Presupuestos a cambio de etarras

Los políticos siempre necesitan hablar. La prudencia no está dentro de sus virtudes. Por ello, era lógico que un bravucón de taberna como Otegi diera a conocer el precio del apoyo de los herederos de ETA a los Presupuestos. No sé por qué alguien se escandaliza ante la coherencia de un defensor del terrorismo que quiere la libertad de su gente. Al fin y al cabo se siente ganador, ya que el PSOE se dedica, con notable imprudencia e irresponsabilidad, a su blanqueamiento. La banda sembró España de cadáveres y heridos durante los años que pegaba tiros en la nuca y ponía bombas. Es bueno recordar que mató a toda la gente que pudo y hubiera querido que el número fuera mayor.

Otra cuestión es que la eficacia de los cuerpos de seguridad del Estado consiguiera impedir muchos atentados. La vida humana no tenía ningún valor para Otegi y sus seguidores. No les importaba que fueran menores de edad o incluso bebés, porque lo único importante era seguir en esa espiral de sangre y destrucción. El Gobierno socialista comunista está ahora molesto, porque el coordinador general de Bildu informó sobre el precio de sus votos.

Sánchez dejó muy claro que nunca aceptará que salgan de la cárcel los asesinos de la banda a cambio de ese apoyo. Es muy triste que se tenga que debatir este tema en el Congreso, porque no se puede hacer borrón y cuenta nueva. Los terroristas dejaron de matar porque estaban derrotados y nunca hubo ningún atisbo de arrepentimiento. Fue simplemente la consecuencia de la victoria de la democracia. Por ello, coincido con el escepticismo de los dirigentes del PNV tras las palabras de falso arrepentimiento de un indeseable como el líder bilduetarra. El problema para el Gobierno es que no podrá contar con sus votos, aunque no peligran los Presupuestos.

El cambio de discurso de La Moncloa, que esperaba apropiarse del aniversario del fin de la violencia etarra, pone de manifiesto que Sánchez tiene una recua de socios muy poco recomendables. Es su talón de Aquiles, porque son una inquietante amalgama de independentistas, comunistas, antisistema y bilduetarras, a los que hay que añadir los habituales aprovechados que buscan hacer caja con sus exigencias. Es una realidad que favorece al PP en su pugna por llegar a La Moncloa.