Trucos y leyendas urbanas para ahorrar al repostar gasolina y gasóleo

En las últimas semanas, además de las elevadas tarifas del precio de la electricidad, los combustibles como la gasolina y el gasóleo que utilizamos en nuestros vehículos también han alcanzado precios muy altos. Según el Indice de Precios al Consumidor la media es de 1,44 € el litro de gasolina y 1,33 € para el combustible de los vehículos diésel.

En España, los combustibles líquidos derivados del petróleo están gravados con dos impuestos: el IVA y el Impuesto Especial de los Hidrocarburos (IEH). Unos impuestos que en su conjunto suman más de la mitad del pecio que pagamos en las gasolineras a la hora de repostar. En el precio de venta al público de un litro de gasolina el 55% son impuestos, el 15% costes de distribución y márgenes, y el 30% costes de la materia prima. En el gasóleo es muy parecido, aunque la carga fiscal es algo menor, del 50%. Sin embargo, los costes de distribución y márgenes son el 14% y sube al 36% la materia prima.

El precio también se ve afectado por otros costes asociados, como el mantenimiento de las reservas estratégicas y la aportación al Fondo Nacional de Eficiencia Energética.

Una de las dudas más frecuentes entre los consumidores es por qué el precio de los combustibles no varía en la misma proporción que el precio del crudo Brent. Según explican desde la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos AOP, el precio de la gasolina o el gasóleo/diésel en España no tiene relación directa con la cotización del barril de petróleo.

El precio final depende de las cotizaciones de la gasolina y el gasóleo en los mercados al por mayor de referencia (Mediterráneo y Norte de Europa en el caso español). Como estos mercados se mueven en dólares, el tipo de cambio euro/dólar también es un factor significativo. Hay gastos que prácticamente no varían, entre ellos los costes de producción, distribución y comercialización, donde se incluyen los márgenes del mayorista y el minorista.

En cualquier caso, como consumidores, siempre podemos recurrir a algunos trucos para intentar que el repostaje de nuestro vehículo nos salga algo más barato. Aunque ya advertimos que algunos de los supuestos trucos no son más que leyendas urbanas.

Verdades y mentiras (a medias)

Una primera recomendación habitual para intentar ahorrar unos céntimos es la de llenar el depósito por la mañana temprano. La temperatura ambiente y del suelo es más baja. Todas las estaciones de servicio tienen sus depósitos bajo tierra. Al contrario pasa durante el día, cuando la temperatura del suelo sube y los carburantes tienden a expandirse. Por esto último, si se llena el depósito al medio día, por la tarde o al anochecer, el litro de combustible no será un litro exactamente. En la industria petrolera, la gravedad específica y la temperatura del suelo juegan un papel muy importante.

Técnicos del sector puntualizan sin embargo a ABC que «no es así, porque el contador del surtidor sólo mide volumen (que es la magnitud que se mide en litros) y no varía su lectura. Pero si, como consecuencia de su temperatura, tiene mayor peso específico, ese litro pesará más y aportará más energía, que es lo que en definitiva compramos en la gasolinera».

Según SPG Talleres, uno de los motivos por los cuales procuramos conducir con el depósito lleno es por aprovechar un precio adecuado de la gasolina. Sin embargo, tras hacer los cálculos del ahorro por litro y el coste por el sobrepeso, puede haber una diferencia en torno a 25 kilos entre un depósito mediado y otro completamente lleno.

Lo que sí es cierto es que un depósito lleno evita de forma más efectiva que la gasolina se evapore, ya que al haber menos espacio para el aire, ante un aumento de temperaturas la condensación es menor que si el depósito está bajo mínimos.

Cuanto más combustible haya en el depósito, menos aire hay en el mismo. El carburante se evapora más rápidamente de lo que se suele pensar. Por eso los grandes depósitos cisterna de las refinerías tienen techos flotantes en el interior, manteniendo el aire separado del combustible, con el objetivo de mantener la evaporación al mínimo.

Además, las bombas de combustible son eléctricas, por lo que si se encuentran totalmente sumergidas en el líquido, tendrán un mayor enfriamiento y con ello un mejor mantenimiento por sí solas.

Con el depósito vacío el coche pesará menos, pero si vamos casi en reserva el vehículo tendrá que utilizar el combustible depositado en la parte baja del tanque, donde puede quedar suciedad y restos de agua, polvo y otros componentes que pueden llegar a atascar el filtro que protege la bomba del depósito.

Con todos estos datos, los expertos de SPG Talleres recomiendan llevar el depósito medio lleno, con tendencia al lleno absoluto, pero sin llegar a él.

Otras recomendaciones para ahorrar combustible y no provocar daños al motor son, por ejemplo, evitar llenar el depósito cuando se están rellenando los tanques de la gasolinera ni inmediatamente después. Si se llega a la estación del servicio y ve un camión cisterna que está rellenando los tanques subterráneos de la misma, o los acaba de rellenar, se suele recomendar que se evite repostar en ese momento. La explicación es que al rellenar los tanques se remueve el combustible restante en los mismos y los sedimentos del fondo. Así que corre el riesgo de repostar combustible sucio. Sin embargo los técnicos expertos consultados por este periódico no están de acuerdo en esta última aseveración.

Finalmente, cuando llenes el depósito, se recomienda que no se apriete la manilla del surtidor al máximo, porque según la presión que se ejerza, la velocidad del surtidor puede ser lenta, media o alta. En este caso se recomendaría elegir el modo más lento para lograr ahorrar dinero.

Al surtir más lentamente, se crea menos vapor, y la mayor parte del vertido se convierte en un lleno eficaz. Todas las mangueras surtidoras devuelven el vapor a al tanque. Si se llena el depósito apretando la manilla al máximo un cierto porcentaje del líquido que entra en el depósito se transforma en vapor y vuelve por la manguera del surtidor al depósito de la estación. Con lo cual, consiguen menos combustible por el mismo dinero.