modelo muy puntero», insiste la investigadora del IIS Aragón, porque «comienza desde cero». Además, están pendientes de «pedir financiación» que les ayude en material, aunque, señala Sancho, «si no lo conseguimos, lo financiaremos con dinero propio, rascando de otros proyectos».

Patricia Sancho siempre estado muy implicada con el cáncer de páncreas porque «es muy letal» y la situación de los «pacientes es bastante mala» aunque, reconoce, «no es muy frecuente», nada que ver con el de mama o el de colon, pero quizá por eso «se ha olvidado y no se ha estudiado mucho». De hecho, explica que «la quimio que se utiliza hoy en día es la misma que hace 30 años», por lo que lo define como «un cáncer muy huérfano». Ella comenzó en el 2007 su investigación. Entonces eran dos personas y ahora son siete. «Me atrajo porque cualquier avance puede tener un impacto importante».