Ángel Gabilondo: «Pactaré con quien no busque posiciones extremas, como la de eliminar la enseñanza concertada»

Se presenta puntual a la entrevista en la cuarta planta de la sede del PSOE en la calle Ferraz, que luce en su fachada una lona con la foto del candidato y su lema «Hazlo por Madrid».

Un «remake» de la campaña de las generales «Haz que pase» y de las catalanas «Hagámoslo». Acción. Encima de la mesa pone unas notas escritas de su puño y letra y reta a sus interlocutores a dejar a un lado los papeles. «Saldría algo muy interesante».

Bromea con la intensidad de una precampaña muy campaña. Actos de mañana y tarde y entrevistas jalonan la agenda del candidato «soso, serio y formal» que hace bandera de su forma de ser.

Este donostiarra de 71 años, licenciado en Filosofía y Letras, ex corazonista, ex rector y ex profesor de Metafísica se ve en plena forma para enfrentarse a la segunda oportunidad que le ha dado la convocatoria anticipada de elecciones. En 2019 ganó y no pudo gobernar, el 4-M aspira a invertir los factores. Busca «otra política» y con Presupuestos en los primeros 100 días de gobierno.

–La movilización el 4 de mayo será clave, ¿estaría a favor de declararlo festivo?

–Me hubiera gustado que se hubiera convocado en día festivo y que no se produjera este debate. Como no es así, me parece bien que se considere esta posibilidad. Estas elecciones son muy importantes, porque está en juego el gobierno de Madrid, pero también el destino de muchas personas, formaciones y el horizonte para España. Pido que se acuda a votar. No pido un voto para lo que yo defiendo, sino que cada uno se exprese en una votación, porque una respuesta masiva es un regalo para la democracia.

–¿Dónde concentrarán su objetivo electoral?

–Tenemos datos de los lugares donde hay un voto más permeable y menos cerrado. También atenderemos esto, porque todo es más transversal. No se trata de movilizar solo a tus votantes, sino a muchas personas que no votan, que son indiferentes a la política, porque se ha hecho un discurso de la antipolítica y prefieren estar fuera. Hay que hacer pedagogía para que se vaya a votar. Hay zonas especialmente afectadas con menos recursos, menos posibilidades y menos infraestructuras, porque la desigualdad más importante de Madrid es la desigualdad territorial y eso se olvida. Muchos olvidan que en Madrid somos 179 municipios.

–Dice que estas elecciones afectarán a España, ¿es que Madrid es España?

–Reducir España a Madrid, no; pero no se puede olvidar que lo que ocurre aquí tiene una incidencia enorme. No me gusta centralizar el discurso en Madrid o el caos, o que Madrid es España y los demás son advenedizos. No es eso, pero si digo –desde el respeto a la diversidad– que lo que sucede en Madrid repercute seriamente en toda España.

–¿Se ve presidente?

–Sí, quiero serlo. No para tener más poder, sino para construir un gobierno serio para la Comunidad, aglutinando mayorías, buscando acuerdos y consensos para resolver problemas. Tengo convicciones, principios y valores que no son estados de ánimo. La libertad no es hacer lo que te gusta, es hacer lo que debes. Puedo ser presidente de la Comunidad, sin ensoñaciones, y actuaré para que ocurra.

–Esta repetición electoral es una suerte de segunda oportunidad… Ya le veíamos como Defensor del Pueblo.

–La sorpresa ha sido la convocatoria en plena pandemia. Me parece poco responsable, salvo que se haga porque el gobierno fuera fallido, no acabara de tener la productividad que se esperaba, sin reformas, leyes, transformaciones, regeneraciones, ni presupuestos… No debería ir muy bien porque Ayuso cesó al vicepresidente y a todos los consejeros de Ciudadanos. Hay otra posibilidad, que Ayuso quiera acercarse más a Vox, derechizando más al partido y hacer del PP de Madrid un partido más vinculado a la derecha, a la derecha ultra. Dicho claramente: vincular al PP con Vox. Ha repartido cartas y las vamos a jugar, limpiamente. Nuestra idea es gobernar. Ganamos las anteriores elecciones y no gobernamos. Ya no basta con ganar, ahora va de gobernar, de gobernar en serio.

–Si el 4 de mayo la izquierda tiene mayoría, ¿cuáles serán sus primeras medidas?

–Lo primero buscar consensos y acuerdos para construir mayorías. Hay que aprender a vivir a través de acuerdos, sin imposiciones, porque son la base de la democracia. Al día siguiente empezará la política. Mis prioridades serán luchar contra la pandemia; fomentar la vacunación y la recuperación económica y social; el empleo y la reconstrucción que no deje a nadie atrás. Mi programa no es comunismo frente a fascismo. Mi programa es resolver problemas. ¿Cómo hacerlo? Potenciando los servicios públicos: sanidad, educación y políticas sociales. Entre mis prioridades están impulsar los centros de atención primaria, darles consistencia con más personal, abrir los 37 centros de urgencia cerrados, y trabajar para que los centros escolares no aumenten las ratios para garantizar la calidad y la excelencia. Para mí, Comunidad es igual a servicios públicos.

–Ganó las últimas elecciones. ¿Qué ha hecho mal para que el PSOE deje de ser referente?

–No tengo empacho en ser autocrítico ni estoy disgustado por haber buscado fórmulas de colaboración, porque la urgencia era máxima. Algunos no lo han visto bien y me han criticado. Hay muchas maneras de hacer las cosas bien, porque hay muchas maneras de hacer oposición. Ayudar y colaborar, tiene poca visibilidad. La tiene descalificar, desmarcarse, decir que esto no puede ser de ninguna manera. Hemos hecho oposición apoyando la comisión de investigación de residencias o la de aval Madrid, o contra la ley del suelo. No solo quería ser la oposición al Gobierno de Madrid, quería ser la alternativa y hemos puesto a este Gobierno en evidencia. La buena política es la vinculada a resolver los problemas de la ciudadanía. Eso lo hemos de aprender toda la izquierda y la derecha también.

–Pero, eso no se lleva ni se rentabiliza…

–Ya lo veremos. Hay muchas personas que ven bien que se haga una política de consenso, acuerdo y mesura, pero la moderación tiene mala fama. Ser moderado no es ser tibio ni conservador. No me gusta ni la radicalización ni la confrontación.

–Sin embargo, Pedro Sánchez sí ha entrado en la confrontación contra Ayuso…

–Ayuso ha sido el bastión contra el Gobierno de España. Ha hecho de eso su lema político, una y otra vez. El presidente del Gobierno, y Secretario General del PSOE, entiende que ha de hacer valer sus principios y valores, y lo hace. Está en su derecho. No me gusta la confrontación personal, pero sí confrontar ideas y debatirlas. Por eso, le pido a Ayuso que vaya a los debates a debatir, no a insultar ni a descalificar. Yo no insulto y pido que nadie insulte. Los debates no son para descalificarnos, sino para defender modelos y propuestas.

–Usted dice esto, pero Ayuso le ha ganado la primera batalla, no se habla de la gestión.

–Este es el problema. Se habla de una persona y no de los problemas de Madrid. Se pueden hacer cosas sin necesidad de ser zafio. Quiero hacer cosas diferentes, porque la política no es meterte con tu oponente. Trabajo para que haya otro gobierno, otras políticas y otro presidente para Madrid.

–¿Subirá o no los impuestos? Porque parece que ha entrado en contradicción con los planes del Gobierno de España.

–Se puede matizar todo menos una cosa. Si soy presidente no tocaré los impuestos, no subiré ni un euro a los ciudadanos y ciudadanas de Madrid. Otra cosa es el debate que hay en Europa, con las reformas, con las inversiones. Biden también lo propone en EE UU. El Gobierno de España en el marco europeo debe hablar de estas cosas porque nos jugamos mucho, pero en los dos próximos años en Madrid no se tocarán los impuestos. No es una propuesta contra nadie y cuento con el apoyo del PSM y de Pedro Sánchez. No es una idea mía, es una decisión pensada. ¿Por qué? Porque los ciudadanos han hecho un gran esfuerzo y no hay que pedirles más. Tenemos recursos, gastémoslos bien, orientando bien las prioridades. Necesitamos estos dos años para recuperarnos.

–¿No se ha transmitido un mensaje contradictorio?

–Es contradictorio si se acentúa, subraya, impulsa y se entroniza en portadas. No siento ninguna contradicción. Mi prioridad es resolver problemas con la estabilidad presupuestaria vinculada a la impositiva. Si soy presidente, no subiré los impuestos, comprometo mi palabra. El presidente ha dicho que Gabilondo es el candidato y tiene autonomía para establecer su política fiscal. La mía es estabilidad y no subir.

–¿Hubiera hecho la misma política que Ayuso con respecto a la pandemia? ¿Estarían los bares abiertos, por ejemplo?

–Tenemos formas de ver la política y la sociedad distintas. Hubiera vinculado la pandemia y orientado a las políticas públicas y un concepto de salud pública dotando a los centros de asistencia primaria con recursos y medios. También hubiera dado ayudas directas a quienes les pedíamos esfuerzos. No valen solo las palabras. Propuse que se dieran 80 millones de euros de los fondos de contingencia, y si soy presidente, daré 1.300 millones de euros a las empresas y las pymes para afrontar la situación. La política de zonas básicas de salud ha introducido confusión con medidas poco claras, laxas y cumplimientos poco estrictos. No hubiera cerrado los bares ni la hostelería, como política general, durante la pandemia. Pero hay que tomar medidas más restrictivas para evitar aglomeraciones dando ayudas, y, evitando este efecto llamada a Madrid. ¿Por qué vienen el 5% de los franceses a Madrid? Porque somos permisivos. Tampoco creo en la construcción de nuevos hospitales. Hubiera sido interesante promover los CAP y los centros de urgencia. Y una última cosa, la gestión de las residencias de mayores ha sido tremenda, con dolor y con decisiones y protocolos cuestionables. Defenderé la reactivación de la comisión de investigación tras las elecciones porque tenemos que aclarar y dirimir responsabilidades. Algo se ha hecho mal.

–¿Madrid oculta las cifras reales de contagios?

–Cada tarde se dan las cifras. Lo curioso es que se dan unas cifras y dos días después se dan otras sobre el mismo día, esto introduce confusión y debate sobre el falseamiento de datos. Sin embargo, tenemos silencio sobre otro tipo de enfermedades, víctimas de la desatención como los crónicos, operaciones retrasadas, enfermedades mentales, cáncer…

–Ha dicho que no pactará con Iglesias, pero si la izquierda suma se tendrá que unir. ¿No es una contradicción?

–Madrid necesita un gobierno progresista, centrado –que no de centro–, lo que quiere decir abierto a acuerdos a un lado y otro, sin extremismos. Los radicalismos no resuelven los problemas. El señor Iglesias plantea una lucha contra el fascismo y Ayuso contra el comunismo. Es surrealista con lo que está pasando. No pactaré, ni gobernaré así. El PP de Madrid es muy singular, con respecto a otros PP de España o Europa. Pactaré con quien no sea radical que no busque posiciones extremas. Por ejemplo, es extrema la posición de eliminar la enseñanza concertada. Defiendo la pública con pasión, pero si alguien propone eliminar la concertada tendré problemas serios para conjugar un programa de gobierno.