Aragón se libra por ahora del impacto de la cepa británica del coronavirus pero la presión en las ucis sube

Aragón sigue esquivando el impacto de la variante británica -supone solo uno de cada tres contagios-, mientras que la incidencia en las autonomías limítrofes no deja de crecer y se sitúa alrededor del 90% en Navarra y Cataluña. Un hecho que preocupa a los expertos pues la curva epidemiológica de la Comunidad y la presión en las ucis están volviendo a aumentar producto, principalmente, de la relajación de las restricciones. En este escenario, alertan del riesgo de que esta cepa, que tiene una «mayor capacidad de propagación», pueda expandirse durante la Semana Santa.

Sanidad notificó este viernes 161 nuevos positivos. Una cifra similar a las del resto de la semana, pero que implica un aumento «ligero y constante» de la incidencia acumulada, que a 7 días se sitúa en 68,8 casos por 100.000 habitantes frente a los 60,11 de hace una semana. También crece a 14 días, al pasar de 127,75 a 132,95. «Cuando quitas las medidas de control, los casos empiezan a subir poco a poco», puntualiza el epidemiólogo Nacho de Blas. Asimismo, recalca que si la próxima semana no fuera festiva, se podría esperar más para ver la evolución real de la curva. Sin embargo, el incremento de la movilidad que se prevé podría disparar los contagios, especialmente con las cepas más peligrosas todavía «agazapadas». «La británica aún está esperando su oportunidad y puede que esta expansión se produzca en Semana Santa», alerta.

Actualmente, solo supone el 32,2% de los casos analizados en Aragón, pero se espera que esta cifra siga creciendo en las próximas semanas. Según el último informe del Ministerio de Sanidad, es la Comunidad con menor incidencia, frente a otras como Asturias, donde esta variante ya supone casi la totalidad de los positivos.

Esta situación preocupa especialmente cuando las unidades de cuidados intensivos (uci) todavía registran una alta ocupación, con 55 pacientes afectados por covid, seis más que hace una semana. «La ocupación de las ucis no está disminuyendo al ritmo esperado y sigue siendo muy elevada», puntualiza Jesús Gómez Gardeñes, profesor titular en el Departamento de Física de la Universidad de Zaragoza. Recalca, además, que en las últimas semanas se ha percibido una menor detección de asintomáticos, «vital para evitar la propagación silenciosa del virus y cortar potenciales cadenas de transmisión», situándose por debajo del 45%. Un indicador, incide, que siempre supone una «alerta temprana» de futuras olas.

Se discute ya sobre si estamos inmersos o no en la quinta ola. Para la DGA «es muy pronto» para hablar de ella. Pero menos dudas tiene Enrique Bernal, investigador sénior del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS), colaborador de la OMS y asesor de la Consejería de Sanidad, quien este viernes, en una entrevista en Aragón Radio, se mostró convencido de que «podemos hablar con tranquilidad de una quinta ola» que se espera «menos alta y menos profunda» y se confía en que el sistema de salud tenga más capacidad de absorción de los casos. La vacunación y el aumento de la inmunidad innata (hay 111.000 infectados) dificultan la transmisión del virus.

Bernal alerta de la situación de Zaragoza. «Estamos observando con preocupación el movimiento en Zaragoza ciudad porque, al final, la cantidad de interacciones que se produce entre las personas es mucho mayor». Y cuando hay un puente largo, como Semana Santa, hay movimientos a segundas residencias donde hay poca población y casos. Por ahora las restricciones aplicadas serían suficientes. «Pero la predicción que tenemos a siete días dice que cabría el riesgo de empezar a duplicar los casos a cierto ritmo», reconoce.