El Barcelona toma aire y la Real Sociedad conquista el liderato en una jornada «policéntrica»

La «España policéntrica», enarbolada por Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana, encontró su lugar en el congreso del PSOE. Busca un «efecto positivo a nivel económico y de apego». Ha coincidido esta proclamación con una declaración similar en LaLiga, con el regreso del 100% de los aforos y una jornada sin el Real Madrid y el Atlético. Sus partidos fueron aplazados para proteger a los futbolistas sudamericanos con vistas a los partidos de Champions.

Así, la gran atención ha recaído en el resto de campos, con especial interés en el Camp Nou, donde la afición azulgrana abandonó por un día sus miserias con un triunfo ante el Valencia. El mismo feudo que aguarda una necesaria renovación que deberá esperar. La asamblea de compromisarios del club quedó suspendida antes de votar el crédito para el Espai Barça por la petición de un socio a falta de 15 minutos para el duelo. «A ver el partido», sentenció Laporta después de que los socios consintieran «las peores cuentas de la historia«.

Difícil pensar en el futuro cuando se mira la contabilidad. Mucho más fácil si uno se deja llevar por la imaginación de Ansu Fati, encargado de abrir la cuenta azulgrana y emblema de un ansiado ‘dream team’ en el que también militan Pedri o Gavi, cuyo crecimiento acompasa Luis Enrique en la selección. Por momentos, el Barça ha viajado al pasado, aunque con poco el conjunto de Bordalás le hacía volver al pasado hasta que Coutinho se sumó a la reivindicación con la sentencia para dejar paso a un último acto de esperanza: el debut de Agüero.

Algunos acusaron al Real Madrid y al Atlético de dumping como hacen algunas comunidades con la cuestión fiscal madrileña. Se quejó amargamente Luis García Plaza, entrenador del Mallorca: «Las normas deberían ser iguales para todos». Mantuvo el estado de incredulidad hasta después de la derrota de su equipo en Anoeta ante una Real Sociedad que se ha alzado como líder de LaLiga policéntrica con un tanto en el último suspiro de Julen Lobete, jugador del filial. La fiesta fue total para los de Imanol Alguacil, que ofrecieron a sus aficionados del título de Copa del Rey alcanzado hace seis meses. El torneo monárquico que tantas alegrías ha dado a los más descentralizados.

Lobete y el cupo vasco

El cupo vasco siempre cumple. La Real tiene una camada como la que abandera este delantero, que empezó el curso alternando el primer equipo con el filial txur-urdin, el único conjunto canterano de Segunda, entrenado por un buen maestro como Xabi Alonso. Lobete sabe cómo hay que ganarse el crédito senior: tumbando la puerta, como hizo con un primer gol ante el Barça en la primera jornada.

Lobete lloró en Anoeta. «Para mí esto es una ilusión de la hostia», ha dicho sin el corsé de jugador profesional. Es pura naturalidad y forma parte de los jóvenes talentos que están animando LaLiga, a veces depresiva. El perfecto ejemplo, el cerocerismo galopante con el que el Levante y el Getafe iniciaron la jornada, firmado a sangre y miedo entre Javier Pereira y Quique Sánchez Flores, que se sentaron en los banquillos en los que yacían frescas las cabezas de sus antecesores.

Hay campos que viven descentralizados a pesar de estar en la capital. Es el caso de Vallecas, donde está declarado el estado de alegría. El Rayo ha crecido este domingo más allá de Falcao, su fichaje de relumbrón, con un triunfo sobre el Elche. El colombiano lo vio desde el banquillo, con el jet lag de las Américas aún encima. Él no tuvo amnistía.

Pero incluso con la ausencia del Real Madrid y Atlético, el policentrismo de LaLiga nunca alcanzará las cuotas de reparto territorial de los 90, cuando, por ejemplo, el Deportivo ganó una liga en la que el pichichi fue un jugador del Racing, Salva Ballesta. Hoy ambos equipos deambulan por la tercera categoría del fútbol español: la 1 RFEF.

El noroeste peninsular tiene un único representante, el Celta, otro de los que clavaron su bandera en el fútbol finisecular. Los célticos han sucumbido en Balaídos ante el Sevilla, otro de los damnificados por el reparto territorial de efectivos. Lopetegui no contaba con sus centrales titulares Diego Carlos y Koundé y al Coudet, entrenador local, le faltó un ancla como Tapia.

El barón regional más importante se disolvió en el desacierto colectivo para otro 1-0 de una liga de código binario para desazón de todos menos de los resultadistas

A pesar de las rémoras, el Sevilla seguirá viviendo en el piso de arriba siempre y cuando mantenga su efectividad en las áreas. Rafa Mir ha anotado la única diana. Cada gol de un 9 español se celebra sin excepción por ser un patrimonio nacional escaso. Forma parte de este acervo Iago Aspas, sin embargo, el barón regional más importante se disolvió en el desacierto colectivo para otro 1-0 de una liga de código binario para desazón de todos menos de los resultadistas y los defensores del «no hay rival pequeño».

El que no entiende de minimalismos es Osasuna, que suma un pleno de triunfos a domicilio después de tumbar al Villarreal, el único equipo que todavía permanecía invicto. El Sadar es un fuero temido desde siempre, pero este año el equipo de Jagoba Arrasate extiende su ley allá por donde pasa. Lo hace con la naturalidad que mostraba el técnico vasco después de conseguir a principios de mes la primera victoria ante el Rayo. Un triunfo celebrado con un refrigerio al lado del feudo osasunista amenizado con los cánticos de su afición. La victoria de Osasuna es obra de un comandante que llevaba un año y nueve meses fuera del campo batalla: Chimy Ávila, un artefacto incendiario que se sumará al arsenal de un bloque insaciable.

Cuando vengan mal dadas, todos los equipos podrán recurrir a cualquiera de las citas que Juan Carlos Unzué dejó a los jugadores de Osasuna en la previa. Lo hizo en calidad de instructor de vida, título obligado que posee este enfermo de ELA. «A pesar de las dificultades de una enfermedad cabrona, muy jodida y sin cura, hay muchos motivos para disfrutar de la vida. Así que sed valientes y atrevidos. A mí me tranquiliza mirar atrás y ver que cuando he querido hacer algo, me he tirado a la piscina. En el momento en que parezca una derrota, en el que no sale nada, espero que os acordéis de mí. Hace dos días estaba entrenando y ahora estoy en una silla de ruedas. Pensad que tener salud y trabajáis en algo que os gusta es la hostia».