El oso pone en alerta a los ganaderos de tres comarcas tras salir de la hibernación

Las primeras huellas de oso encontradas esta primavera, al finalizar el periodo de hibernación, han puesto en alerta a los ganaderos de las tres comarcas del Pirineo donde se ha detectado la presencia de la especie (SobrarbeRibagorza y Jacetania). Exigen al Ministerio para la Transición Ecológica y al Gobierno de Aragón gestiones efectivas para afrontar una situación que se agrava cada año por el crecimiento de la población de plantígrados. Las indemnizaciones por daños tras los ataques y las ayudas para prevenirlos (compra de mastines o colocación de pastores eléctricos) no son suficientes, a su entender, y se deberían adoptar otras medidas que favorezca la vigilancia de los rebaños.

Tanto en la comarca de Sobrarbe como en la Jacetania se tiene constancia ya del fin de la hibernación. La semana pasada aparecieron unas huellas en Plan. Las sospechas de los ganaderos apuntan a Goiat, aunque el Gobierno de Aragón no ha confirmado todavía la identidad. También hay constancia de la aparición de un ejemplar en la Jacetania, a través de un avistamiento cerca de Ansó. En este caso se cree que podría tratarse de Neré, ya que la osa Claverina, otra de las habituales de este territorio, no descendido a cotas tan bajas.

«Deducimos que es él, pero no tenemos información precisa, nadie nos dice nada», lamenta Julio Bóscolo, ganadero, veterinario de la ADS y secretario técnico de la Asociación de Criadores de Ovino Ansotano. Entiende que ahora es más difícil conocer el rastro del oso al haberse interrumpido el seguimiento por GPS. Los cuatro collares que quedaban activos dejaron de transmitir: el de Cachou por su fallecimiento, los de Claverina y Sorita al agotarse la batería y el de Goiat porque lo perdió en la comarca aragonesa de la Ribagorza.

El sector vive el final de la hibernación «con mucha preocupación», asegura Bóscolo. Y esta se acrecentará a finales de abril con la suelta de los rebaños, ahora estabulados, en la montaña.

El Gobierno de Aragón está a punto de sacar una nueva convocatoria de ayudas para las zonas oseras, dotada con 500.000 euros. Según Joaquín Solanilla, secretario provincial de UAGA, se ha trasladado al Ministerio una propuesta de todas las organizaciones agrarias de una nueva estrategia con el lobo y el oso. Respecto al paquete de ayudas de la DGA, cree que además de las subvenciones para la compra de mastines y la instalación de vallados y pastores eléctricos, se deberían subvencionar otras infraestructuras que permitan mejorar las condiciones de vida de los ganaderos en la alta montaña, a donde deben trasladarse para vigilar a los rebaños. Cita equipamientos como las casetas para encerrar temporalmente a las reses, si se detecta la cercanía de un oso, o el arreglo de pistas, «para que en lugar de tardar dos horas en subir andando el pastor pueda ir en un vehículo».

Dormir en los puertos

En esta idea insiste Julio Bóscolo. «No podemos obligar a chavales jóvenes a estar tres meses durmiendo en los puertos. Por lo menos deben ayudar a mejorar sus condiciones de vida, que se ven alteradas por la presencia del oso. La administración debe gestionar, no ponerse de espaldas«, añade.

La inquietud es compartida por los alcaldes de las zonas oseras. «En dos semanas empezarán a subir los rebaños y el Gobierno de Aragón tiene que tomar medidas», señala el del Plan, José Serveto. De momento, nadie les ha confirmado si las huellas aparecidas son de Goiat, el ejemplar más depredador del Pirineo, cuya presencia se detectó por primera vez en este valle hace dos años. Se queja de que algunas indemnizaciones por ataques no se cobran, al no aparecer rastros del oso que demuestren que ha sido un animal salvaje.